Logan se despertó de repente, a causa del extraño sueño que no le permitió seguir durmiendo plácidamente. Todo inició de una manera normal, él y Skyler juntos y felices. No obstante, esas imágenes empezaron a distorsionarse y cuando menos lo esperó, Skyler comenzó a caminar cada vez más y más lejos de él. Un camino enrevesado, lleno de oscuridad e incertidumbre era lo único que lo separaba de su adorada chica cielo.
Cuando creyó estar de vuelta junto a ella, se lanzó. Desapareció. Un inmenso océano se llevó consigo todo lo que Skyler era. Un grito impotente brotó de su garganta al no poder salvarla y ahí fue cuando abrió sus ojos, para toparse con la ensombrecida madrugada.
Eran alrededor de las tres y media, Theo y Christian continuaban dormidos, algo que agradecía. No quería despertarlos ni que supieran que había tenido una pesadilla.
Se frotó los ojos, mientras su respiración se iba apaciguando y prefirió salir a fumar un cigarro, en lugar de seguir en el encierro de la habitación.
El hotel donde se estaban hospedando contaba con una sala de juegos en la planta superior, la cual tenía una salida que daba paso a una terraza amplia y amoblada.
Se calzó los zapatos, tomó su cajetilla de cigarros, una chaqueta y salió con sigilo del dormitorio. Aunque a esa hora casi todos dormían, los empleados y algunos pocos huéspedes que llegaban a pedir sus habitaciones o volvían de alguna salida, le daban vivacidad al ambiente.
En medio de su aventura rumbo a la terraza, se preguntaba si ese sueño era producto de sus preocupaciones o el indicio de que sus sospechas acerca de la salud de Skyler eran ciertas. No solía ser una persona de creencias de ese tipo, pero en este punto, dudaba de absolutamente todo lo que lo rodeaba.
Una pareja iba saliendo de la sala de juegos, siguiendo los pasos de una empleada que llevaba un carrito cargado de vasos usados y botellas vacías.
—Hola —saludó a la empleada, al momento en que se adentraba a la sala.
—Hola, caballero. Le informo que la sala de juegos se encuentra inhabilitada ya. Puede permanecer aquí o en la terraza, pero los juegos no están disponibles a esta hora —habló la mujer, deteniéndose frente a él.
—No jugaré, estaré solo un rato aquí. —Le enseñó la caja de cigarros.
—Oh entiendo.
Fue lo último que dijo ella, marchándose y dejándolo solo. Encendió el primer cigarro, contemplando el cielo y las calles de Venecia. Después, ya se hallaba encendiendo el segundo. El clima parecía estar a punto de arremeter contra ellos, puesto que unos relámpagos empezaron a adornar el cielo y a los pocos instantes gotas de lluvia descendieron, estampándose en su cuerpo.
Escuchó el sonido de una silla siendo arrastrada, así que se asomó en la sala, pretendiendo ver quién estaba allí.
—Skyler... —sonrió de manera instintiva, al verla sentada frente a una mesa, con su libreta en mano.
Ella levantó la mirada, sorprendiéndose de verlo a esa hora y en sus mismas circunstancias. Exceptuando que Skyler escribía y no fumaba.
Logan se acercó, envolviéndola en un abrazo de necesidad. Aún conservaba el cigarro encendido entre sus dedos, así que tuvo precaución de no quemarla con él.
—¿Qué haces despierto a esta hora?
—inquirió Skyler, cuando disolvieron la cercanía. El chico se sentó a su lado.—Más bien qué haces tú despierta a esta hora, ¿Te sientes mal? ¿No puedes dormir? —la examinó con la mirada, buscando cualquier rastro de duda o nerviosismo en ella.
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Cuando la muerte sea solo un sueño
Ficção Adolescente«En ocasiones los hechos del pasado pesan más que las ilusiones de un futuro mejor». Esa era la frase que se repetía constantemente en los pensamientos de Logan Benedetti. Un chico obstinado, e ininteligible. Una secuencia de hechos dolorosos había...