La Manzana del Emperador

Enemigos

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Los amantes se despidieron con un apasionado beso, prometiéndose ver cuando Crowley estuviera más libre de sus asuntos. Fue acompañado hasta el harem por una sirvienta Beta, casi todos estaban practicando sus instrumentos, leyendo o simplemente perdiendo el tiempo en pláticas y chismes. En cuanto puso un pie, todos se abalanzaron sobre él.

-¿Qué ocurrió?-

-¿Te dijo algo la Madre Emperatriz?-

-Dijeron que te habías enfermado.-

Miles de preguntas curiosas lo atosigaron, aunque al menos pudo sentir preocupación por parte de sus compañeros, sabía que algunos solo querían que les pasara el chisme.

-¡Oh Dioses! ¿¡El Emperador te lo dio!?- Exclamó una concubina de rango noble.

Todos dirigieron su mirada al nuevo collar de aguamarina. Los ojos de Remiel eran como filosas dagas, Aziraphale esperaba un comentario desagradable de su parte, pero sorprendentemente el chico guardó silencio.

-¡Bien chicos, es suficiente! Ocúpense de sus propios asuntos.- Dijo Lilith, ordenando a todos que dejaran en paz a Aziraphale.

-Supongo que usaste esta situación a tu favor.- Murmuró la pelirroja.- Aunque te aconsejo no volver a hacer algo tan estúpido como insultar a Lady Dagon.-

-Siempre y cuando ella no me insulte. Tengo entendido que luego de tener a nuestra príncipe, el emperador no volvió a tocarla.- Murmuró para evitar que los demás escucharan.

-Eso es asunto de ellos. Tu concéntrate en complacer al emperador y verás lo lejos que podrás llegar.- 

Dicho esto, le sonrió a la señorita Lilith. Aunque Aziraphale quería hablar con sus tres amigos, tenía algo que consultar con Amón, ya que venían del mismo pueblo. Discretamente lo llamó y le pidió acompañarlo a sus aposentos.

-¿Cómo te fue con el Emperador?- Preguntó curioso.- Muriel me dijo que estabas muy enfermo y él personalmente te llevó a sus habitaciones.-

-Muy bien, me cuido. De hecho... quisiera hablarte de... de Gabriel.- Titubeó.

Eso si que no se lo esperaba el joven de cabellos castaños, dejándolo perplejo.

-¿Ga.. Gabriel...? Yo pensé que...-

-No lo he olvidado. Lo que sentía por el fue real, quería casarme y pensé mucho en él tantas noches... pero... Crowley... es decir, el Emperador llegó a mi y... ahora Gabriel parece un lejano recuerdo ¿Estoy mal?- La mirada de Aziraphale parecía perdida y acariciaba la piedra de su nuevo collar.

Sin responderle, Amón lo abrazó. No sabía que contestar.

-Yo... no lo sé... estar aquí no es algo que elegiste... no es algo que elegimos.- Respondió conteniendo las ganas de llorar.- Supongo que debemos pasar página de nuestra vida anterior.-