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Los encargados de maquillaje y vestuario correteban de un lado a otro, apresurados por hacer perfectamente bien su trabajo. Hoy debía salir espectacular la presentación.

Habían varios chicos y chicas de nuevo ingreso, por lo cual era un poquito difícil de tratar con ellos ya que se movían demasiado cuando intentaban ponerle las pestañas u otra cosa en el rostro en el momento del maquillaje y otros, se quejaban porque su vestuario no les gustaba. Alegando que era muy corto y mostraba demasiado.

Por si no se habían dado cuenta, estaban en puto burdel… ¡Qué quisquillosos!

Kim Hyung Jun, un joven doncel de piel pálida y suave, encargado de vestuario y maquillaje, sobo sus sienes con cansancio mientras un puchero adornaba sus labios en un intento de no perder la paciencia al ver el alboroto que se había formado en el salón.

Escuchaba murmullos por aquí y por allá, que ya no sabía de dónde provenían.

Entrecerró sus ojos, decidido a ponerle fin a todas estas vociferaciones sin sentido antes que perdiera la cabeza por eso.

—¡¿Si se fijan donde están?! —habló harto de oír sus quejas, mientras los observaba con el ceño fruncido. Con ello, logró que los murmullos cesaran y las quejas también—. ¡Si querían estar en sus casas vistiendo santos, debieron quedarse ahí! ¡Nadie les obligó a venir a este lugar, ustedes vinieron solitos por su propio pie, así que déjense de estúpidas niñerias y comportense como las putas que son! —gruño irritado.

Aunque lo último fue un insulto, nadie se atrevió a contradecirlo, ya que el hombrecito de linda apariencia tenía razón.

—Dejen a los profesionales hacer su trabajo —pronunció cansado, antes de adentrarse al camerino principal del Nigth Club.

Las dos personas que estaban siendo arreglados por los maquillistas y manicuristas, le dedicaron una mirada confusa por encima del hombro, Young Saeng lo ignoró volviendo su mirada al frente al darse cuenta que Hyung Jun se veía bastante molesto. Hablar con él en este momento, sería como hablarle a una pared.

Taeyeon notando aquello también, volvió la mirada al frente para no incomodar al joven.

—¿Que chiquillos más molestos? —murmuró disgustado, dejándose caer cansado en una de las sillas libres del fondo, las otras dos restantes estaban siendo ocupados por TaeYeon y Young Saeng—. Si esos novatos fueran como ustedes… —observó por un momento a las dos personas que estaban demasiados tranquilos mientras los encargados los maquillaban y arreglaban sus vestuarios, negó con la cabeza al recordar que en aquel tiempo esos dos también pasaron por lo mismo. —Nada. —soltó un suspiro antes de encogerse de hombros.

Un gemido de dolor interrumpió el cómodo silencio que había en el ambiente, logrando preocupar a los presentes que se encontraban ahí, TaeYeon se encontraba encorvada presionando su vientre mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas.

—¿No puede ser? —se quejó adolorida.

Young Saeng la observó, presintiendo la razón de lo que le ocurría a su compañera, al notar las manos de esta presionando cierta zona sensible que conocía perfectamente.

—Saengie, creo que esta noche no te voy a poder acompañar en el escenario—, anunció Taeyeon antes de ponerse de pie y salir corriendo con dirección al baño.

Hyung Jun también la comprendió.

—Da tu mejor presentación Young Saeng—, le alentó Hyung Jun al lindo jovencito, el reciente mencionado sonrió tiernamente enseñando sus hermosos hoyuelos en ambas mejillas gorditas por las palabras de aliento que recibió de su jefe menor.

AMOR POR INTERÉS ||HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora