Capitulo 16.
Luego de esa escena de película dramática, sali del edificio de niños y miré al cielo.
Era un dia soleado y bonito, pero yo no podria notarlo. Me sentia mal, triste y sola.
Los alumnos caminaban por el parque, algunos entraban y salían de los edificios donde estaban las habitaciones, otro ingresaban a el instituto (donde estaban los salones), algunos estaban sentados en el césped estudiando, escuchando música, charlando. Y yo, parada como una tonta, pensando en lo horrible que me sentia, en lo perdida que estaba. Miré a mi alrededor y pensé: ¿que diablos hago aquí?Estaba en un internado en Inglaterra. No tenia amigos. Conocía a unas pocas personas, pero eventualmente estaba enfadada con todas.
Pero asi era mi vida:
Sin sentido.
Saqué de mi bolsillo mi móvil y miré la hora. Tenia exactamente una hora y veinte minutos para llegar a clases. Debia ducharme y cambiarme mi ropa (que estaba tan rota que parecían trapos, gracias alambrado) pero, para eso tenia que ir a mi habitación. Asi que llené cada rincón de mi cuerpo de valor y caminé con la cabeza en alto y mi cuerpo firme a mi habitación.
Cuando entré, las cosas estaban como las habiamos dejado y no habia rastros de que Daisy hubiera vuelto. Cerré la puerta y miré el suelo.
El espejo estaba hecho añicos, esparcido por todo el piso.Si fuera una persona supersticiosa, me habria preocupado mucho; pero, como saben, yo no necesito espejos rotos, gatos negros, saleros derramados, ni nada de eso yo, Alex Jones, tengo mi propia mala suerte.
Junté los vidrios y, obviamente, me corté la mano derecha. Los tiré en el cesto del baño. Acomodé en su lugar el sillón y demás cosas que estaban desordenadas. Con mi mano ensangrentada, entre al cuarto de baño y me duché. Miré al suelo de la bañera y cuando el agua tocó mi cuepo, dándome un escalofrío, observé como la sangre se mezclaba con el agua y se iba por el resumidero. Me puse mi ropa interior y me acerqué a la ventana. Hacia frio afuera asi que el viento me erizó la piel. Habia una camisa sobre el sillón, asi que la puse sobre mis hombros. Era con cuadros rojos y negros. Tome un jean de entre mi ropa y use unas converse negras. Puse una liga en mi muñeca y sin una gota de maquillaje, pensé: "listo".
En cuanto entré en el instituto, la campana sonó, asi que me dirigi a mi salón. Me senté en el último pupitre y deje mis libros sobre la mesa. Todos ya estaban sentados pero quedaba un lugar a mi lado vacío. Justo cuando estaba por celebrar en mi mente que nadie se habia sentado a mi lado, Peter entró al salón, cuando me vió sonrió y se acercó a mi.
- Buenos dias, alumnos. Vamos, hagan silencio. - dijo el profesor entrando y acomodando sus cosas en el escritorio frente a la pizarra.
- ¿Que hay? - dijo Peter sentándose a mi lado.
- Nada. - dije con una sonrisa incómoda.
- ¿Está todo bien? - susurró porque la clase ya habia comenzado.
Claro que no.
- Claro que si.
- La pasé de maravilla contigo anoche. - sonrió.
En ese momento, mis piernas temblaron y mis manos comenzaron a sudar.
- Deberiamos salir juntos mas seguido - añadió.
¿Lo recordaria? Estaba muerta.
- Jones y Johnson. - dijo el profesor enfadado. - ¿Seguirán hablando o saldrán de mi clase?
- Lo siento, fue mi culpa. - dijo Peter.
El profesor bufó y continuó con la explicación.
[...]
Sali de mi salón lo más rápido posible para que no me siguiera. Me "escondi" en el baño de niñas y me recargue en la mesada mirando mi rostro en el espejo.
No haber puesto nada de maquillaje habia sido un gran error. Sin duda.- ¿Estas bien? - dijo una chica detrás de mi.
- Si, genial. Nunca antes habia estado mejor. - sonreí falsamente.
Ok. Eso fue muy grosero. Al instante me sentí mal.
La chica me miró un poco mal debido a mi reacción.
- Lo siento. - la miré cuando hablé y entonces la reconocí. Mie*rda. Solo esperaba que ella no me reconociera.
- Esta bien. - dijo ella sonriendo. - Soy Rachael - extendió su mano y espero a que hiciera lo mismo que ella. Extendi mi mano pero no dije mi nombre.
- Nunca te habia visto por aqui. - dijo ella.
- Soy nueva.
- Oh, ¿de donde vienes?
- Los Angeles.
- ¡Increíble! - dijo ella asintiendo con una sonrisa en su rostro.
- No tanto.
El timbre sonó. Ambas salimos del baño y luego de una sonrisa en forma de saludo, nos separamos para ir cada una a su clase.
Eso estuvo cerca.