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Noche del baile de Debut.

Jueves 26 de julio del año xxxx, 7:37 PM.

Lucifer estaba entrando al salón, dónde todos estaban ya en espera para ir a la mansión de Gabriel Magne. El hermano mayor de Lucifer, un alfa de la familia ducal Magne. Una de las contribuyentes de la fundación del gran Imperio, ellos son los únicos que pueden librarse de los castigos o impuestos que el emperador cobra dos veces al año, siendo una gran cantidad de oro exorbitante. ¡Es sorprendente que los plebeyos de los territorios continúen vivos! Puesto que el dinero para ejercer una vida digna para los de clase baja es imposible, ya que los nobles recaudan fondos para gastarlo todo en lujos. Volviendo a los residentes en la mansión de la capital de la familia Morningstar, las personas estaban a la espera del rubio que todavía no había bajado de su habitación.

Todos yacían delante de la entrada, ahí donde cierto castaño se veía como siempre - sonriendo, como si no lo hubieran rechazado la noche anterior - e ignorando deliberadamente la mirada de Lucifer que bajaba por las escaleras con un peculiar traje de pantalón blanco, sombrero de copa, un chaleco a rayas de rojo y blanco junto a una pajarita roja. Un bastón con dibujos de manzanas tallados alrededor de lo que podría ser un mango, una peculiar gargantilla de oro y una mini corona de oro en medio de su cabello. Suspiró.

— ¿Están todos listos? — preguntó Goetia.

Lucifer asintió con una pequeña sonrisa, tratando de ocultar su tristeza.

Sus ojos viajaban por el resto del lugar, tratando de encontrar rastro de su unigénita, la misma que no se ve por ninguna parte. Nuevamente volvió a ver a Alastor, quién seguía con la mirada clavada en el suelo, tenía un pequeño ceño fruncido que lo hacía ver muy atractivo, pero a Lucifer solo le causaba dolor en el corazón por saber que se encuentra de esa forma por su culpa.

Caminó hacia Belcebú para que ella fuera la que lo escoltara pero, alguien más tomó su mano antes de que la alfa pudiera sostener la otra que había sido extendida.

Alastor fue la persona que sostuvo su mano casi desesperadamente. — Irás conmigo.

El corazón de Lucifer se estremeció cuando fue atraído hacia el menor con cuidado y gentileza. Esa misma que le golpeó con fuerza en el rostro cuando percibió casi una milésima parte de su aroma, el sándalo se podía percibir pasado de tiempo... Como si hubiera recibido una lluvia torrencial y había comenzado a pudrirse. Alastor estaba fallando en ocultar su tristeza cuando eso jamás había sucedido antes. Tuvo un espasmo cuando Alastor evitó su mirada, pero aun así lo ayudó a subir al carruaje, una de sus manos sostenían su cintura para evitar que se resbalara y cayera...

"Lucifer..."

Puede que sus ojos no se encontraron en ese momento, en ese momento en que sus corazones se encontraban heridos y afligidos, pero el alivio para ambos es sostener sus manos y saber que aun son cercanos. Ambos veían a diferentes direcciones, pero sus manos aún continuaban entrelazadas pese a la necedad de ambos para arreglar las cosas. Lucifer se sintió cohibido cuando Alastor era reacio para volverse a ver su rostro. Sus dedos se movieron torpemente sobre los del otro, acariciando el pulgar del otro. Su nerviosismo es palpable, pues sus feromonas desbordan el carruaje, y con sus nervios... Los malos pensamientos.

Bajó la mirada.

Es mi culpa.

— L-luci...

Ante el suave llamado del castaño, Lucifer se acercó como un rayo al otro. ¿A quién le importa si se ve desesperado? Él busca el perdón de su alfa, y eso es más importante que su vergüenza. Alastor tenía los ojos cerrados, justo cuando el omega se acercó tanto a su rostro que podía sentir su aliento contra su mejilla. Pero aún cuando Haworth fue el primero en querer establecer una conversación, en ningún momento estableció contacto visual. El corazón de Alastor temblaba, vacilante, queriendo verlo pero a la vez no, podía sentir como Lucifer se sentía ante su negación. Pero es que él aún lucha por resistirse contra sí mismo.

El novio de mi hija. [RadioApple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora