Capítulo 21. Zacarías y Jhoan.

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Jhonathan.

Oímos nuevamente el grito de mi mujer – vayan ustedes, en un segundo voy – sostengo y mientras ellos van hacia la habitación, me cambio de ropa, me lavo las manos e ingreso a la habitación también.

Ava se encuentra desnuda, toda sudada por el dolor y el esfuerzo que hace pujando.

Voy hasta ella y empiezo a besarla. — Perdón, amor, no lo sabía, no me di cuenta—.

— Yo... yo, tampoco – responde.

Vuelve a pujar con fuerza - ¿Quieres ver como nace tu bebé? - me pregunta Alex, asiento y me hace señas para que vaya de su lado. — Esa es la cabecita – me explica. — Primero ya a salir la cabeza completa, después va a rotar el cuerpito hacia un lado, luego hacia el otro para destrabar los hombros y posteriormente saldrá el cuerpo completo – me explica y así pasó. Un hermoso bebé con piernas muy largas llegó a éste mundo.

Empiezo a preocuparme, ya que no lo escucho llorar, si no llora, no respira. Le comento al médico, pero Alex me dice que es normal, que no es como en las películas, que durante el embarazo el bebé no necesita usar los pulmones y cuando nace, el cuerpo tarda un momento en reaccionar y estrenarlos.

El médico está por cortar el cordón, pero Alex no se lo permite. Con cordón y todo lo coloca sobre el pecho de Ava mientras toca el cordón – Se llama clampeo tardío. Mientras el cordón tiene pulso lleva oxígeno al bebé, a medida que el pulso disminuye hace que de a poco el cuerpo del bebé se adapte al nuevo entorno. Por eso los bebés lloran tras el corte de cordón, porque se corta de manera repentina el flujo de sangre y oxígeno, como si no nos dejasen respirar.

En cambio, si se corta cuando ya no tiene pulso, como el proceso fue más lento, el bebé se adapta más fácilmente al entorno, hay menor posibilidad de complicaciones y el despertar suele ser sin llanto, ya que es paulatino y tranquilo a su rítmo— finaliza, el médico la observa dudoso, pero ella le pide paciencia.

Y sí, tal y como dijo, mi hijo lentamente empezó a despertar sin llorar, y cuál garrapata se prendió al pecho de Ava.

— Ahora sí, ahora se puede cortar – dice Alex mientras revisa al bebé mientras éste está lactando.

Ava llora mientras lo acaricia y besa sus manitos, yo estoy igual, todavía no puedo creer la escena que tengo frente a mí.

Hasta hace una hora estaba por irme.

Me agacho a besar acariciando a Ava y a mi hijo mientras el médico y Alex siguen trabajando con ella.

Cuando la estoy besando, nuevamente, mi mujer vuelve a gritar y a retorcerse.

Mi cuñada, con priesa, envuelve al bebé con una sábana limpia, me acomoda los brazos, me hace sentar y me lo entrega.

— Viene otro – manifiesta el médico y siento que me voy a caer seco acá nomas, pero debo mantenerme fuerte, ya que tengo a mi hijo en brazos.

El siguiente bebé nace sin problemas.

— Es otro varón, tu padre ganó – dice Alex entre alegría y decepción mientras realiza el mismo procedimiento que con el primer bebé. También me comenta que son grandes para ser dos, así que seguramente fue un embarazo a término. Que cuando vayan al pueblo trerá una balanza.

Yo todavía no lo puedo creer, tengo una familia.

Me doy un golpe mental, no tengo nada, ni cuna, ni pañales, ni ropa, ni nada. Le comento a Alex quien me tranquiliza diciéndome que no me haga problema, que por el momento me dará dos de mi sobrino y que enviará a mi familia a equiparnos todo, que mientras tanto hay que mantenerlos amamantando para que el cuerpo de Ava comience a producir más leche por demanda y calientes.

Terminaron los procedimientos con Ava y tanto el médico como Alex salieron de la habitación.

— Gracias, mi amor, por ésta hermosa sorpresa – digo sobro los labios de Ava para después besarla.

— Todavía no lo puedo creer, encima dos – me responde mientras ambos acariciamos a nuestros hijos.

— Genes Ferrari. Necesitan nombres – ella asiente.

