2. Dulce

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Canto la última estrofa de Still with you y salgo enredada en mi toalla hacia nuestro cuarto, me detengo unos minutos frente al espejo pensando en la mejor opción para no dar a conocer mi fastidio por tener que estar en ese lugar, cuando tengo la respuesta sonrió levemente.

Tomo la prenda del closet y me visto rápidamente, me miro al espejo llevo el vestido rosa que me regalo tu padre antes de fallecer, aunque el color nunca ha sido de mi agrado es algo que significa mucho para mí, él siempre fue una buena persona conmigo me abrazo inclusive cuando me equivoque y su ausencia nos sigue lastimando, de repente me dan ganas de tumbarme en la cama y llorar hasta que me sienta más despejada en cambio me siento en el tocador y me plancho el cabello así como me maquillo.

-Es una reunión familiar- volteo a verte mientras termino de aplicarme rubor, llevas tu saco con un pantalón de mezclilla, se te ve bien, de hecho todo se te ve bien.

-¿Eso te preocupa?- indago mientras me levanto para buscar mis zapatos sin verte a la cara.

-Tu dímelo Lorenna, tú eres la única que sabe la respuesta- dicho esto das media vuelta y sales del cuarto, me quedo estática un momento como si tus palabras pesaran más de lo que puedo imaginar, tomo mi bolsa y salgo del cuarto con la tristeza inundando mis ojos.

Te veo parado a mitad de la puerta principal esperándome y cuando llego a tu lado me abrazas, me permito recostarme contra tu hombro y aspirar tu olor a menta y a primavera aun cuando no me creas que hueles a eso, tu olor me hace tranquilizarme -Lo lamento, no hay que pelear esta noche, suficiente tenemos con mi madre- asiento contra ti, me separo lentamente y te doy un beso, tomados de la mano por fin salimos a la calle.

-¿Te importa que vayamos en la moto? Parece que hoy no lloverá- volteo a ver al cielo, es la primera vez desde la semana pasada que veo el cielo despejado - Me parece bien- asientes y desapareces en el garaje. Regresas rápidamente con nuestra moto y asientes viéndome, me subo procurando taparme con tu chamarra y la mía y arrancas, cierro los ojos y aspiro tu aroma hasta que me llena por completo.

Media hora más tarde estamos en casa de tu madre esperando a que abran la puerta comienzas a jalar las manga de tu saco, estas nervioso, pongo mi mano encima de la tuya para detenerte -¿Puedes parar? Lo hemos hecho otras veces, tú mismo lo dijiste solo pondremos nuestra mejor cara y nos iremos- sueltas una carcajada irónica y me miras -¿Aun no lo captas, verdad? Es una reunión familiar Lorenna métete eso en tu cabeza y piensa porque estoy así- de nuevo me siento vacía, entiendo no necesito que me lo repitas, me aplasta el sentimiento de tener que estar aquí, me acerco a ti buscando que decir cuando la puerta se abre.

-Cariño estas más hermoso que otras veces- tu madre te aplasta en un abrazo y yo sonrió tratando de verme amigable y cordial aunque tu madre me ve de arriba a abajo en una mirada de desaprobación mezclada con asco - Por lo menos ha venido presentable- volteo a verte con la desesperación saliendo de mis ojos, tú miras a tu madre fijamente -Para o me iré- tu madre te sonríe como si lo sintiera aunque su mirada no haya cambiado - Pasen adentro hay varios de tus primos y algunas de tus tías-

Realmente no hay nada relevante en los siguientes 40 minutos más que las miradas que estoy acostumbrada a recibir y los abrazos de parte de tus primos más chicos que me invitan a jugar con ellos ajenos a las reacciones de sus padres, conforme se acerca la hora de irnos puede ver cómo te relajas visiblemente yo también lo hago, hoy todo ha salido medianamente bien y ya estamos a punto de irnos -Busquemos a mi madre, podremos llegar a la última función de la película que te llevare a ver si nos vamos ahora- te miro y veo una sonrisa genuina en tu cara así que te contesto con otra y te acercas para darme un beso, entonces lo escucho.

