08| Dios, esto no me puede estar pasando.

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La confianza es algo difícil de conseguir, pero muy fácil de perder

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La confianza es algo difícil de conseguir, pero muy fácil de perder. Por un largo tiempo tuve que esperar para ganarme la confianza de las personas, tanto que solo tenía un amigo, pero por sucesos trágicos perdí mi amigo y la confianza que la gente tenía en mí.

Eso me hace pensar si es real la confianza que depositan en uno, o simplemente es un pretexto que ponen, para no decir lo mucho que tienen miedo a tu forma de ser, o actuar.

Por lo general no confío en las personas, y no soy alguien que otorgue secretos o miedos a los demás, porque simplemente sé lo que es callarse para no tener que enfrentarse a la realidad, y eso me ha llevado a tener miedo de la gente, y de lo que puedan hacer si saben sobre lo que más me asusta.

La alarma suena a eso de las cinco y cincuenta. Con mucho cansancio la apago y pienso muy dentro de mí, si madrugar un domingo sea buena idea, ya que en realidad no me apetece, pero decidí ir a ese evento y no pienso echarme para atrás.

Tomo una ducha rápida, pero eficiente, me pongo unos pantalones cortos cómodos, y una camisa polo, de cuello normal. Llamo a Angela y de mala gana me responde.

—Ya estoy listo, ¿puedo pasar por ti? —digo.

—¿Es en serio que vamos a hacer esto? Podemos ir a las nueve de la mañana, ¿qué necesidad tenemos de llegar tan temprano? —se queja mi mejor amiga.

—Quiero estar ahí cuando comience la carrera, y eso es a las ocho en punto y tenemos una hora de camino —explico.

—Odio, cuando te pones en esa tónica, está bien, ven, ya me alistaré —reniega Angela, y de mala gana se despide y me cuelga.

Hoy iré al pueblo vecino donde se realizara la competencia de ciclismo. No me tomo mucho averiguar donde sería la carrera, y llame a mi amiga a eso de la medianoche, para pedirle el favor que me acompañe a la competencia.

También revisé mi billetera, y con lo poco que me queda tengo para tiquetes del bus, y ajusto a dos comidas el día de hoy «empanadas en ambas». Camino fuera de casa, no sin antes notificarles a mis padres que saldría.

De camino a la casa de mi amiga me pongo mis auriculares y deslizo mi dedo por la carpeta de multimedia donde busco entre todos los audios guardados de los grupos, que son en realidad música, pero por ser pobre no tengo acceso a ese contenido original que ofrecen en la tienda de aplicaciones.

Reproduzco una canción y comienzo a tararearla en el camino; mientras intento aprenderme la letra, ya que la profesora Farid nos dejó esta canción para presentarla en una especie de karaoke «examen oral en pocas palabras», y aprovecho cada momento que puedo para memorizar la letra.

Cuando me acerco a la casa de mi amiga la llamo para notificarle que estoy llegando, está baja del edificio, y veo que lleva unos lentes oscuros intentando ocultar su cara de «no he dormido un carajo», me acerco a donde ella está y le regalo una sonrisa a lo lejos, y esta solo hace una expresión de cansancio.

¿CONFUNDIDOS O MENTIROSOS? MEJORES AMIGOS. TERMINADA✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora