El cielo rojo de la tarde se extiende sobre nosotros como un lienzo degradado, mientras nos reunimos en el embarcadero clandestino para celebrar nuestra última hazaña. El sonido de las olas rompiendo suavemente contra la costa y la música animada que sale de un altavoz portátil crean la atmósfera perfecta para una noche de celebración.
— ¡Vaya fiestón, eh!— exclama Pablo, mientras se balancea al ritmo de la música, con una sonrisa de oreja a oreja.
— ¡Sí! ¡Hicimos historia hoy!— añade Shotaro, levantando su vaso en un brindis improvisado.
Kumiko, con su típica energía, se lanza a bailar al centro de la pequeña pista improvisada, arrastrando a algunos de los demás miembros del equipo con ella.
— ¡Ven, Valentina! ¡Baila con nosotros!— me grita, agitando los brazos con entusiasmo.
— ¡No, gracias! Prefiero no hacer el ridículo delante de todos— respondo, riendo mientras observo a los demás disfrutar de la fiesta.
Mario, quien ha estado observando, decide intervenir con una sonrisa.
— ¡Chicos, chicos, chicos! ¡Escúchenme un momento!— exclama Mario, alzando su vaso para llamar la atención de todos. — Quiero agradecerles a cada uno de ustedes por su increíble trabajo hoy. ¡Lo hicimos! ¡Conseguimos un botín increíble!
Los chicos estallan en aplausos y vítores, celebrando el éxito de la misión. Mario sonríe y luego señala hacia los diversos objetos reunidos en el embarcadero.
— Pablo, gracias a tí, ahora tenemos un camión blindado que ningún banco podrá detener. ¡Excelente trabajo!— dice, señalando hacia el camión blindado que destaca entre el resto de las adquisiciones.
Luego, volviéndose hacia los gemelos, continúa.
— Shotaro, Mizuki, su habilidad nos consiguió un submarino que será nuestra clave para movernos sin ser detectados bajo el agua. ¡Impresionante! — afirma, asintiendo hacia el submarino que se encuentra en el agua cercana.
Kumiko, quien aún baila al ritmo de la música, se acerca con una sonrisa de satisfacción.
— Kumiko, Valentina... gracias a su astucia y valentía, tenemos un botín que incluso Joel envidiaría. ¡Robar el Speedster fue una jugada maestra!— dice, con una sonrisa orgullosa mientras señala la lancha jet recién "adquirida".
Ambas sonreímos ante los elogios, pero antes de que podamos responder, Shotaro y Mizuki, los hermanos destrucción, se acercan con una mirada traviesa.
— Y tú, Mario, ¿cómo hiciste para robar ese avión? ¿Te disfrazaste de piloto y te lanzaste desde una altura estratosférica?— pregunta Shotaro, con su típico humor.
Mario suelta una carcajada y se pasa una mano por el cabello, pensando en la mejor manera de responder.
— Bueno, en realidad, fue un plan bastante ingenioso. No fue necesario lanzarnos desde una altura estratosférica, aunque admito que habría sido emocionante— responde, con una sonrisa.
Sophie interviene con una mirada de complicidad.
— Digamos que tuvimos que usar nuestros encantos y un poco de persuasión para convencer al piloto de que nos dejara subir a bordo. Una vez adentro, fue pan comido— explica, con un brillo juguetón en sus ojos.
— ¡Vaya, vaya, vaya, la señorita persuasión en acción! ¡Eso es algo que tenemos que ver!— exclama Mizuki, con una sonrisa burlona.
Sophie se encoge de hombros con modestia, pero no puede evitar sonreír ante el comentario.
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Limpia, acelera y... ¡Corre!
ActionValentina, una audaz corredora ilegal, se ve forzada a dar un giro radical en su vida cuando problemas legales la llevan a trabajar como criada en la opulenta mansión de un antiguo amigo de la infancia, ahora convertido en millonario. En este inespe...