-Parece que interrumpo algo pero por las chamarras en sus mano asumo que se van y quiero decir adiós- el olor a dulce ingresa a mi ser y me paralizo, tú me sueltas y ambos volteamos a verlo: Daniel tu primo nos ve a ambos y después te abraza puedo ver como toda tu familia ve la interacción con recelo, esperando el momento adecuado para intervenir, yo sigo sin poder hacer nada "Muévete idiota" me regaña mi consciencia pero algo me mantiene atada al suelo.

Finalmente te suelta y voltea a verme -Pero si es mi prima favorita- y se acerca lentamente y el olor se vuelve más fuerte y sus labios están cada vez más cerca "Has algo estúpida" escucho la voz esta vez más fuerte, sin embargo eres tú quien lo detiene con los dientes apretados y la ira en la cara le susurras -Ya es suficiente Daniel- él sigue viéndome aunque tú tengas tu mano en su pecho deteniéndolo

-¿Por qué?- te replica y te ve - Es la verdad es mi prima favorita y una de las que mejor me conoce- sonríe y es entonces cuando recupero mi voz -Basta Daniel por favor- con ojos llenos de lágrimas, él me mira y se acerca más a los dos -Es la verdad o ¿Es acaso que Leonardo ya no se acuerda de ese día?- antes de que yo pueda hacer algo tú le has dado un puñetazo y él está en el piso.

Me tomas de la mano y me arrastras por todo el jardín detrás de ti, llegamos a la puerta donde está tu madre, sonriendo como siempre, pones la mano en el picaporte -La iba a besar y ella no ha hecho nada ¿No lo ves Leonardo?- la voz de tu madre es como miles de dagas que se clavan en nosotros, que me llevan a la furia que me impulsan a gritar en su cara -Déjenos en paz es lo único que queremos- tú abres la puerta y me jalas lejos de todos, comienzo a llorar más fuerte y nos subes a la moto. El trayecto que te tomo 30 minutos esta vez es de 15, me sostengo a ti como si fueras lo único que me mantiene cuerda.

Cuando llegamos te bajas y abres la puerta dándome la espalda pero sé que lloras por la manera en que mueves los hombros y te tapas la boca.

-Te amo Leonardo y tú lo sabes- digo sin atreverme a dar un paso adelante o entrar a nuestro hogar.

Tú te has detenido y cuando me volteas a ver puedo ver el dolor rompiéndote, saliendo de cada poro de tu piel -Tu madre tiene la culpa de esto no debió invitarlo no después de lo que hemos pasado, pero ya no importa, solo me importa que te amo y lo haré siempre- tú solo bajas la mirada y cuando me ves de nuevo ya no lloras -Quiero estar siempre a tu lado- tu mirada es de ira contenida, un escalofrió me recorre el cuerpo.

-Lorenna sinceramente no sé quién de ustedes tres es peor, si mi madre por haberlo invitado o tú y él por lo que hicieron y por lo que hacen, no te puedo decir que te amo porque en este mismo momento no lo sé solo quiero entrar y dormir- he comenzado a negar desde tu primera palabra así que extiendo mi mano esperando que vengas pero me miras fijamente y das la vuelta, suelto tu nombre en un susurro pero tú entras en la casa.

Veo fijamente el punto por el que has desaparecido y no puedo evitar sentir que todo se desmorona como el aviso de un fallo en un sistema construido a la perfección, finalmente cuando he dejado de soltar sollozos desagradables entro solo para verte acostado en el sillón con tu cara hacia la pared, camino al cuarto y me recuesto en nuestra cama, una vez acostada me permito llorar por mi corazón, por el tuyo y porque esta vez todo el amor que nos profesamos no es suficiente.  

Lineas paralelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora