Se podía ver a un rubio Omega, sentado en una silla con ruedas que habían inventado recientemente los lugareños de su territorio. Habían mencionado que es fácil de llevar a lugares en el exterior o interior y, hasta ahora, Lucifer puede dar su positiva afirmación de que cumple con lo que dicen.
La carta que había llegado hace una semana ha sido dada a Zestial para que avisará al resto de pueblos en los sectores de su amplio territorio. Todos habían agradecido a su señor y le enviaron la silla anteriormente mencionada como muestra de agradecimiento y apreciación por cuidarlos de muchas maneras. Lucifer había estado preparando un pequeño pañuelo bordado para su hija, ya que pronto ella vendría de visita a su territorio.
Actualmente se encuentra en la biblioteca, llevando a cabo la tarea de hacer un pañuelo con bordado de patitos.
— Luci, ¿Dónde puedo encontrar el libro de "Peonias en primavera"? El libro que mencionaste la última vez.
Lucifer dejó de bordar, mirando al alfa castaño que aparece siempre que finalmente encuentra un momento de paz para él. Dónde finalmente puede pensar un poco, libre de toda interrupción o de la perfecta labia que Alastor posee. Pero desafortunadamente, Alastor lo encuentra a dónde sea que vaya. Suspiró, señalando un estante.
— El que tiene cubierta azul con bordes dorados.
— Gracias cariño. — caminó tranquilamente hasta el lugar señalado y busca el libro que coincide con la descripción.
Lucifer había comenzado a bordar nuevamente, esperando a que el alfa se retirara como las muchas veces que ha ido a la biblioteca. Buscando un momento para tener una larga conversación sobre cosas que no tienen ningún sentido, pero que son entretenidas para el Omega. Pláticas que no llegan a ningún lugar ya que terminan por alguna insinuación del alfa. Y hoy, parece ser uno de los tantos días en que Alastor E. Haworth quiere hacer su rutina normal.
Lucifer miró de reojo a Alastor, pues este lleva un rato en silencio. Y eso es extraño, ya que del mes que llevan bajo el mismo techo ha demostrado ser alguien parlanchín, con un humor bastante refinado.
¿Será que el libro si le gustó?
Una gota de sudor se deslizó por su sien.
— ¿Al? — alzó la mirada, mirando directamente al alfa.
— ¿Sí, querido?
Ambos se vieron en silencio, inspeccionando al otro.
"¿Tengo algo en el rostro?"
Alfa y Omega y se quedaron inmersos en la mirada del otro, observando cada expresión, cada detalle por muy pequeño que fuese. ¿Es extraño que Alastor encuentre encantador a alguien mucho mayor que él? Pues esa atracción que siente es peculiar, su instinto no ha influido demasiado con sus acercamientos con Lucifer.
El rubio Omega sonrió, dejando de lado el bordado se puso de pie.
— ¿Es interesante el libro?
Habia comenzado a caminar a los estantes de su biblioteca personal, tocando varios libros de pastas doradas y letras plateadas. Las hojas que dejan su olor cada vez que son son hojeados, su aroma es tan adictivo que ama leerlos nuevamente, solo para sentir la alegría y nostalgia. Cómodo, esa es la palabra perfecta para describir como se siente cada vez que abre uno de sus tantos libros, siendo todos sus favoritos. Su aroma de manzanas y rosas bailaban a su alrededor, mostrando lo contento que se sentía que alguien más pudiera apreciar sus favoritos.
Alastor miró a Lucifer, la indefinida silueta oculta debajo de esas holgadas prendas que le fastidian. El aroma rosal le provocaba un leve cosquilleo en la nariz, la manzana dulce que le incita querer morderla. La diversidad de emociones que es capaz de percibir de Lucifer es fascinante, fue como encontrar una nueva estrella, una que probablemente sea como las demás pero para él es la más bella y mágica que no tiene comparación ni con la Osa mayor. Carraspeó, sus propias feromonas de sándalo habían comenzado a salir por un desliz.
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El novio de mi hija. [RadioApple]
FanfictionCharlotte lleva a casa a su novio Alastor para presentarlo a su padre, a quien no le cae bien al principio. Pero por algunas situaciones del primer encuentro empieza a simpatizar con él. Y por alguna razón empiezan a vivir juntos. Charlotte está lej...