Capítulo 12: Simplemente personas

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El cielo estaba adornado con radiantes y numerosas estrellas esa noche; su mirada recorría cada una con detenimiento, pensando en lo hermosos que eran aquellos cuerpos celestes y lo lejanos que se percibían ante sus ojos.

La música clásica elegida por su padre y colegas retumbaba tenuemente en el patio trasero de su casa, y una leve barrera de humo se desprendía de la parrilla, originando que su nariz se hostigara de vez en cuando. Los adultos se encontraban conversando animadamente a una distancia prudente, incluyendo a Mechi que había sido autorizada por Nicolás para que se sentara junto a ellos, como una invitada más. Y la carne sobre la parrilla comenzaba a emanar un olor exquisito, anunciando que pronto estaría lista para el consumo.

Alai apareció de nuevo en su campo visual, acompañada de Fabricio y sosteniendo una lata de cerveza.

—Una parrillada sin cerveza, no es parrillada —se justificó la rubia, tomando asiento en una de las sillas plegables que se hallaban libres junto a ella.

Fabricio prefirió sentarse en el césped, quedando frente a ellas.

—Papá me desheredará si se entera que permití que su niñita ingiera alcohol —mencionó el hermano de Alai, negando con la cabeza y dándole un trago a la cerveza que él también consumía.

Alai se encogió de hombros y le dio otro sorbo a la bebida, expresando el gusto que le provocaba su sabor.

—¿Quieres? —preguntó la rubia, extendiendo el envase en dirección de ella. Skyler lo pensó un momento y finalizó accediendo.

Tomó la lata y le dio un trago rápido.

—¿Cómo te ha ido en la universidad? —inquirió dirigiendo su mirada a Fabricio, hace meses que no le veía.

El hermano de su mejor amiga era muy agradable y un chico muy educado para su edad. Parecía un señor cuarentón encarcelado en un cuerpo joven. Era amante de la filosofía y letras —carrera que decidió estudiar hace más de un año, tras finalizar el liceo—, y por lo tanto, una persona culta con la que se podía entablar con facilidad conversaciones enriquecedoras.

—Excelente, este año se inaugurará el Congreso Nacional de Filosofía y estaremos presentando algunas ponencias en la capital.

Wo, suena espectacular —contestó Skyler, emocionada por el evento.

—Será una experiencia fenomenal, aunque admito que hablar frente a otros filósofos con gran trayectoria y centenares de personas, resulta algo angustiante —habló Fabricio, evidenciando terror en su expresión facial.

—Lo bueno es que a ti te encantan los retos —agregó Alai, guiñándole un ojo a su hermano.

—Me atraen como un imán
—respondió él, secundando la afirmación de la rubia.

Camille y Brandon fueron los próximos en aparecer, acompañados de Christian y unos pasos atrás de ellos, Logan.

El último se sentía algo incómodo por estar en casa de uno de los mejores amigos de Marcelo. Sin embargo, Christian y sus padres habían insistido en que los acompañara a la parrillada, puesto que hacía semanas no los visitaba.

—Eh, reviviendo viejos tiempos
—dijo Christian, con una amplia sonrisa, saludando a cada uno.

—Si mal no recuerdo, Benedetti no formaba parte de esos viejos tiempos
—comentó con desinterés Brandon, observando de soslayo a Logan.

Skyler frunció el ceño, confundida por la actitud de su hermano.

—No seas grosero, Brandon —se inmiscuyó Camille, reprochándole con la mirada.

Cuando la muerte sea solo un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora