Capítulo 34: El lado gris y a color de un corazón

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—¿Tú ayudando en la cocina? ¿Acaso has sido iluminada por una luz celestial? —se mofó Camille, adentrándose a la cocina en compañía de Brandon.

Mechi prosiguió cubriendo de harina el pollo que habían dejado marinando la noche anterior, mientras que Skyler cortaba unas rodajas de ajo.

—¿De qué hablas? Cuando éramos niños yo solía ser la que mayormente ayudaba a mamá en la cocina, ustedes eran unos holgazanes —rebatió ella, terminando con la última porción de ajo—. ¿Qué más hago, Mechi?

—Pon los ajos en la cazuela para que se vayan friendo —contestó la mujer.

Brandon abrió la nevera, sirvió jugo de naranja para él y para Camille.

—¿Qué están preparando para la cena? —cuestionó su mellizo, dándole un sorbo a su bebida.

Pollo all cacciatora —informó Mechi, lavándose las manos.

—¿Y de postre? —continuó Camille con la serie de preguntas.

—Tiramisú, acabo de verlo en la nevera —se anticipó en responder su hermano.

—¡Qué delicia!

—¿Cierto que sí? —preguntó Skyler, animada.

Ellos asintieron.

—Va a ser una gran cena, señorita Skyler. De eso no le quepa duda
—aseguró Mechi, aumentando el anhelo que tenía porque ya fuera la hora de la comida.

—Necesito que me ayuden a preparar otra cena así de grandiosa como esta —expresó Brandon, mostrándose reflexivo.

—¿Una cena? ¿Para quién?
—la pregunta de Camille causó que señales de alerta se instalaran en los pensamientos de Skyler.

—No nos digas que vas a volver con la Judas de Reb...

No pudo formular su oración completa, su mellizo negó inmediatamente.

—Por supuesto que no, es para Alai. Su padre intentó contactarla y se ha sentido muy mal, dice que no sabe qué hacer con respecto a su futuro hermano. Quiero darle una sorpresa, para motivarla y bueno, tal vez pedirle que sea mi novia...

Camille y Skyler gritaron como locas al escuchar la declaración de su hermano, Mechi se sobresaltó en su lugar y luego sonrió.

—¡Eso es lo mejor que podrías hacer! —manifestó Cam, acercándose a abrazarlo.

Skyler se untó la mano con harina y se la restregó en el rostro a él.

—Eres justo lo que Alai necesita en estos momentos —ratificó, riendo al ver lo blanca que había quedado la cara del muchacho.

—Soy el monstruo de la harina, ¡Y voy tras de ustedes! —recitó Brandon con voz gruesa y graciosa, cubriendo sus manos también de harina.

—¡No! ¡No se te ocurra ensuciarme! ¡Ensúciala a ella! —advirtió Camille, tomando distancia.

—¡Dije voy tras de ustedes!

Sus hermanas tomaron eso como señal para salir corriendo, entre risas, de la cocina. Rememorando juegos absurdos, pero reconfortantes, de su infancia.

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—¡¿Dónde está mi tacón?! —Skyler bajó gritando por las escaleras, en busca de la pareja de su tacón negro.

Su cabello, maquillaje y vestimenta ya estaba totalmente hecha, lo único que le faltaba era su zapato extraviado.

—Papá no ha llegado —comentó Camille, ignorando su pregunta.

Cuando la muerte sea solo un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora