Lineas paralelas

1. Sótano

Abro los ojos lentamente, después de tener sexo siempre me da sueño y hambre, hoy no es la excepción. Me muevo lentamente debajo de las sabanas con cuidado para no incomodarte ya que sueles estar boca abajo recuperando la respiración, después casi sin pensarlo te levantas y me ves, sonriendo con los ojos iluminados.

-¿Quieres comida china?- dices mientras tomas tu camisa y tu celular para llamar a nuestro restaurante favorito, asiento mientras cierro los ojos con una sonrisa plasmada en mi cara, cuando los abro ya no estás en el cuarto lo más seguro es que estés buscando una película para ver.

A pesar de que mi cuerpo me pesa por el cansancio me paro para cambiarme utilizo una de tus playeras y un pantalón roto que cuesta poner por los mismo hoyos, maldigo en voz baja mientras veo como mi pie sale por donde no debería.

Salgo a nuestra sala y te veo parado en la mitad del cuarto poniendo Harry Potter, me acerco lentamente a ti y sonríes cuando te abrazo por la espalda, después me señalas el sillón y yo me recargo en él abro la boca para decir que te sientes a mi lado cuando tu teléfono suena, ves el nombre en la pantalla y enseguida ingresas al cuarto de donde hemos venido.

·Que no sea tu madre· me descubro pensando instantáneamente aunque razones no me faltan, tu madre más que ser una persona es una bruja acosándonos a cada paso con la misma pregunta ¿Aun te casaras con ella? ¿Con todo lo que te ha hecho pasar? resoplo molesta ante los recuerdos, intento pensar que soy una buena persona, lo suficientemente buena como para estar contigo al menos es lo que dice mi psicólogo que ayudara.

-Quiere que vayamos a cenar mañana- exclamas tan pronto ingresas a la sala, una mueca se hace presente en mi rostro, vaya manera de joder la noche de sexo y películas de parte de tu madre.

-¿Y tú quieres hacerlo?- me muevo para estar más cerca tuyo, recargas tu mano en mi cabeza y yo volteo a verte, albergo aun la esperanza de que digas que no y que al igual que los malos momentos de nuestro pasado se vayan al sótano de nuestra mente; sin embargo te veo suspirar y se tu respuesta mucho antes de que abras la boca.

-Es mi madre Lorenna, sé que su relación no va bien pero...- sonrió sínicamente pero muevo la cabeza para que continúes -vamos a ir y pondremos nuestras mejores caras y después iremos al cine- sonríes y es imposible para mi decirte que no como siempre, así que asiento mientras te acercas a besarme con cuidado como si temieras mi reacción.

Veinte minutos más tarde nos entregan la comida y pones la película comemos sin decir nada, pero no puedo evitar imaginarnos lejos de tu madre y de los reproches que no nos dejan olvidar, hay veces que me gustaría verla muerta.