Capitulo 22.
Estaba sentada en ese pequeño sofá que ya conocia, quizá demasiado, esperando que Cameron entrara a la oficina y se sentara, luego de cerrar la puerta.
- Sabes, siempre hay algo por lo que puedas llamarme a tu oficina, pero juro que esta vez no hay nada por lo que tengas que castigarme.
- ¿Esta a la defensiva hoy, señorita Jones?
- Podrias ir al grano, no tengo un buen dia.
- Un amigo tuyo habló conmigo y---
- No tengo amigos.
Dije interrumpiendolo porque yo, NO tenia amigos. Recordé la situación en la mañana cuando me desesperé por mis propios pensamientos. La culpa me perseguia, no importaba que tanto intentara escapar.
- Debería. Este lugar está apartado y por lo que sé vienes de lejos. Puede ser difícil sin amigos. Sin nadie en quien confiar.
- Suena como una prisión.
Sonrió.
- ¿Estas intentado aconsejarme?- pregunté extrañada.
- Puede tomarlo como quiera, señorita Jones. - dijo sin darle importancia.
Hubo un silencio en el que ninguno dejó de mirar fijamente a los ojos del otro.
- ¿Por qué? - susurré.
Juntó sus cejas como si no entendiera. Su boca formó una pequeña mueca y lo encontré tierno.
- ¿Por qué intentas ayudarme?
- ¿A que se refiere?
- Me dejaste dormir aquí la otra noche, y ahora...---
- Me amenazaste, por eso lo hice.
Sonreí solo un poco.
- Gracias.
- ¿Por qué?
- Ya no me trataste de "usted", Cam.
Sonreí triunfante.
- Oh, no lo noté. - pensó - quizás porque tú ya no me decias Cam.
- Últimamente he tenido algunos problemas mas importantes que fastidiarte. - susurré.
- Con que eso querías... - sonrió.
Nos miramos a los ojos por un rato con una sonrisa tonta. Pero él desvió su mirada y se puso serio.
- ¿Quieres hablar sobre esos problemas?
- ¿Ahora eres psicólogo?
- No. Pero un amigo tuyo está preocupado.
- ¿Amigo?-pregunté extrañada.
Cameron asintió.
- ¿Quién?
- Me pidió que no te lo dijera.
- ¿Por que? - pregunté comenzando a enfadarme.
Alzó sus hombros.
- Quien sea, lo mataré.
- Creo que es por eso quiso mantener el secreto.
Hubo un silencio y supuse que el esperaba que yo dijera algo.
- Estoy bien.
- ¿Y por que yo creo que no?
- ¿Crees que estoy fingiendo? - dije sin entender.
- Si, no es solo eso, creo que finges todo el tiempo.
Suspiré cansada y fastidiada, porque no queria que me analizara ni que me entendiera ni que me aconsejara. Queria que, si tenia que hundirme y pudrirme sola, me dejara hacerlo. Me lo merecia de todas formas.
- Se puede fingir a veces, pero no siempre, Alex.
Asenti y me quedé callada por un rato viendo al suelo. Sentia su mirada clavada en mi.
- Como sea. ¿Ya puedo irme...?
- ...Cam? - agregué y sonreí al decir su nombre.
- Volvamos a la normalidad, señorita Jones. - sonrió al decir mi nombre.
- ¿Estás seguro que eso quieres? En la realidad suelo joderte la vida.
Lo dudó mientras sonreia mirando al suelo.
- Lo siento. - dije - Por lo de la chica...
- Cynthia. - dijo él.
- Si, Cynthia. Si hay algo que pueda hacer...
- Estamos en la normalidad, la tregua se acabó. Tú no me jodes mi relación y luego intentas arregarla.
- Cierto. Y tu no dices groserias asi que...
Me levanté del sofá.
- Ten un buen dia. - dije abriendo la puerta y saliendo.
- Y tu no te metas en más problemas. - dijo casi en un susurro que pude oir.