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Era sábado y Yoongi se despertó temprano con el sol acariciando suavemente su rostro

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Era sábado y Yoongi se despertó temprano con el sol acariciando suavemente su rostro. Después de tres semanas de trabajo arduo en la banquetera de Hoseok, su día libre se presentaba con una promesa de tranquilidad y alegría. Jungkook había preparado un desayuno especial para él, aunque en realidad Yoongi había hecho los hotcakes temprano en la mañana. La intención era lo que contaba, y ver la carita de Jungkook mientras “decoraba” los hotcakes con esmero hacía que todo valiera la pena.

Jungkook, con su pequeña delantal y una gran sonrisa, servía el desayuno en la mesa mientras hablaba emocionado sobre el día anterior en la escuelita. Contó a Yoongi cómo uno de sus compañeros había cantado una canción divertida, y empezó a cantarla él también, haciendo reír a Yoongi con su entusiasmo infantil.

La mañana transcurría en una burbuja de felicidad y paz hasta que un repiqueteo insistente en la puerta rompió el encanto. Yoongi besó la cabeza de Jungkook y se levantó para abrir. Lo que encontró al otro lado de la puerta lo dejó estupefacto. Cuatro hombres en trajes oscuros estaban allí, uno de ellos con una orden de desalojo en mano.

—¿Qué está pasando? —preguntó Yoongi, con la voz temblorosa.

Uno de los hombres, sin mostrar mucho interés en la situación, le entregó la orden y le explicó que debía desalojar el lugar de inmediato. Yoongi miró los papeles en estado de shock mientras los hombres empezaban a entrar al departamento y mover las cosas como si fuera su casa.

Jungkook, al ver la escena, corrió hacia su padre con los ojos llenos de lágrimas, sin entender completamente la situación pero claramente asustado. Yoongi lo abrazó con fuerza, tratando de calmarlo mientras observaba a los hombres sacar sus pertenencias sin ningún tipo de empatía.

Desesperado, Yoongi agarró su celular y, sabiendo que su red de contactos cercanos era limitada, decidió llamar a Seokjin. Aunque en ese momento, Seokjin estaba a una corta distancia de la casa, el tráfico y otras demoras hicieron que la llegada de Seokjin tomara un poco más de tiempo del esperado.

Mientras tanto, Yoongi trató de mantener la calma, explicándole a Seokjin la situación y pidiendo ayuda inmediata. Seokjin, al escuchar la angustia en la voz de Yoongi, le aseguró que iría lo más pronto posible y le pidió que esperara a que él llegara para evaluar la situación.

Seokjin, al enterarse del problema, intentó contactar a Jimin, pero sus llamadas no fueron respondidas. La angustia aumentó a medida que pasaban las horas, y Seokjin finalmente recibió un mensaje de Jimin.

No tardó mucho en llegar un hombre en traje, con una actitud decidida y profesional. Era Mingyu, el abogado de Jimin. Seokjin lo recibió con un saludo cordial y Mingyu, con una expresión de determinación, se dirigió hacia los hombres que estaban desalojando el apartamento.

—¡Deténganse inmediatamente! —exclamó Mingyu—. Ustedes no tienen el derecho de desalojar a nadie sin una orden judicial válida.

Los hombres se detuvieron y uno de ellos intentó defender su posición diciendo que tenía una orden de desalojo. Mingyu, con un gesto calmado pero firme, sacó una carpeta con documentos y los entregó a los hombres.

[ Somebody Does Love ] - JIMSU ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora