cap. 29

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Un año después

Narra Angel

Ya había pasado un maldito año desde que Valentino me tiene aquí encerrado, hoy mi bebé mi pequeño Ian cumple un año de haber nacido, mi pobre bebé que desde que nació tiene que vivir en este ambiente, un ambiente en el que tiene que ver todos los días como le pegan a su madre.

Todos los días la misma rutina Valentino se iba dejando me en una habitación de esta estúpida cabaña, encerrado junto con mi bebé mientras el se hiba a la cuidad pentagrama desde muy temprano para no levantar sospechas según el, la verdad me alegraba un poco esto de que el se fuera pues así mi pequeño no tenía que relacionar se con ese mounstro al que estaba obligado a decir "papá", claro que mi pequeño no lo veía de esa forma pero lo hacía por miedo a los golpes que siempre llegaban junto a la polilla.

Mi pequeño dormía en mi regazo pues apenas está empezando a salir el sol o por lo menos eso era el pequeño reloj de la habitación en la que me encontraba, yo me había despertado hace menos de una hora pues la misma pesadilla que tengo desde que estoy aquí encerrado, está trataba de nada más y nada menos de recuerdos del día en el que está tortura había empezado, del día del secuestro, el día en el que un infierno mayor del infierno en que vivía desde el momento en el que morí, había comenzado.

Me quedé mirando al pequeño ser que dormía con tranquilidad en su rostro, deseaba que siempre tuviera esa tranquilidad pero con este encierro dudo que sea posible, me levanté con cuidado de no despertarlo y me dirigí al pequeño baño que tenía la habitación.

Me di una ducha rápida, y salí luego de ponerme uno de los tantos vestidos que Val me había traído, me había colocado un vestido para nada revelador, me quedé viendo a la ventana diminuta de aquella habitación por la que nunca podría salir yo no pero Ian si pero por más que quisiera no podía empujar a mi hijo a un mundo que el no conoce en el que no sabría cómo sobre vivir.

Estuve así por un tiempo indefinido solo miraba como pasaban cada cierto tiempo los guardias que Valentino dejaba para asegurar que mi hijo y yo nos larguara mos de este maldito lugar, estaba viendo atento cada movimiento que los guardias hacían hasta que sentí una pequeña mano que jalaba mi vestido de forma delicada.

Baje mi vista y ahí estaba mi pequeño, un lindo demonio que se podría decir que es una copia exacta de mi, mi bebé el cual traía un pequeño peluche que le había hecho con forma de Husk, también le había hecho uno de cada uno de mis amigos a los que considero mi familia, pero el peluche de Husk era su favorito nunca se quiere despegar de el.

-Hola amor, buenos días y feliz cumpleaños- hablé mientras estiraba dos de mis brazos para cargarlo.

-Mami, ¿cuanto tiempo más vamos a estar con Valentino? Quiero conocer a tus amigos y a papá, a mi papá Husk- las palabras del pequeño me habían llegado al corazón, haciendo que me sintiera mal al no poder darle una respuesta clara.

-Muy pronto cariño- forcé una sonrisa para mí pequeño -pero dime ¿Qué quieres de regalo?- cambie de tema pues no me gustaba ver tristeza en sus pequeños ojos.

-Me cuentas otra vez la historia de como te enamoraste de mi papá al llegar al hotel- contesto Ian con entusiasmo en su voz, de verdad que amaba esa historia y yo se la contaría cuántas veces quiera.

-Bueno...-

Así nos pasamos un gran rato dónde Ian me pedía que le contará historias de las aventuras que había vivido antes de su nacimiento, pero guarde completo silencio al escuchar como la puerta principal era abierta.

-Es demasiado temprano para que sea Val- pensé pero a los pocos minutos Valentino entro en la habitación todo agitado.

-Tomen sus cosas nos vamos- hablo con rapidez empezando a sacar toda la ropa de un pequeño closet que la habitación tenía.

Esto es solo un juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora