[ Capítulo 9 ]

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La habitación de Jeongin es mucho más pequeña de lo que imaginé

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La habitación de Jeongin es mucho más pequeña de lo que imaginé. Más lúgubre, incluso para el estándar de los dormitorios de seres oscuros (los de las criaturas mágicas tienen mejor iluminación y alcantarillado. Las camas también son mejores). Aunque eso es bueno; su aroma se conserva mucho mejor. Tengo que mirar dos veces para confirmar que solo hay una cama. Ni siquiera una litera: Una sola cama. No entro a la habitación, permanezco parado en el umbral mientras Jeongin da un paso dentro con total naturalidad (obviamente, es su habitación).

Se detiene tras dar dos pasos más y se gira para mirarme.

—¿No vas a entrar?

—Sí, sí. Enseguida.

Después de habernos quedado dormidos en la Habitación del Diablo, despertamos horas después gracias a un muy poco sutil golpeteo sobre la puerta. Fui el primero en despertar, y me las arreglé para quitarme a Jeongin de encima y abrir la puerta. Era Pusset y casi nos echó a patadas del cuarto, ya con otro estudiante detrás de ella listo para el peor castigo de su vida (peor, porque él estaría solo). El chico me dio una mirada extraña cuando me lo crucé saliendo de la habitación. Ojos entrecerrados, sonrisa coqueta. Me di cuenta de que era Park Sunghoon, el chico que besé hace un tiempo en los baños del edificio C.

En cualquier otra instancia, le hubiera devuelto el gesto y hubiera regresado al día siguiente, justo cuando su tiempo en la Habitación terminara, para llevarlo a comer algo y, con suerte, colarme en su habitación.

Ahora, con la cabeza un poco más fría, solo recuerdo que el tipo besaba mal.

Eran las dos de la mañana cuando Pusset nos dejó salir, porque esa era la hora a la que Jeongin tenía que salir de la Habitación del Diablo. Lo había atrapado con los dientes hincados en un conejo del establo en la madrugada del día anterior. Así que, según las reglas, yo debía quedarme en el cuarto más tiempo (porque Pusset me trajo ayer por la tarde). Me faltaban varias horas, pero (gracias a Santalan) Pusset me dejó salir antes, porque sería problemático para los horarios volver a tener dos estudiantes en un mismo cuarto, y porque mi falta no había sido tan grave.

De verdad, de verdad, le agradezco a Pusset. En el caso hipotético en el que yo terminara encerrado en un cuarto con Park Sunghoon, y que él se me lanzara encima (no estoy siendo egocéntrico por asumir que se me lanzaría encima, solo vi la intención en sus ojos), habría sido muy incómodo tener que rechazarlo y aún así pasar todo un día atrapado con él.

Después de salir, Jeongin me acompañó a mi dormitorio para dejar mi ropa. Él se quedó esperando en el pasillo mientras yo me escabullía sin hacer un solo ruido. Habían dos bultos, subiendo y bajando con la respiración en sintonía bajo el edredón de Yujin. Definitivamente eran ella y Jungwon, a quienes mi ausencia no les había importado una mierda. Me quedé mirándolos por un momento antes de salir del cuarto como si nada, sin haber dejado mi ropa. Jeongin, sentado en el frío suelo del pasillo con las piernas cruzadas, me miró con curiosidad. Le di una mano para ayudarlo a levantarse  y le ofrecí una sonrisa apenada.

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