D es un adolescente prodigio en su escuela, un chico correcto y muy dedicado a lo que hace, especialmente a su pasión frustrada: la escritura. Sin embargo, nada es realmente perfecto y D guarda un par de secretos, «más bien bastantes». Está enamorad...
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Hace no mucho escuche sobre el lenguaje del amor, y al parecer es una forma no verbal «o tal vez sí», sobre como tratamos a alguien para demostrar nuestro amor, por lo que se supone, que depende de esto tu personalidad afectiva y romántica.
Yo nunca he tenido eso, más bien soy alguien aislado que nunca ha pensado en romanticismos más allá de los libros y últimamente de los personajes de una novela que me he estado viendo luego de llegar de la casa de F.
Ahora hay algo diferente en mí, algo que me motiva a hacer cosas que antes me parecerían sumamente patéticas «creo que era influencia no romántica de Angela», pero ahora sonrío con la más mínima cosa que pasa cuando lo veo a él, y su sola presencia al verlo llegar al salón me vuelve la persona más feliz, tanto que mi sonrisa se ensancha al solo sentir su presencia y me da bienestar el tenerlo cerca, ya sea en público, o sobre mi regazo cuando estamos en privado.
Es un sueño vivido.
F parece ser romántico, o al menos eso siento. He vuelto a ir a uno que otro entrenamiento suyo fuera del colegio, y al parecer la razón de esto es porque ya conoce las estrategias de sus compañeros, y es bueno experimentar como lo hacen en otros lugares, para él, un buen estratega sabe buscar debilidades en los demás.
Al acompañarlo a cada lugar al que va me siento en un sueño donde soy el chico que lo apoya y está ahí para él, creo que ese es su lenguaje del amor, mantenerme a su lado para demostrarme que en serio valora mi presencia junto a él.
Hace unas semanas le hice prometer que cambiaría conmigo, que sería la última oportunidad que le daría, que sus disculpas ya eran vacías y que solo sus actos conmigo serían los que decidieran si merecía o no que yo estuviese a su lado.
Y lo ha hecho de maravilla, su comportamiento ha mejorado, se ha centrado en aprender conmigo en las tardes y cuando terminamos casi siempre nos damos tiempo para juguetear en su cuarto «siempre y cuando no esté su familia». El defenderme de los chicos el día que me dijeron que sería el papel del jorobado también me alentó a creer más en el cambio que él decía tener.
Y el beso.
Eso lo ha cambiado todo, talvez ese acto en público fue lo que me ha hecho pensar en la remota posibilidad de que algún día pase algo, esa reacción por su parte me ha puesto en cuestionamiento de la forma en la que veo nuestro futuro, talvez F y yo si podamos ser novios, de aquellos que se toman de la mano, y de los que se besan en público sin importarles un comino lo que digan; e incluso ver la posibilidad de hablar con mis padres sobre lo que soy, y lo que realmente me gusta sin fingir que solo me atraen las mujeres más allá de lo sexual, y que no estoy enamorado de un chico.
Todo eso ha vuelto mi cabeza y mi corazón en un manojo de emociones, que más que perturbarme me mantiene en un dulce limbo de ilusiones.
Ya nada puede salir mal para mí, todo ahora estará bien.
