No One Like You [Guapoduo]

Abandonado

Hoy sin duda alguna estaba siendo el peor día de su vida, no sabía cómo es que las cosas habían salido tan mal, pero ahí se encontraba, frente a sus padres que se habían enterado de su embarazo.

Roier era un chico omega, criado en una familia bastante conservadora, su padre alfa y madre beta siempre le inculcaron la creencia de que los omegas debían de ser puros hasta el matrimonio, ser buenos esposos y tener a su lado una pareja trabajadora. Roier era un hijo modelo, estudiante con buenas calificaciones, lamentablemente durante uno de sus celos fue abordado por un alfa que se aprovechó de su estado vulnerable, provocando así que el omega se embarazara a su corta edad de 17 años.

Fue un encuentro de una vez y Roier jamás volvió a ver a ese alfa, siguió con su vida normal hasta que empezó con los síntomas, aunque no le tomo tanta importancia porque creía que solo estaba enfermo debido al estrés de la escuela y por su encuentro con ese desastroso alfa, además de que el olor de sus propias feromonas no había cambiado, no había subido de peso, era imposible que sus síntomas se trataran de un embarazo.

Pero, para su mala fortuna, su padre, un alfa muy respetado, se dio cuenta del sutil cambio en el aroma de su hijo, sus padres decidieron llevarlo al doctor para hacer una prueba de embarazo, confirmando las sospechas de su padre, Roier tenía un embarazo de tres meses.

Volviendo al presente, en el peor día de Roier todas sus pesadillas parecía que se volvían realidad. Estaba parado en la sala de su casa, justo de espaldas a la puerta principal, decir que sus padres estaban decepcionados era poco, parecían furiosos, tristes, la tensión en el ambiente no hacía más que crecer.

–No puedo creerlo, ni siquiera sé si te sigo considerando mi hijo

–Mamá, mamá por favor, no me hagas esto, soy tu hijo, el mismo de siempre – Dijo Roier con lágrimas en los ojos

–Mi hijo no es una prostituta cualquiera

–Mamá... por fav – Fue interrumpido por un golpe en la mejilla y luego otro y otro

–Eres un sucio – Decía la mujer mientras seguía golpeando al pobre omega y en un movimiento rápido le quitó el collar que siempre llevaban los omegas sin marcar

–Basta querida, lo mejor será que se vaya de la casa, yo no pienso cargar con una vergüenza como está – Sentencio del padre de Roier mientras le arrojaba una mochila con sus cosas

Su madre salió de la casa con una maleta deportiva y la lanzó a la calle, después tomó a su hijo del brazo y lo expulsó de la casa con la misma fuerza con la que arrojó la maleta, ni siquiera se digno a dirigirle una última mirada, la mujer le dio la espalda a su hijo y cerró la puerta detrás de ella.

Ahí se encontraba Roier, tirado en el suelo, llorando, aterrado, embarazado y completamente abandonado por las personas que más amaba, quería quedarse en el suelo a llorar desconsoladamente, quería rogar a sus padres que lo perdonarán, pero sabía que no lo iban a escuchar, tenía que encontrar un lugar donde pasar la noche, sería peligroso quedarse en la calle sobre todo en su condición.