Capitulo 10.
Si no fuera porque culpaba de uno de mis males a otra persona mas que a mi misma, no se si seguiría viviendo.
En resumen, desde que sali de casa y del país y entre a ese internado en Inglaterra, las cosas no dejaron de empeorar. Poco a poco, fui cayendo en un pozo profundo, oscuro y solitario, también conocido como depresión.
Caer en depresión no es algo que pasa de un dia para otro. Te vas hundiendo poco a poco. Hasta que ya no puedes hundirte mas.
El verdadero problema era que yo no sabia que estaba pasando con migo, pensaba que era una simple tristeza pasajera, quizá por el cambio brusco que habia hecho.
Pasaban los meses, las semanas, los dias, las horas, minutos, cada segundo se hacía eterno. Era como si me costara el simple hecho de respirar. Quizá porque no tenía nada por lo que vivir.
Antes de que pudiera notarlo me había convertido en esa clase de persona fria, sin sentimientos, esa que no dice cosas lindas, esa que ya nada le duele porque le han echo tanto daño que ya es costumbre sentir ese dolor.
Por eso sin importar cuantas cosas horribles me gritaran en ese maldito internado, no me lastimaban. Daba igual. Todos ellos podian irse al infierno.[...]
Martes por la noche. Estaba sentada en el suelo detrás del edificio. Sola. Era una hermosa noche para cualquier persona normal, o feliz. Es decir, no para mi.
Y asi pasaban los dias, sin emociones, rotos, vacíos, sin vida.
Vi pasar a Thomas a unos metros de donde estaba sentada. El volteó y por casualidad me vió. Se acercó.
-¿Que hay?-pregunté yo, el nunca era el primero en hablar.
-Genial.-se sentó a mi lado.
-¿Cómo está Andrew?-pregunté refiriéndome a aquella noche.
-Solo agua. Helada.
-Son crueles.
No habiamos hablado desde la fiesta fallida, o por lo menos para nosotros (traté de abrir una botella, me corté la muñeca, nos quedamos fuera de la fiesta, etc), aún no me habia matado por lo de Rachael y queria saber que estaba esperando para hacerlo, en lugar de preguntarle decidi disculparme. Cuando abri la boca para decir un simple "lo siento" el habló primero.
-Sabes que te mataré, ¿cierto?
-¿Lo siento?
-¿Lo siento? ¿Eso es todo?
-Tampoco fue algo tan desastroso como para que quieras matarme.
-Esa chica, Alex, tiene novio; ¡Rachael tiene novio!
-Lo-lo siento, no lo sabia.
-Claro que no lo sabias.-dijo irónicamente.
-Te gusta.
-Es bonita.
-Hay miles de chicas bonitas, en este internado y en este mundo, pero no tienes el número de todas, ¿cierto?
-¿Qué tengo que hacer para que te calles?-dijo mirándome de costado.
-Declararle tu amor.-dije como si fuera obvio.-Pero puedes empezar por darme un cigarro.
-No. No se puede fumar aqui.
-No me mientas,-dije con una risita fingida-se que fumas aquí y que en este preciso momento tienes algunos en tu bolsillo.
-Genial-dijo con una pequeña sonrisa.
Sacó una caja de cigarros y me dio uno. Tome mi encendedor de mi bolsillo y lo encendi.
-Genial-dije burlando su única palabra.
Y luego el dijo algo que me tomó por sorpresa, nunca hablaba demasiado:
-Sólo fuma y cállate.