— Uno se llamará Zacarías Damián. ¿Te parece? -

— Zacarías Damián Ferrari, dos nombres muy fuertes con un apellido igual de fuerte, me parece – sostengo.

— Los otros, elígelos tú —.

— Andrés Jhoan ¿Te parece? - ella se queda pensando.

— Andrés Jhoan Ferrari me gusta, pero más fuerte me parece Jhoan Andrés Ferrari – lo pienso un momento, creo que tiene razón y asiento.

— Sabes, hoy estuve a punto de dejarte – me observa aterrada y comienzo a reír. — Llegué a pensar que ya no me querías, hace meses estás extraña, llegué a creer que ya no me amabas más, que querías que me fuera. Inclusive, creí que me odiabas.

No quería hacerlo, de sólo pensarlo era la muerte para mí. Pero no iba a obligarte a mantener una relación que no querías, a estar a lado de alguien sólo por ser egoísta y querer yo quedarme contigo.

Te amo demasiado para atarte a mí por mucho que me doliese dejarte -.

Ava primero acaricia mi rostro hasta llegar a mi cabello, el cual toma con fuerza y me acerca a su rostro – que sea la segunda y última vez que se te ocurra dejarme. No tomes decisiones por mí, si tienes alguna duda, la consultas conmigo. Nunca me di cuenta de que estaba extraña o que creías que no te amaba, lo hubieras hablado conmigo primero, me hubieras dicho.

Te amo con todo mi ser Jhonathan, que no se te olvide nunca – sostiene antes de besarme con intensidad y con todo lo que pasó en éste tiempo y hoy, el alma me vuelve al cuerpo, así que le devuelvo el beso de la misma manera.

Se oye que golpean la puerta y la voz de mi madre – abre tú que nosotros ya tenemos las manos limpias —.

Abro la puerta y ahí está toda mi familia queriendo conocer a los nuevos Ferrari.

Mi madre queda embelesada en cuanto ve a sus nietos. Orgullosos al igual que yo, mi padre y mi hermano me abrazan y me felicitan, Alex se va directamente a controlar a Ava, le pregunta como se siente, saca dos pañales que envuelve con cinta, ya que son enormes y se los coloca a mis hijos para después presentarle a los bebés a Sofy.

Zacarías es el más pequeño y regordete de mis hijos, tiene el rostro colorado y el color del poquito cabello que tiene se confunde con el color de la piel.

Por otro lado, Jhoan, es un poco más largo, delgado y velludo, después, es igual que Zacarías. Los genes se mezclaron, pero creo que los de ella fueron más fuertes.

Alex y mi madre nos comentan que se quedarán ésta semana para ayudarnos con los bebés, que si necesitamos que se queden más tiempo que les avisemos, y para controlar que los tres estén bien, que ante cualquier percance o problema que vieran, los llevarían de manera urgente al hospital. Y la verdad, estoy más que agradecido.

Después, todos salen para dejarnos solos nuevamente. Nos avisan que irán al pueblo a comprarles a los bebés todo lo que necesitan. Que estemos atentos al celular, ya que nos harán videollamadas para mostrarnos lo que están por comprar para que elijamos junto con ellos y asentimos.

Puedo decir con toda certeza, mis padres son los mejores que puede haber tenido. Nunca hicieron diferencia entre nosotros, nunca hubo necesidad de cariño, y eso que mi padre es bien jodido. Siempre nos apoyaron y acompañaron en todo. Siempre nos inculcaron la unión y la hermandad más allá de todo. Siempre, la familia primero.

Los amo, y sé que si yo llegara a faltar, mi esposa y mis hijos no quedarían desprotegidos. Y en eso, podría, inclusive, hasta poder las manos en el fuego por Claudia y Paolo. Me hubiera gustado que mi abuela Fátima también estuviera en éste momento.

Mis hijos. Los tengo dormidos sobre mí, ya que Ava no pudo aguantar y se quedó dormida a punto desmayo. Fue un desgaste tremendo el que tuvo su cuerpo hoy.

Observo a mi mujer dormir, a mis hijos dormir, y esas palabras suenan en mi cabeza una y otra vez.

Mis hijos.

Que raro que se oyen en mi mente esas dos palabras y cuanto abarcan.

Todavía, no lo puedo creer.

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