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A la mañana siguiente, un suspiro salió de entre sus pequeños labios regordetes antes de empezar abrir los ojos lentamente, sintiéndolos pesados y cargados de sueño más un fuerte dolor de cabeza que lo impactó enseguida, obligandolo a cerrar los ojos de nuevo. El dolor era parecido a cien mil cuchillas enterrandose profundamente.

Intentó una vez más abrir los ojos, pero aquella acción sólo le provocaba más dolor.

Anoche no había bebido mucho como para que ahora amaneciera con resaca y con el cuerpo adolorido como si hubiera trabajado de sol a sol. En el momento que decidió aceptarle a So JiSub una copita de alcohol para no quedar mal con su invitado, estaba consciente que todo terminaría muy mal.

No era tolerante al alcohol, se embriagaba con facilidad. Pero después de probar el dulce sabor del cóctel de frambuesas con bajo alcohol, no pudo evitar beberlo como si fuera agua de manantial, perdiendo la cuenta en la quinta copita sin ser consciente que le estaba metiendo alcohol a su organismo en pequeñas cantidades. Teniendo como resultado su resaca de ahora.

"Nunca más volveré a tomar alcohol" se reprendió así mismo mentalmente antes de morder sus labios esponjosos sin llegar a lastimarlos, para evitar que un chillido de dolor se le escapara de entre sus labios.

Hasta pensar le dolía la cabeza.

Alargando su mano hasta el velador donde normalmente guardaba una jarra con agua y un vaso en caso de emergencias, no encontró nada más que el espacio vacío haciéndole soltar gruñiditos de fastidio. Sentía la garganta seca, y sólo quería beber un poco de agua para calmar su insaciable sed. Además de buscar en el primer cajón algún calmante para quitarse ese insoportable dolor que lo aquejaba, sentía que su cabeza estaba por partirse en dos.

—¿Dónde demonios estás? —volvió a meter su mano en el cajón, buscando las cosas que necesitaba para recuperarse, pero seguía sin encontrar nada. Así que, decidió abrir los ojos en apenas dos líneas, logrando visualizar a su alrededor con la poca ayuda de sus ojos perezosos, que se trataba de un lugar extraño y desconocido muy distinto a la habitación lujosa y espaciosa de su hogar.

Nada de esto le parecía familiar.

Sentándose de golpe en donde sea que su cuerpo estuviera descansando, se frotó los ojos con impaciencia, mandando al sueño a dormir para distinguir mejor donde se encontraba. Se dio cuenta que se trataba de una habitación pequeña y sencilla, nada ostentosa y lujosa como la suya. Habían varios discos y trofeos en las repisas, como también una guitarra en una de las esquinas de la habitación junto a unos recuadros de pinturas que lo adornaban, además de libros, revistas y... ¿mangas? ¿Quién a esta esta edad lee mangas? Sólo los niños.

Eso era sólo su opinión.

En fin, en eso no estaba informado.

¡¿Sólo quería saber en donde carajos estaba?! Lo único que recordaba de anoche, es haber visto a Hyun Joong estar molesto con él. No le había quitado los ojos de encima en toda la noche, haciendole sentir como una presa débil y expuesta ante los ojos hábiles de un experto cazador.

Luego lo vio levantarse de su lugar, para caminar con dirección al baño...

Lo siguió y después...

—¿No puede ser? —se dio un leve golpecillo en la frente, reprendiendose por eso. Al mismo tiempo que recordaba todo el show ridículo que montó ayer. Pequeños flashbacks venían a su cabeza en formas de recuerdos espantosos y vergonzosos, se había burlado de él mismo con el propósito de fastidiar y hacer enojar a Hyun Joong, además de restregarle en la cara que lo odiaba mucho. Con lo último, prácticamente le había echado la culpa de su desdicha por no comprarle las manzanas acarameladas en aquella ocasión cuando fue un vendedor ambulante. En parte era su culpa, pero no debía de saber que lo odiaba por eso.

AMOR POR INTERÉS ||HYUNSAENG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora