—¿Quieres más agua? —cuestionó Alai, mirando al hermano de su amiga con dulzura.
—¿Y tú, Ian? —continuó hablando Skyler.
—Creo que ya hemos tomado suficiente —bromeó Brandon, recordando la botella completa de agua que ya había bebido cada uno, por la insistencia de ambas—. Estamos bien, chicas, el partido ya pronto acabará y el marcador indica que ganaremos.
El instituto Atlantis iba 20 puntos atrás de ellos, esto gracias a las canastas de 2 y 3 puntos anotadas principalmente por los dos. El equipo se había sincronizado perfectamente ese día, lo que les permitió llevar con facilidad la delantera.
—Sí, ya sabemos que lo han hecho bastante bien, pero no hay que subestimar al oponente. Aún queda medio juego —habló Camille, quien se encontraba sentada en el escalón inferior de las gradas.
—Oh gracias por tu motivación, mujer. Nunca habían expresado tanta fe en nosotros —replicó Ian, entornando los ojos.
—Yo solo decía —musitó de vuelta la joven, sonriendo socarronamente.
—¿Y dónde está Becca? La escuché gritar durante todo el partido y ahora que estoy fuera de la cancha, ¿Se desaparece? ¡Insólito! —Alai desvió su mirada de Brandon, acongojándose por recordar a la mencionada.
—No sé, ni me interesa saber dónde estará esa piernas de fideos —alegó Skyler, molestándose al recordar lo preguntona que estuvo su cuñada al escuchar la conversación privada que mantenía con su mejor amiga.
¡Por culpa de ella se atrevió a besar a Logan!
Además, como solía pensar frecuentemente, había algo en Becca que nunca le terminó de agradar. Le daba un aire a Winnie versión 2.0 en miniatura.
Ian se rio debido al comentario, causando que Brandon le propinara un puñetazo en el hombro.
—Se llama Rebecca, no piernas de fideos —pronunció su hermano, lanzándole una mirada molesta.
Ella se encogió de hombros, restándole importancia a su enojo. El tiempo de descanso de los chicos se dio por terminado y tuvieron que volver a la cancha para reanudar el juego.
Camille se encaminó hacia su compañera Gretel, trayendo ambas los carteles que habían realizado en el internado.
—¡Por poco y lo olvido! No los hemos hecho en vano, eh —informó la castaña, tendiéndole un cartel a cada uno—. ¡Águilas de Veser, águilas de Veser! —vociferó su hermana con un tono de voz bastante elevada, incitándolos a imitarla.
Ondearon los carteles, mientras repetían la frase.
—Quiero ir al baño —le susurró Alai al oído, mientras ambas sostenían los carteles en lo alto.
—Te acompaño.
Logan las observó de soslayo, preguntándose a dónde irían. Ella enarcó una ceja en su dirección, sin explicar nada.
Como pudieron, se hicieron paso entre el tumulto de espectadores del partido, llegando por fin a la puerta de entrada al gimnasio.
—Dios, afuera se siente tanta tranquilidad —mencionó la rubia, viendo la soledad y silencio imperturbable que albergaba el campo exterior.
—Un campamento lleno de adolescentes de ocho instituciones distintas, lo que menos tendrá es calma —contestó, arrugando la nariz. —¿Irás a la habitación o a los baños colectivos?
—Colectivos, son más cerca y estoy a punto de explotar.
Ya estaban a pocos pasos de llegar.
—Bien, te espero a... —sus palabras quedaron atascadas en su garganta al ver aquella sorprendente escena—. ¿Es lo que creo que es?

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Cuando la muerte sea solo un sueño
Teen Fiction«En ocasiones los hechos del pasado pesan más que las ilusiones de un futuro mejor». Esa era la frase que se repetía constantemente en los pensamientos de Logan Benedetti. Un chico obstinado, e ininteligible. Una secuencia de hechos dolorosos había...