[ Capítulo 7 ]

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—Mierda, mierda

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—Mierda, mierda. Nunca antes me habían mordido —habla entre jadeos y vuelve a apartar la mirada, intentando recuperar el aliento—. ¿Hay algo que tenga que saber sobre eso?

—¿Qué? ¿Si te vas a convertir en un vampiro o algo así? —digo. Las palabras salen de forma extraña, porque aún tengo la cara pegada a su muslo. Limpio con la lengua un poco de sangre que sigue saliendo de la herida, y Jeongin tiembla. Consigue asentir con la cabeza, soltando un sonido entrecortado de placer y dolor que me hace perder la razón. Tomo aire y cierro los ojos. Si continúo viendo tanta piel, volveré a morderlo—. Evidentemente no te convertirás en un vampiro, tonto. Las cosas no funcionan así.

—¿No me desangraré... ni nada por el estilo? —sigue sonando agitado. Río un poco, y Jeongin vuelve a temblar al sentir mi aliento contra su piel.

—Dime, Jeongin, ¿te desangrarías por cortarte con papel? —aprieta los labios y niega con la cabeza—. ¿Lo ves? No es para tanto, pero no volveré a hacerlo si te asusta.

Se remueve sobre la cama hasta apoyar la espalda contra el respaldar y toma mi rostro con las manos, obligándome a mirarlo, aunque él se niega a mirarme a mí. Tiene la vista fija en alguna parte del cuarto, está evitando mirarme a toda costa. Traga saliva, y toma una respiración entrecortada. Quiero lanzarme sobre él de nuevo, pero siento que está por decir algo importante.

—No he dicho que... no me haya gustado.

Sonrío, tanto que me duele el rostro. Lo beso una vez más, asegurándome que nuestras lenguas se vuelvan a encontrar aún siendo un beso de cinco segundos, y me apresuro a posicionarme otra vez entre sus piernas. Tomo con ambas manos los bordes de su ropa interior. Consigo que me mire a los ojos antes de hacer cualquier movimiento.

—¿Puedo?

—Por Santalan, Hyunjin. Sí, puedes. Hazlo, quiero que... —se da cuenta de lo que está diciendo y se calla de repente, frunciendo el ceño y aclarándose la garganta—. Quiero que lo hagas. Por favor.

Le bajo los calzoncillos de un tirón, demasiado rápido. Me quedo sin palabras, admirando por un momento la erección descubierta frente a mí.

Es... muy blanco.

Es demasiado pálido, y tengo una larga lista en mi cabeza para analizar (tengo un archivo mental de penes más grande que mi archivo mental de clases del Chadburn). Una lista llena de vampiros, y los vampiros somos muy pálidos. ¿Este chico ha visto la luz de Sol en algún momento de su vida? De todos modos, es lindo. Es decir, estas cosas no son lindas, pero este tiene algo que lo hace encantador.

Noto que estoy tardando demasiado cuando Jeongin, que se cubrió los ojos por la impresión (como si estuviera viendo una película de horror, por favor), me mira a través de sus dedos, volviendo a cerrar los ojos (por la vergüenza, supongo, de tener a un vampiro atractivo entre sus muslos). Sonrío, besando la punta antes de perder un segundo más, y lo introduzco lentamente en mi boca.

SacrilegiousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora