[ Somebody Does Love ] - JIMSU ×

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El día que los hombres invadieron su hogar, el mundo de Yoongi se tambaleó. Aunque la propiedad finalmente fue asegurada y el desalojo frustrado, las secuelas del incidente dejaron una huella profunda en la seguridad y tranquilidad de su pequeño hogar. Desde aquel momento, Jungkook se volvió cada vez más temeroso, especialmente cada vez que alguien tocaba la puerta. La confianza de su hijo en el hogar que compartían se había visto afectada, y Yoongi estaba decidido a restaurarla.

Esa tarde, después de un largo día de intentar poner las cosas en orden, Yoongi se arrodilló al lado de la cama de Jungkook, quien estaba sentado en la alfombra, jugando con algunos bloques de construcción. La luz del atardecer se filtraba a través de la ventana, creando un ambiente cálido y acogedor en la habitación.

Yoongi, con una expresión suave y tranquilizadora, se inclinó hacia Jungkook y le dijo con voz reconfortante:

—Jungkook, sé que has estado asustado últimamente, especialmente cuando alguien toca la puerta. Quiero que sepas que este es nuestro hogar y que nadie puede echarnos. Yo siempre estaré aquí para ti, y nadie entrará sin mi permiso.

Jungkook levantó la mirada hacia su padre, sus grandes ojos llenos de preocupación. A pesar de su corta edad, el pequeño entendía mucho más de lo que a veces se pensaba. Yoongi continuó, con un tono lleno de amor y seguridad:

—Hay cosas que a veces no entenderías porque son cosas de adultos, pero quiero que sepas que haré todo lo posible para protegerte y asegurarte de que estés a salvo. No tienes que preocuparte por nada, solo disfruta de tu tiempo y sigue siendo el niño feliz que eres.

Jungkook dejó los bloques a un lado y se acercó a su padre, abrazándolo con fuerza. A pesar de su miedo, el cariño que sentía por Yoongi era evidente en el gesto. Con un pequeño susurro, Jungkook dijo:

—Te amo, papi.

Yoongi sintió un nudo en la garganta, pero forzó una sonrisa mientras abrazaba a su hijo con ternura. El amor de Jungkook era una fuente de fortaleza para él, y esos momentos de vulnerabilidad le recordaban por qué estaba luchando tan duro para mantener a su familia a salvo y feliz.

—Yo también te amo, Jungkook. Siempre lo haré —respondió Yoongi, apretando a su hijo un poco más.

Los dos se quedaron en silencio por un momento, abrazados en una burbuja de seguridad y amor.

Después de un rato, Jungkook se levantó y volvió a sus bloques de construcción, pero su miedo parecía haberse desvanecido, al menos por un tiempo. Yoongi lo observó con una sonrisa suave, agradecido por el momento de paz y por la oportunidad de reconectar con su hijo en medio de las dificultades.

Mientras preparaban la cena juntos, Yoongi no podía evitar reflexionar sobre lo frágil y hermoso que era el amor que compartían. Aunque enfrentaban desafíos, el amor y la seguridad que se brindaban mutuamente eran más fuertes que cualquier adversidad que pudieran enfrentar.