—¿En serio quieres hacerlo?
—preguntó Logan cauteloso—. Puedo detenerme si lo deseas.—No, sigue —respondió Skyler, aferrando sus manos sobre la espalda de él—. No voy a cancelar la cena, sería muy grosero de mi parte.
—Pero ellas entenderían que surgió una emergencia, no tienes que...
—Estoy bien, Logan. Sé que se viene una época bastante complicada para mi familia, pero no por eso voy a dejar de vivir mi vida.
Ya había hecho eso de pausar su vida por culpa de lo que ocurría en su casa. No disfrutó de una infancia o juventud sin preocupaciones, al contrario, prefirió enclaustrarse en un internado con tal de no soportar lo que era estar ahí. Por eso, a esas alturas lo único que le interesaba era recobrar el rumbo y sentirse satisfecha con todas y cada una de sus decisiones.
—Me parece perfecto —contestó el joven, esbozando una sonrisa que ella desde su posición claramente no vería.
Llegaron a su destino y Skyler reparó con su mirada el vecindario, tan opuesto al suyo. La calle estaba adornada por niños jugueteando y de algunas casas se desprendía el sonido de música fuerte. Logan recibió su casco y la guio hacia la entrada de su hogar. La puerta se hallaba entreabierta y le indicó que siguiera caminando detrás de él.
Se sorprendieron cuando vieron que además de la familia de Logan, Carola, Annie y la pequeña Lizzy los acompañaban.
—¡Príncipe! ¡Chica cielo! —gritó la niña corriendo en dirección a ellos—. Mamá y la pequeña Lizzy fueron a visitarme hoy, ha sido un grandioso día.
Annie los abrazó por la cintura. Skyler se inclinó y acarició su cabeza.
—Nos alegra mucho eso, Annie. Iríamos a visitarte mañana en casa de los Henderson, no creas que te habíamos olvidado —aclaró, antes de que Annie se hiciera ideas erróneas sobre la ausencia física de ambos. La aludida asintió emocionada.
Logan le besó el pómulo y su primita Rachel repitió la acción de Annie, acercándoseles.
—¿Tú eres la spiderchica, cierto? ¿Hoy sí vamos a soliciar? —Logan frunció el ceño, tomando a su primita por el hombro.
—Claro que sí, linda —replicó ella, tocándole la punta de la nariz.
Su nonna rio y le explicó a una confundida Darla el lenguaje revuelto e incorrecto que estaba aprendiendo su hija.
Skyler terminó por saludar a todas las demás presentes, hasta ubicarse frente a la tía de Benedetti, quien era la única que no había tenido oportunidad de conocer personalmente con anterioridad.
La mujer lucía joven y atractiva, con pecas como las pocas que había detectado ella en el rostro de su compañero, ojos achinados y piel trigueña. Su cabello ondeado estaba atado en una coleta engominada. Le transmitía una energía pura y autentica.
—Con que tú eres la famosa Skyler
—empezó a decir Darla, apreciando cada detalle en ella. Se sintió levemente abochornada al estar bajo escrutinio ajeno.—Bueno, sinceramente no sé a qué se atribuye mi fama, pero espero que sea a buenas cosas —comentó, con una sonrisa afable plasmada en su rostro.
—Créeme que sí. Es un placer conocerte. —Estrecharon sus manos de manera formal y cuando la presentación terminó, Logan tomó la palabra.
—Hay algo que me tiene confundido. —Se movió de su lugar liberando el camino porque Rachel pasó corriendo por su lado hacia las habitaciones, con Annie siguiéndole el paso—. ¿Ustedes dos desde cuándo se hablan?
—cuestionó, refiriéndose a su tía y a Carola.
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Cuando la muerte sea solo un sueño
Teen Fiction«En ocasiones los hechos del pasado pesan más que las ilusiones de un futuro mejor». Esa era la frase que se repetía constantemente en los pensamientos de Logan Benedetti. Un chico obstinado, e ininteligible. Una secuencia de hechos dolorosos había...