Creí que me graduaría del Chadburn sin amigos (Jeongin no es mi amigo, es mi novio que aún no sabe que es mi novio/compañero sexual que me deja dormir en su habitación y llevarlo a citas), pero decidí arriesgarme y unirme a un club para el último semestre. Por alguna razón, el Chadburn empezó a ser un poco más permisivo. Es decir, si la cafetería ya era una miscelánea de especies y criaturas cuando recogíamos comida, ¿por qué ser tan restrictivos en el resto de asuntos? El patio central dejó de tener límites y los clubes se volvieron mixtos desde la segunda mitad del año (¿de verdad estaban haciendo eso cuando yo ya me iría? Que el Chadburn se joda, en serio).El único que tenía vacantes era el club de arte, y pensé que sería interesante y me ayudaría a comprender un poco mejor a Jeongin, así que apliqué para ese club. Me aceptaron enseguida sin necesidad de más papeleo, porque eran tan pocas personas que estaban desesperados por más miembros.
La primera vez que entré al salón de arte cuando terminaron las clases, creí que estaba completamente vacío. Pensé que me equivoqué de salón, o que llegué demasiado temprano, pero entonces me percaté de un pequeño ovillo de cabello azul en una esquina del salón, dándome la espalda, escondido tras una pared de caballetes y lienzos. Toqué la puerta, que ya estaba abierta, para llamar la atención de la chica, que se levantó de un salto y tumbó un par de caballetes. El sonido retumbó por todo el salón y me cubrí los oídos. La chica se encogió, aún con su espalda hacia mí, y levantó una varita de marfil blanco en el aire. Escuché su voz lanzando fuerte y claro un hechizo entre el estruendo, y los caballetes y lienzos regresaron a su lugar enseguida.
—Por Crowley, Yuqi, te he dicho mil veces que me llames antes de —se volteó y se calló al instante al notar que yo no era la tal Yuqi. Se enrojeció de pies a cabeza y se aclaró la garganta. Me sonrió con vergüenza—. H-Hola, tú debes ser...
—Hwang Hyunjin —levanté la mano como saludo, riéndome por lo bajo.
—Oh, ¡oh! —salió del escondite de caballetes, guardando la varita en su manga, y se acercó a mí. Llevaba una falda de varias capas del mismo color de su cabello y las piernas pálidas descubiertas. Se acomodó unos lentes de marco púrpura sobre el puente de la nariz y me observó con detenimiento, luciendo asombrada segundos después—. Por Crowley, realmente eres Hwang Hyunjin. Wow... creí que alguien nos jugó una broma cuando vi tu nombre en la inscripción. ¿Qué te trae por aquí? Eres bastante popular allá afuera... Esto es —se rió, mirando el suelo— inesperado.
—¿Soy popular? —mi rostro se descompuso. Si esa chica había escuchado la clase de persona que era, su imagen previa de mí debía ser una mierda. Me aclaré la garganta—. Quería cambiar un poco de ambiente antes de, ya sabes, graduarnos y que todo se acabe —me reí en voz baja, y ella también lo hizo, asintiendo con su cabeza—. El club de arte parecía interesante.
—No es... para tanto. Es un poco patético, siendo sincera —levantó la mirada y me sonrió con sinceridad. Sus pupilas tenían la forma de dos estrellas, que brillaban entre esa marea celeste de sus iris—. Pero gracias por decirlo. Ah, soy Chaehyun, por cierto. La presidenta de este pequeño club —me dio su mano para un pequeño apretón. Tenía una media luna tatuada en la muñeca—. Bienvenido, Hyunjin.
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Sacrilegious
Fiksi Penggemar│ ❝¿Sabes, Jeongin? Siempre me he preguntado cómo se siente acostarse con un demonio.❞ Hwang Hyunjin, un vampiro problemático, recibe como castigo un día entero en la habitación del Diablo, un pequeño cuarto con nada más que una vieja cama. Para e...