Roier es un joven omega embarazado que es abandonado por su familia, desesperado sin saber a donde ir, se encuentra con Cellbit, un alfa, dueño de una tienda de musica rock que sueña con tener su propia banda
Descubre como evoluciona la relación de...
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Cellbit despertó sintiéndose completamente descansado y satisfecho, estiró sus brazos para rodear a Roier, estaba tan rebosante de felicidad porque aquel brillante y sedoso cabello castaño era lo primero que veía al despertar. Besó las marcas de mordida que había en la nuca de Roier, esas que dejó cada vez que lo anudó, provocando que la sensación cálida de su pecho se volviera más intensa cada vez que se unía a su omega de esa manera.
El alfa pasó sus manos por la piel desnuda de Roier, acariciando cada rincón que estaba adornado por marcas rosas de chupetones y ligeras marcas de sus colmillos. Sus caricias se detuvieron en el vientre del omega, notando que estaba un poco abultado por la cantidad de esperma que tenía dentro, sin embargo Cellbit lo recordaba más gordito y pachoncito. Recordaba estar abrazando a Roier de esa manera en la habitación de su departamento, recordaba con exactitud su primera vez con él y cómo se sintió cuando se declararon sus sentimientos, aún había muchos huecos en sus memorias, pero por el momento podía estar feliz por el momento tan especial que llegó a recordar.
Roier era tan hermoso que provocaba que el corazón de Cellbit palpitará con fuerza, las heridas en el rostro de su omega sanaron rápido y ahora podía verlo con más claridad, sin esos moretones cubriendo su nariz y la parte baja de sus ojos, lo único que aún conservaba era esa cicatriz sobre su pómulo. Besó su mejilla con dulzura, centrando su atención en los rojizos y entreabiertos labios de Roier, perdió la cuenta de cuántas veces los lamió y besó durante la noche anterior y quería volverlo hacer, quería volver a tomarlo y el deseo de embarazarlo lo invadió.
—Roier... — susurró Cellbit, besando el hombro de su pareja para despertarlo, sintiendo algo extraño en su entrepierna cuando el omega se removió despertando poco a poco. Cuando el alfa miró hacia abajo se dio cuenta que aún seguía dentro de él, aún unidos por su nudo.
—Gatinho — bostezó Roier, tratando de mover su cuerpo adolorido
—Espera mi amor, no te muevas — Cellbit llevó su mano hacia el miembro de su omega, empezando a acariciarlo y a estimularlo mientras besaba su cuello y mordía suavemente el lóbulo de su oreja
Roier se estremeció por el placer y por lo caliente que se empezó a sentir su vientre, estaba tan sensible que no tardó nada en correrse, ensuciando más las sábanas. Su cuerpo se estremecía con cada roce y podía sentir cada parte del miembro de su alfa y como este palpitaba en su interior, liberando oleadas de esperma en lo más profundo de él, se quedaron así por al menos una hora y cuando el alfa vació su nudo salió de Roier muy despacio para no derramar ninguna gota.
—¿Estás bien? — preguntó Cellbit, acariciando las caderas del omega, mientras dejaba besos por su espalda y lamia la zona de su nuca que ahora estaba enrojecida
Roier volteó a verlo con la cara levemente sonrojada y los ojos brillando de felicidad y satisfacción, le sonrió de manera tímida y se acurrucó contra su pecho, escondiendo su cara en los pectorales de su alfa tratando de recuperar el aliento.