Skyler se encontraba sola en su habitación, planteándose si debía hacer o no lo que tanto estuvo pensando. Se levantó con detenimiento de la cama y se tomó el medicamento, luego sus ojos se concentraron en examinar el morral que tenía colgado junto al armario.
Repiqueteó la mesita de noche y en un impulso, tomó el bolso, sacando de su interior el peluche de jirafa. El mencionado por Camille y que le había hecho reconsiderar que, después de todo, tal vez era momento de aceptar por completo el pasado. Nunca olvidaría a su madre y el dolor de haberla perdido seguiría guardado en el interior de su corazón, por lo tanto, evadir la presencia del muñeco solo sería pretender engañarse a sí misma y a sus emociones.
Al sacar el peluche del interior del morral, se aferró a él como si fuera su mayor consuelo. Se dejó caer sobre la colcha y no pudo reprimir las lágrimas que en muchas ocasiones contuvo, procurando demostrar que era alguien fuerte. Era solo una joven quien dentro de poco comenzaría la vida adulta... o quizá no.
Prefirió despejar su mente de cualquier mal pensamiento, no quería sentir miedo. Se limitó a abrazar al peluche, sintiendo con eso que era su madre la que se encontraba en el lugar de aquel juguete infantil. Lo imagino de ese modo, buscando darle serenidad a su lastimada niña interior.
De repente, sus ojos se fueron cerrando, envolviéndola en una ola de recuerdos felices que jamás volverían a ser.
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Era día de clase de gimnasia, el suplicio para Skyler y la dicha para la mayoría de sus compañeros que gozaban de espectaculares habilidades motrices.
Su mejor amiga se sentó a su lado, mientras que en la cancha sus hermanos, Logan y los demás, jugaban un partido de soccer improvisado.
—No puedo creer que en menos de un mes terminaremos la etapa de estudiantes de instituto —pronunció la rubia, conectando su mirada con la de ella y después dirigiéndola a sus compañeros—. Ni siquiera he decidido a qué universidad iré o lo que estudiaré.
—Es difícil la vida después de la escuela —atinó en declarar, sin despegar la mirada de la cancha.
Theo provocó que Logan se cayera, pero rápidamente se levantó, elevando la mano y saludándola. Skyler sonrió y Alai la codeó de manera traviesa al verla sonreír.
—Iniciamos el año siendo solteras enamoradas anónimas y lo terminamos en una relación estable. Eso es un verdadero glow up.
—Estás loca —contestó, apretujando el cachete de su amiga.
—Aun así, me elegiste como mejor amiga, en ese caso, ¿Cuál de las dos lo es más?
Se mostró reflexiva por un momento.
—Tienes razón, yo por haberte escogido así chiflada —expuso su conclusión, causando que Alai se quejara y riera a la vez.
El profesor Gallagher retornó a la cancha, tocando su silbato con gran potencia. Los chicos dejaron de jugar y ella se levantó de las gradas, se ató la chaqueta del uniforme en la cadera y terminó de acercarse al centro, donde el hombre los esperaba.
—Como es del conocimiento de todos, ustedes terminan su etapa en el internado este mes. Falta poco para que el ciclo escolar acabe y por tardar la próxima semana debo tener sus calificaciones finales. —La mirada severa de Gallagher escrutaba a cada uno de los adolescentes—. La mayoría de este curso tiene prácticamente aprobada la asignatura, pero hay algunos estudiantes que por su paupérrimo desempeño se encuentran con el pie más en el reprobado que en el aprobado.
Skyler tuvo el presentimiento de que ella era parte de aquellos estudiantes de los que el profesor hacía énfasis y cuando la miró directamente, lo comprobó.

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Cuando la muerte sea solo un sueño
Novela Juvenil«En ocasiones los hechos del pasado pesan más que las ilusiones de un futuro mejor». Esa era la frase que se repetía constantemente en los pensamientos de Logan Benedetti. Un chico obstinado, e ininteligible. Una secuencia de hechos dolorosos había...