XX
El cristal rosa.
|You get me so high|
Merlín la vio lanzar la flecha, y esta darle en el centro a Morgana. No se fijo en como continuo la batalla, sino es como hacer para evitar que la bruja que caía en picada se hiciera añicos contra el suelo. Aun podía percibir su magia, débil en comparación con minutos atrás, pero allí estaba. Haciendo fuerzas para evitar desvanecerse con su ultimo tiro.
Lanzo un hechizo que aminoró la caída, pero no lo suficiente para detenerla. Lo repitió, hasta que pudo librarse de los escombros que lo apresaban contra el suelo del canal, y con algo de energía corrió a donde creyó que Arabella se estrellaría.
Llegó a tiempo, para que, con un último hechizo, cayera con suavidad a sus brazos, y ambos terminaron en el suelo. Ella por venir con mucho peso, y él porque le faltaba energía.
Alzo la vista, a donde antes estaba Morgana, y dejo de sentir su magia en el aire. ¿Todo había terminado? Esperaba que sí, porque viendo a la rubia que reposaba entre sus brazos, supo que no quería que su sacrificio fuese en vano.
Se dio cuenta que conocía la versión de Arabella capaz de tomar decisiones extremas, pero no la versión en la que ella daba la vida por los demás. Pero estaba seguro que por amor seria capaz de cualquier cosa.
Alguna vez, en Camelot prefirió ser la pieza en el juego del rey, antes que tener que ser desposada para buscar alianzas. No por miedo a perder su libertad en brazos de otro hombre, sino por ser alejada de quien amaba con locura.
Le molestaba que sus aprendices estuvieran tan cerca de ella cuando más inestable se encontraba, pero ahora comprendía que Arabella seria la ultima bruja sobre la tierra capaz de hacerles algún daño.
—Creo que lo has hecho bien, bruja —dijo Merlín, y se puso de pie.
Recobrando sus energías de a poco, ascendió al puente en donde ahora reinaba la paz (pese a ese gran remolino rojo que llegaba hasta el cielo del mismo color) Era de entender que no estuvieran festejando. Hacía meses que venían batallando ellos solos contra una amenaza que iba mas allá de solo atacar la paz de una comunidad troll.
El murmullo que se oía se hizo silencio cuando notaron la presencia de Merlín acercarse. Voltearon a verlo, y se encontraron con una extraña y dolorosa realidad. Clara se acerco a él de prisa, y se detuvo a ver a su vieja amiga en brazos del hechicero.
Paso una mano por su mejilla manchada de rosa, y contuvo hasta donde pudo las lagrimas de verla de ese modo. Era extraño que estuviera tan silenciosa, tan doloroso que la calma que tanto anhelaba haya llegado de esa manera, y no de la forma que alguna vez le contó.
"—Es raro de mi que busque estar en un mismo lugar, después de haber recorrido incontables caminos —dijo aquella tarde—, pero ahora que nadie me persigue, y que la paz es una opción válida, no hago más que desear estar aquí por siempre".
Esa misma tarde confesó que no solo quería un hogar para ella y su familiar, sino uno en donde también estuvieran sus nuevos amigos, y su viejo amor de la infancia. Que podía imaginar, estar todas las tardes a su lado apreciando las puestas de sol, como alguna vez hicieron.
Quizás lo consiguió. No para ella, pero si para el resto, pensó Clara.
Todos allí rodearon a Arabella, que ahora reposaba en el suelo, y voltearon al escuchar que alguien mas se acercaba. Quedaron angustiado al notar que se trataba de Hisirdoux. Mas pálido de lo usual, al igual que cansado. Venia con dos felinos a sus lados. Uno negro de ojos amarillos, y otro blanco de ojos verdes.
ESTÁS LEYENDO
Quedarse Quieta, el origen de una bruja.
Fanfiction🔹 Libro 1🔹 Arabella Pericles se cansó de su vida agitada. Decide que ser la bruja más temida ya no es lo suyo, y se embarca en busca de una vida más mundana. Años lejos de lo que más conocía la hicieron una chica más, sin embargo seguía sin encon...