Capitulo 6.
Dolía. Dolía como la mie*rda.
-¿Te duele?-dijo Thomas mientras conducia el coche fuera del estacionamiento del hospital.
-No. Estoy bien.-dije apretando los dientes para no gritar.
-No te creo pero, genial.
Cuando habiamos entrado al hospital que era el primer lugar con suficiente luz como para ver que es lo que todos veian. Cerveza en mi ropa. Por eso Thomas me habia dado su saco.
De inmediato me atendieron, curaron mi herida y me enviaron a casa. A casa. Que irónico, ¿no?.
El viaje fue silencioso. Estabamos a unas cuantas cuadras del internado y no habia nadie en las calles. Todo el viaje habia estado pensando en que decir para generar una conversación, pero cualquier idiotez que yo decia o preguntaba, Thomas decia "si", "no", o la muy conocida y profunda palabra "genial". Asi que ya no me preocupaba el silencio. Podia escuchar el ruido del motor. De repente Thomas dió una vuelta en "U" a toda velocidad en el medio de la calle, haciendo sonar los neumáticos del coche y volvió por donde veniamos.
-¿Que car*ajo haces? ¿Estas loco? ¡Vas a matarnos!-le grité mientras el volvia a gran velocidad.
-¡Andrew! Dejamos a Andrew en la fiesta hace horas.-dijo desesperado.
-¡Eso no es tan malo!
-No conoces a Andrew.
-No, no lo hago. Es mi primer dia aqui, ¿como hacerlo?.-dije molesta y asustada por la velocidad.
A los 15 minutos ya estabamos en frente del portón negro gigante.
-¿Que hay de malo en esto? ¿Podrias explicar?
Thomas empujó el portón pero no se abrió como la primera vez.
-Joder.
-¿Que?
-Esta cerrado.
-Pero la fiesta sigue, oigo la musica y la gente.
-Luego de unas horas cierran el portón. Si llegas tarde, no entras.
Nos quedamos en silencio.
Golpeé con mi puño el portón y me dolió.
-No tiene sentido. La música está muy alta.
Thomas caminó unos pasos a la izquierda del portón y se sentó en el césped.
-¿Que haces?-pregunté yo.
-Esperar.
Me senté a su lado aunque con una distancia considerable.
-Andrew es un chico... complicado. El trata de encajar y de hacer mas amigos, portarse como los otros, ya sabes.
-Lo entiendo. ¿Y eso que?
-Por encajar puede hacer cualquier cosa, y los populares se aprovechan de eso ¿entiendes?
Asentí. Claro que si entendia. Yo era una de esas. No de las que tratan de encajar. Yo era una de las que se aprovechan de los que tratan de encajar. Pero ya no lo era más.
Habia pasado una media hora en la que nadie hablaba. Ya no me esforzaba por crear una conversación, de todas maneras sabia que los "genial" de Thomas hacian que mis intentos de sacar conversación sean iguales a intentar remar en un mar de dulce de leche.
Me levanté del césped.
-¿A dónde vas?
-Estoy harta de esperar.
Di la vuelta a todo el galpón enorme e intenté encontrar una entrada pero no habia nada, ni siquiera ventanas.
-Esto no funcionará.-susurré.
-Lo sé.-dijo Thomas que al parecer me habia seguido.
-¡Esto fue mejor que quedarnos allí sentados esperando por horas!
-¿Mejor que...? Has logrado lo mismo que si nos hubieramos quedado esperando.
-Da igual.-dije yendo al frente del galpón.
-¡Genial!-gritó Thomas sin moverse de su lugar.
Me apoyé en la pared y esperé. Segui su plan.
-Maldito.-susurre.
Thomas se sentó a mi lado.
-Oh... yo,-por su cara me habia oido.
-Esta bien. Da igual.
-Genial.-dije con una pequeña sonrisa en mi cara. Levantó la mirada y me vio. Rio. Lo habia hecho reir. Wow. Si que soy genial. Jodidamente genial.
-¡Dame tu teléfono!-le dije emocionada.
-¿Ahora vas a robarme?
-No seas tonto, solo damelo.
Sacó de su bolsillo un celular y me lo entregó.
-Algun amigo o conocido que este allí dentro y lo tengas agendado.
El no contestó. Asi que entre en su agenda y vi sus contactos. Se resumía en:
Andrew.
Mamá.
Patrick.
Rachael.
Papá.
Thomas.-Oh por Dios.-susurré.
-Ya no te burles.
-Tienes 6 contactos y uno de ellos eres tu mismo.-dije riendo a las carcajadas. Pero el no reía, se veia incómodo y molesto. Traté de ponerme seria.-Lo siento.
-Genial.
Hubo un silencio.
-Puedo llamar a Andrew.
Oprimi el boton verde y llevé el celular a mi oreja. Espere unos minutos pero no contestó.
Volví a su agenda en busca de otra opción.
-Esa tal Rachael, ¿esta aquí?-pregunte.
-Si, pero no la llamarás.
-¿Por qué no? Claro que la llamaré.
-No, no lo harás.-dijo nervioso.
Me puse de pie y la llamé.
-¡Claro que no lo harás!-dijo Thomas mas bien, gritando y poniéndose de pie de un salto. Se lanzó encima de mi y trató de quitarme el celular como si su vida dependiera de ello.
-Hey, ¿Rachael?-dije en la linea.
-Dame eso Alex.-gritaba Thomas mientras forzejeaba conmigo.
-¿Estas en la fiesta?
-Claro, ¿quien habla?
-Es el celular de Thomas.
-¿Thomas? No tengo idea de quién es. Lo siento. ¿Cómo tiene mi numero?
Saqué el teléfono de mi oido y lo tapé con mi mano.
-Asi que eres algo asi como un acosador... Muy interesante.
-¡Dame eso!-gritó tirándose encima de mi, ambos caimos al suelo. En el césped. En el barro. Ba-rro. Oh por Dios.
-¡Eres imbécil!-grité.
-¿Perdona?-dijo enfadada.
-No, no, a ti no. Lo siento. ¿Podrias ir a la entrada por un segundo? Thomas tiene que decirte algo.
-He dicho que no conozco al tal Thomas.
-Oye, si has tomado más de lo que debiste y ahora no recuerdas a tu novio, ese no es mi problema. ¿Puedes salir por favor?
-¿Estas completamente loca? -gritó Thomas.
-¿Novio?
-R, te conozco amiga, se que sueles beber mas de lo debido, tranquila. Sólo sal.