La incertidumbre se sentía en el ambiente. Había salido por la mañana temprano y ya había algunas personas de Oic con la intención de ir a En'rec. Ese anuncio no había pasado desapercibido.
Mi padre me admitió cierto interés, pero sus obligaciones eran mayores. Lo entendía, después de todo era el que más dinero aportaba.
—Cuenta con que ellas vayan a primera hora o en cuanto se despierten —aseguró mi padre antes de que se marchara de casa ayer por la noche.
De pensarlo me hacía cierta gracia, ¿pruebas fáciles que al superarlas te daban un deseo? ¿Cualquier deseo? Había una clara y obvia trampa, una que cualquiera con dos dedos de frente podría detectar, pero con lo que veía en las calles, me dejaba en claro que la gente en ocasiones no era muy inteligente.
El asunto era, ¿cuál era la trampa? Algo así no podía ser real. Un deseo. Cualquiera, pero a saber cuáles eran las pruebas.
No tardé mucho en llegar, y como era costumbre, vería a mi profesor en el edificio tomándose un café, aunque no estaría solo.
—¡Zigor!
Corriendo en su dirección, le sorprendería ante mi repentino y cariñoso abrazo. Sabía que no era normal en mi aquella actitud, pero me era un gran alivio saber que estaba bien y que aún seguía con nosotros. Miré hacia su cuello, viendo que había subido un poco, unos ochenta.
—¡Nilia! ¿Qué tal? Ayer no te vi por aquí —habló Zigor.
—Hice una pijamada con mis hermanas y me quedé dormida, por ello tardé —admití con una sonrisa nerviosa, quitándome la chaqueta para sentirme un poco más cómoda—. ¿Qué tal estás? ¿Todo un poco mejor?
—Bueno, se hace lo que se puede.
La respuesta demostraba cierta incomodidad en querer hablar de ciertos temas frente a mí, pero no me molestaba. Después de todo era su vida y no era quién para invadirla. Si estaba bien, era lo que importaba.
—¿Te enteraste del anuncio? —preguntó Zigor.
—Sí, claro que lo hice... aunque no pensé que tú lo vieras también.
—Fue transmitida en todos los lados. Daba la sensación de que ese anuncio tenía que ser visto por todos los ciudadanos del planeta. Daba miedo. Gente que ni siquiera tenía un hogar, se enteró del anuncio como si estuviera dentro de su cabeza —explicó Zigor.
Para ese entonces, Miles habría vuelto de tomar el café, poniendo sus manos en los bolsillos de su pantalón tejano.
—Parece ser que sí es alguien de otro planeta, un sujeto que nos quiere dar... "felicidad" —intervino Miles con seriedad—. He visto mucha gente de buena mañana ir allí para poder conocer el lugar, pero siento que va a ser una estafa. Cumplir un deseo, cualquiera, ¡así como si nada! Demasiado bueno para ser verdad.
—Pero viste como actuaba, ¿no? —pregunté con cierta intranquilidad.
—Sí, claro que lo vi —respondió, apretando sus labios y frunciendo el ceño—, pero siento que tiene malas intenciones.
De pronto, la puerta del edificio se abrió con cierta rapidez, viéndose a Kilian respirando apurado. La emoción se veía en sus ojos, mirando a cada uno de nosotros.
—¿Habéis visto el anuncio? —preguntó.
—Claro, todos lo hicimos —respondí, frunciendo el ceño.
—El lugar ya está abierto, y ya han entrado las primeras personas, ¡dicen que las pruebas son muy difíciles!
Aquello me lo esperaba, no iba a ser tan regalado como algunos pensaban. Detrás de aquel anuncio, había una trampa, una tan obvia que los tontos caían.
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I - Las pruebas de la muerte [G.O] #PGP2024
Ciencia Ficción¡Ella es Nilia, nuestra salvadora! Repetían esas palabras sin parar mientras miraba todo lo que me rodeaba. Yo solo quería un mundo tranquilo, uno donde las tres ciudades: Oic, Ic'nes y En'rec; pudieran estar en paz a pesar de sus diferencias como s...