XXIII
El desastre natural, y otras maneras de ser fuerte.
|Daddy Issues|
"[...] Era la primera vez que estaba en ese bar, de ese lado de la ciudad. Había entre ellos, magos, alguna que otra bruja o hada disfrazada, y sin pasar desapercibido desde el momento en que puso un pie ahí, uno que otro cambiante, charlando entre ellos. Si, estos también la vieron. Pues, pese a los años transcurridos aun seguía vigente aquel título, que parecía imposible de quitar de encima.
Hija de Morgana.
Aquel nombre no le traía mala suerte, ni la perjudicaba directamente. Pero no podía soportar que su fama, a veces, sino es que la mayor parte del tiempo, se redujera a eso. Era el demonio rosa, el espíritu de la bruja, el cuervo rosa, y muchos otros apodos, pero siempre la hija de Morgana. Porque estaba claro que alguien la había engendrado, pese a que la hechicera no era la madre en cuestión, y tampoco se refería a ese tipo de creación" (cap. La soledad por la noche desespera. Glitter and Gold)
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Aquel golpe, la magia rebalsada, el enojo, los recuerdos, el descontrol, todo el caos que se alzaba sobre ellos, sobre ella, termino por agotarla. Al darse contra un bloque de hielo, y a punto de perder la conciencia una vez más, la vio a ella.
Era esa extraña aparición que siempre llegaba cuando estaba a punto de perder algo, la conciencia, la cabeza (la mayor parte del tiempo) o la vida. Era difícil para Arabella, volver a verla como la salvadora que alguna vez fue, cuando las circunstancia no parecían estar a su favor.
Pudo haberse alejado de ella, apartado con un ataque mágico, pero sus manos ardían, y el corazón le dolía. Mucho mas que en cualquier otra ocasión, pues no podía hacer nada, y temia que la vida de todos se terminara justo allí. Cerró los ojos, y ya no oyó mas nada. Se dejó llevar por la oscuridad de tener la peor realidad posible.
No estuvo segura de cuánto tiempo paso, pero cuando abrió los ojos, no sintió el malestar de momentos atrás.
Temió lo peor.
No porque no le dolía ni un centímetro el cuerpo, sino por la extraña calma que se alzaba a su alrededor. Abrió un poco mas los ojos, y se dio cuenta que estaba en un cuarto en el que no estuvo en mucho tiempo.
¿Cómo llegó allí? No tenia ni idea, tampoco estaba segura de si le podía gustar la respuesta. Y sin buscarla, esta se hizo presente. Con su armadura dorada, el cabello cobrizo atado en una larga trenza, los ojos verde brillantes sin una pizca de la maldad que vio tiempo atrás.
Aun así, no estaba para nada segura de querer tener a su madre ahí mismo, viéndola como si fuera realmente su madre, y no la mujer, la hechicera que le dio la espalda para poder cumplir con un propósito.
—¿Qué haces aquí? —pregunto Arabella.
Enojada, una vez mas sus ojos comenzaron a teñirse del color salvaje de su magia.
—Dándote una mano —respondió Morgana.
—Si, recuerdo que la ultima vez, me diste una mano en los aires, y casi me matas —gruño furiosa.
—Casi te mato hija, hay una diferencia —dijo Morgana, y le dio una sínica sonrisa.
—Genial, me voy —dijo Arabella, y buscó ponerse de pie—. No quiero seguir contagiándome de ti. No se si recuerdas, pero ser como tu lo abandone hace años.
Estando de pie, sus rodillas temblaron, y una vez mas cayó en la cama. No tenia tantas fuerzas, y la magia desbaratada no le ayudaba a mantener el equilibrio.
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Quedarse Quieta, el origen de una bruja.
Fanfiction🔹 Libro 1🔹 Arabella Pericles se cansó de su vida agitada. Decide que ser la bruja más temida ya no es lo suyo, y se embarca en busca de una vida más mundana. Años lejos de lo que más conocía la hicieron una chica más, sin embargo seguía sin encon...