Capítulo 11: Diez años

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—¿Estás lista?

Skyler observaba a través del ventanal negro. La brisa que anunciaba la llegada del otoño en la ciudad, mecía sus mechones sueltos, y su mirada estaba perdida en algunas mariposas que revoleteaban en el árbol robusto y frondoso que había frente a su habitación.

Unos pasos hicieron eco en la recamara solitaria. Su hermano Brandon se acercó con cautela. Ella desvió la vista del paisaje y la enfocó en él.

—Hola —susurró el castaño, con un tono de voz dulce y paternal. Ella guardó silencio un momento y el colchón se hundió un poco cuando él se sentó a su lado.

—Hola.

—El paso de los años no hace que deje de ser... difícil, ¿No crees?

—Al menos alguien todavía la recuerda.

Él la observó un momento, lanzando un suspiro. Ya sabía el rumbo que tomaría la conversación.

—Sky...

—¿Qué? Solo digo la verdad.

Ella se encogió de hombros, y recostó su cuerpo en el frío colchón. Brandon imitó el gesto. Estando así se acordaba de su infancia, cuando hablaban por horas en su habitación, soñando con mundos irreales, y riendo hasta que les dolía el estómago.

Extrañaba esas cosas.

Él y sus hermanas seguían siendo unidos pero el brillo en sus miradas se había desvanecido, no era el mismo. Muchas veces sentía que fingían, su felicidad no era del todo autentica, una parte de sus corazones yacía rota, mientras la otra luchaba por sacarla a flote.

—Sabes que no es así...

—Como si fuera cierto.

Ese día, se conmemoraban diez años desde la muerte de su madre, un veintitrés de septiembre que, a su vez, era su fecha de cumpleaños. Diez años atrás donde atravesaba su más difícil, y último, año de vida.

Skyler entornó los ojos, sintiéndose irritada. Brandon siempre defendía a su padre, trataba de convencerla de lo mucho que los quería, de que extrañaba a su madre como el primer día y que a pesar de la distancia, siempre los llevaba su corazón. Para él era más fácil, Nicolás Bright siempre tuvo una relación más cercana con su hijo hombre. Tenían una especie de complicidad que a ella le parecía absurda.

Si los amaba «¿Por qué era tan ciego para ver cómo era realmente su esposa? ¿Por qué anteponía los intereses de una mujer, antes que los de sus hijos?»

Lo único que su padre aún conservaba era la ingenuidad, eso estaba más que claro. No recordaba cuándo había sido la última vez que pudo sostener una conversación con él sin terminar discutiendo. En su mente, la palabra «estorbo» era lo único que daba respuesta a esas preguntas.

Para su padre eran un estorbo, un impedimento a poder conllevar una relación estable con su esposa Winnie.

Los recuerdos empezaron a llegar a su mente, sintió un sabor amargo en su boca. Lo único que le alegraba de residir en el internado era que ya no debían soportar el infierno que era vivir con aquella maltratadora y abusadora mujer.

La odiaba tanto que temía que, si las cosas seguían así, tarde o temprano terminaría odiándolo a él también.

—Él nos quiere, y el recuerdo de mamá sigue intacto en su vida. Es sólo que...
—su hermano hizo una pausa, pensando en las palabras correctas para hablarle. Sabía que debía ser cauteloso, Skyler siempre estaba a la defensiva cuando de su progenitor se trataba.

—Es solo qué empezó a pensar más con la cabeza equivocada. Esa mujer ni siquiera lo ama, nosotros lo sabemos más que nadie.

—Sí, nosotros, pero él no. Si sigues atacando a Winnie, él seguirá convencido de que por el bien de su relación debe mantenernos lejos.

Cuando la muerte sea solo un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora