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Young Saeng soltaba pequeñas risillas juguetonas mientras escuchaba los chistes malos que decía el príncipe Alil.

El fin de semana no lo pasó tan mal después de todo, se la pasó de tienda en tienda y en restaurantes caros todos los días, sin habérselo propuesto se había ganado la confianza del Emir en poco tiempo y este se había encariñado con él, trato que no recibía desde hace mucho tiempo, la mayoría de veces los clientes sólo lo querían para una noche de cama y ahí quedaba todo… No obstante, jamás creyó encontrarse con un hombre muy diferente de lo que aparentaba, disfrutaba de su compañía, lo escuchaba y atendía sus necesidades básicas como si de verdad fueran una pareja de recién casados.

Por supuesto que habían tenido intimidad y a lo salvaje, pero el Emir se preocupaba más por hacerlo sentir bien y disfrutar de su compañía, el sexo era un tema aparte.

—¿Que le dice un camello a otro camello?

—Que le dice.

—Que jorobados somos.

Young Saeng volvió a reírse luego de escuchar el intento de chiste que quería hacer el Emir Árabe, ¡si!, el hombre era pésimo contando chistes, pero lo que le daba más gracia era escucharlo reírse de su propio chiste mal contado.

—Eso estuvo bueno.

—Siii —Se cubrió la boca para evitar reírse de nuevo, el Emir era todo un caso.

—Oh, sean bienvenidos—, el Emir se puso de pie para recibir a sus dos invitados, se trataba de su nuevo socio y esposa que lo acompañarían en la velada de esta noche.

Tan pronto como vio de quien se trataba, se le fue la alegría y las ganas de estar ahí. Young Saeng estaba más blanco que un papel y sudando frío. Había creído que nunca más lo volvería a ver, pero allí estaba, parado delante de él con una expresión de asombro al igual que él, y cuando sus miradas se cruzaron la apartó enseguida para ponerla en otro lugar menos en el del hombre que alguna vez le juró amor eterno, quería llorar en ese momento, pero se aguantó las ganas de hacerlo. Y más aún, cuando por fin se enteraba de la realidad, el hombre estaba comprometido. La mujer que sujetaba su brazo, era realmente hermosa.

—Por favor, tomen asiento… —Le señaló a la pareja las sillas que había reservado para ellos, quienes decidieron obedecerle tomando sus respectivos lugares en la mesa. —Déjenme presentarles a este dulce jovencito, Heo Young Saeng, mi novio. —Señaló al lindo jovencito que estaba sentado a lado suyo, Young Saeng sólo hizo una pequeña venia en un gesto de presentación—. Querido, ellos son el matrimonio Kim… El señor Kim Soo-Hyun y la señora Jun JiHyun —terminó por presentarles con el menor.

Young Saeng se había quedado mudo del asombro, al momento de escuchar que el hombre que amaba con toda su alma estaba casado. Aún no podía creerlo, pero ver sus anillos de alianza en sus respectivos dedos anulares, no era un sueño era la realidad.

Ese maldito gusano, lo había mentido.

Decía que era soltero, pero era casado.

Las ganas de llorar, de nuevo lo invadieron. Sus ojitos le comenzaron a arder por las lágrimas retenidas.

—Oh querido, ¿estás bien? —Al notar la cara pálida de su acompañante, el Emir acercó su mano al rostro contrario para corroborar si se encontraba bien. —¿Quieres agua? ¿Té?

Young Saeng negó con la cabeza, mientras una lágrima rebelde comenzaba a descender por su pómulo rosadito. A lo que rápidamente no tardó en retirar de su rostro.

—Estoy bien.

—¿Seguro? Mejor ordenaré que te traigan algo, no me gusta verte así —dijo él, para luego llamar a unos de los mozos para que le trajeran algún calmante o medicina al jovencito. —Te sentirás bien muy pronto.

AMOR POR INTERÉS ||HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora