¡Reunión de rebeldes!

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Salto sobre la motocicleta de Mario, sintiendo la adrenalina correr por mi sistema mientras nos dirigimos a toda velocidad hacia el escondite clandestino en el barrio más peligroso de la ciudad. Lo que parece ser una inocente tienda de cómics desde afuera, se convierte en nuestra guarida secreta una vez que entramos por la puerta trasera.

Mario me da un rápido tour por los pasillos llenos de cosas robadas que exhibe como trofeos, como si fueran artefactos de un museo del crimen. Cada objeto tiene su propia historia, y Mario se enorgullece al contármelas.

— Este es el casco de oro que robé del museo de arte moderno— me dice, señalando un casco que brilla bajo la tenue luz de la guarida. — Y ese costoso reloj fue un regalo del mismísimo alcalde después de que le ayudé a recuperar su gato perdido.

Me río ante la extravagancia de las historias, preguntándome cómo es posible que haya logrado tantas hazañas sin ser atrapado aún. Pero en el fondo, sé que Mario es el mejor en lo que hace, y eso termina por darme un poco de confianza en nuestro "proyecto".

— Así que... ¿qué te parece? —pregunta Mario, mirándome con una sonrisa. — ¿Lista para conocer al resto de la pandilla?

Finalmente, llegamos a la sala de estar, donde varias figuras nuevas esperan en un sillón. Sus miradas se clavan en mí con sorpresa y desconcierto. No es para menos, supongo que no esperaban ver a una chica como yo unirse a su equipo.

Uno de ellos rompe el silencio, preguntándole a Mario si está hablando en serio. Mario, con su característica confianza, le responde que lo está, lo que provoca una serie de gestos de incredulidad entre los presentes.

— ¿Una mucama en el equipo? ¿Estás loco, Mario?— exclama uno de ellos, levantando una ceja con escepticismo.

Mario se ríe y me mira con complicidad antes de responder.

— No subestimes a Valentina. Tiene habilidades que te sorprenderán. Además, necesitamos a alguien como ella para llevar a cabo nuestro próximo golpe.

El resto del equipo parece todavía incrédulo, pero estoy decidida a demostrarles que no se equivocaron al reclutarme.

— Sí, soy una criada, pero también soy una experta motociclista— declaro. — Y estoy aquí para ayudarlos a robar algo realmente grande.

Los miembros del equipo intercambian miradas y murmuran entre ellos, claramente incómodos con la idea de tenerme en su equipo. Sin embargo, Mario no parece dispuesto a dar marcha atrás, y yo estoy decidida a demostrarles que soy más de lo que aparento.

— No estoy segura de cómo una criada puede ser útil en un atraco, pero confiaré en la decisión de Mario por ahora— dice una de las chicas con cautela.

El aparente genio tecnológico del grupo, frunce el ceño mientras mira su dispositivo con desconfianza.

— No me gusta trabajar con desconocidos, especialmente si tienen un uniforme de sirvienta— declara con franqueza. — Pero si Mario confía en ti, supongo que tendré que darte una oportunidad.

Un par de gemelos pelirrojos, intercambian una mirada de incredulidad antes de encogerse de hombros en resignación.

— Si Mario dice que eres buena, entonces supongo que tenemos que confiar en él— dice uno, mientras se ríe.

Después de las reacciones iniciales, Mario mira expectante, esperando que los demás también me den una oportunidad.

— Soy Sophie, experta en manipulación. Puedo convencer a cualquiera de hacer lo que quiero sin que se den cuenta. Espero que tengas habilidades más allá de servir té— dice con una sonrisa sarcástica.

Limpia, acelera y... ¡Corre!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora