20. Pastillas

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Daniel Smith.

Ver a Le recostado en la cama sedado hace que me sienta enfermo, mis manos comienzan a sudar *Nadie te lo va a quitar, nadie los separara* me esfuerzo en repetir esta línea una y otra vez.

Cuando nos dijeron que lo mejor era que Le se fuera al extranjero y yo me quedara aquí sin ningún tipo de contacto, ambos reaccionamos mal, en la reunión yo grite y tire golpes a cualquiera que intentara separarnos y al final cuando se lograron acercar comencé a llorar mientras me arrancaban de su brazos fue el momento en que reacciono, intento sujetarme con todas sus fuerzas y luego comenzó a golpear a todos pero cuando me vio aterrado su respiración fallo y colapso lo que solo confirmo lo que nuestras familias pensaban, el apego nos estaba dañando.

-Toma Daniel- Andrés me extiende un café, le sonrió y lo tomo, él voltea a ver la habitación -¿Tú sabias que esto le ocurría?- detecto molestia y preocupación en su voz, un pensamiento cruza mi mente y hago un esfuerzo por no sonreír –Sabia que los tenia pero nunca hablamos de cómo habían escalado tanto, nuestra relación es... bueno hasta hace poco era distante-

-Yo debí suponer que sería mucho para él debía haberlo sacado de ahí- no le respondo porque parece un autocastigo más que buscar palabras de consuelo al final ambos nos acercamos a la sillas donde se encuentra Ángela que tiene rastros de lágrimas en sus mejillas, Andrés le extiende un café y ella está a punto de tirarlo porque esta temblando.

Ambos se quedaron a la sentencia de Alan mientras que yo subía a la ambulancia, la sentencia fue rápida y fácil, cadena perpetua sin libertad condicional, inclusive frente a eso Alan siguió gritando su inocencia respecto al asesinato de Lorenna.

Me he estado conteniendo de pensar en ella, haciendo mi dolor a un lado para enfocarme en el de Le que sé que lo resiente más, sé que en el momento que él decida seguir con su vida entonces mi dolor me aplastara si él se aleja de mi entonces estaré perdido en una bruma silenciosa que acabara conmigo.

-¿Estará bien?- la voz de Ángela es un susurro y ambos volteamos a ver a Andrés con quien los doctores hablaron –Dicen que si, obviamente tendrá que ver a un psicólogo y a un psiquiatra, tendrá que tomar pastillas para contrarrestar lo que esta sufriendo, realmente lo importante de aquí es hacer que entienda que Lorenna ya no está- Ángela rompe a llorar pero no encuentro las fuerzas para consolarla.

-¿Ustedes también se dan cuenta ahora de que a veces actuaba raro cuando se mencionaba o alguien quería sacar a relucir algo del caso?- Ángela me voltea a ver entre lágrimas y a mí se me encoje el estómago, claro que vi las señales como su creciente desesperación por hablar con ella cuando descubrimos que nos mintió, él voltear cada vez que la puerta se abría, negarse a poner un nombre cuando mencionaba "ella" o llamadas cortas con alguien a quien le pedía que volviera a casa antes del anochecer que ahora sé que fueron fingidas, intente ignorarlas y pensar que era su respuesta al duelo ahora me castigo por ello.

-Bueno pero Le estará bien no lo dejare solo, sé que Ángela está ocupada con sus vuelos y su trabajo pero cuando pueda sé que también ayudara y bueno tú...- él se me queda viendo –Yo también lo ayudare no pienso dejarlo solo, quiero que se recupere tanto como ustedes-

-Eso o es que te gusta mi primo, aunque por tu mirada sospecho que es la última- Andrés se sonroja y desvía la mirada, nos permitimos reír mientras lo observamos, lo note desde la primera llamada que recibí cuando me informo de la desaparición de Lorenna *Ayuda a tu primo, él se ve bastante mal* mientras más lo escuchaba más sonaba como un tipo frio y desinteresado en su mayoría y sus llamadas eran siempre cortas, jamás preguntaba cómo estaba yo su preocupación principal era Le, si había comido, si había dormido, si había preguntado por él, etc. Cuando decía su nombre parecía ser más que una máquina.

-No creo que Le este incomodó con eso, solo le daría tiempo y sé que corresponderá en algún punto- él no hace nada para negar el hecho pero veo una pequeña sonrisa que oculta detrás de su café.

Después de unas cuantas horas un doctor se acerca a nosotros y nos dice que ha despertado y podemos verlo, los tres caminamos hacia la habitación y cuando entramos lo vemos volteado hacia la ventana observando el atardecer.

-Hola Le- me acerco lo suficiente para tomar su mano y él se da la vuelta para vernos –Sé que ella no está aquí, perdón por asustarlos los doctores dicen que mi memoria bloqueo su desaparición o algo así- lagrimas comienzan a escurrirse por sus mejillas y yo lo abrazo.

-No tienes nada que temer los tres te apoyaremos a salir adelante- lo siento asentir contra mí

–Una vez que este mejor nos iremos a Japón como siempre hemos querido- me aferro aún más a él y le susurro que lo haremos, una voz ambiciosa me dice que él no me dejara así que tengo tiempo y un futuro a su lado eso es lo que la muerte de Lorenna me ha dado, olvido mi dolor por ella, ya tengo lo que quería. 

Lineas paralelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora