XXI
Si vuelves, estará todo bien.
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Sobrevolaron la ciudad. Arabella observó con espanto el nivel de destrucción de la ciudad que aprendió amar. Pedazos de castillo esparcidos en el parque, columnas aplastando la escuela, y fuego por todos lados. Si murió, ahora se pensaba en el infierno.
Cuando tocaron el suelo, fueron atacadas por unas grandes lagartijas oscuras. Hechas de la misma magia que atestaba el departamento. Aun agotada, y con el estomago revuelto, se enfrentó a esos anfibios. No usó sus flechas, sabiendo lo que estas le podían devolver si los atacaba. Lanzó algunos hechizos de luz rosa, y uno a uno, los derribó.
Estaba segura de que podrían ser más fuerte, algo sucedía con su fuente de energía, porque ella no usaba su magia al cien por ciento para haberlos acabado tan rápido. Menos el frágil estado en el se encontraba.
—No deberías hacer eso —le regaño White, otra vez como gata.
—Si bueno, no me quedaba otra opción —alego Arabella.
—Si, la opción soy yo, no me das tiempo —gruñó White—. Como sea, no tendré esta discusión, avanza.
—¿A dónde vamos? —pregunto Arabella.
—Un lugar lleno de energía —respondió White.
En silencio, la siguió. Hicieron una cuadra, y Arabella supo de lo que hablaba la gata. Un local frente a ellas, emanaba lo que de verdad era mucha energía. Magia y tecnología a la par. La fría luz azul, era un punto que sobresalía en un ambiente cubierto de nubes rojizas y polvo por todos lados.
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Zoe dejó al grupo de amigos en un lugar secreto del local. Se fue tan rápido como ellos llegaron, porque si escuchaba a Merlín decir que su centro de reparación era una juguetería una vez mas, no iba haber nadie que la controle.
Volvió a su puesto de trabajo, dispuesta a ser cordial con la última persona que allí quedo, y darle un mejor trato que minutos atrás.
—Ahg, menos mal —exclamo el hombre.
—Si, si, lo siento, ¿En qué puedo ayudarlo?
El hombre a punto de responder fue interrumpido por alguien más que entró al local. Zoe no se iba a fijar en quien era, hasta que la nueva persona habló.
—Busco que alguien me diga que esta pasado —dijo la desconocida.
Alzo la cabeza, y abrió la boca con asombro. Estaba allí, parada, por completo desorientada, y luciendo tan fuera de lugar en comparación con el afuera. Como alguien recién salido de un cuento de hadas, y que se adentraba en uno de terror.
Zoe, ni nadie, estaba segura si Arabella tendría algún cambio dentro del cristal rosa. Y allí parada, con el cabello rubio que le llegaba hasta la cadera, y la mirada en un suave rosa, supo que algo siguió creciendo, pese a estar congelada.
—¿Qué haces acá? —pregunto preocupada, y se acercó a ella—. No, tu deberías estar lejos, con Circe o en otra ciudad.
—Si bueno, mi departamento fue destruido al igual que la ciudad —respondió Arabella.
—Uhhh, esto será un problema —murmuro Zoe—. Ven, alguien va estar muy alegre de verte.
Tomó su mano, y jaló para hacerla caminar. Era como llevar una sábana, un ente. Arabella se movía como si una suave brisa la obligara. Cada paso era como flotar. Trataba de enfocarse más, pero la magia moviéndose bajo su piel, la obligaba a dejarse llevar por quien sea.
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Quedarse Quieta, el origen de una bruja.
Fanfiction🔹 Libro 1🔹 Arabella Pericles se cansó de su vida agitada. Decide que ser la bruja más temida ya no es lo suyo, y se embarca en busca de una vida más mundana. Años lejos de lo que más conocía la hicieron una chica más, sin embargo seguía sin encon...