Capítulo 14. Nunca más lejos de ti.

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Ava.

Puedo decir que no sólo me enamoré de Jhonathan, sino que también de su familia. Si bien, mi suegro es poco demostrativo, es buena persona. A diferencia de la presentación inicial, me dio un hermoso abrazo antes de despedirse.

Por otro lado, Andrea, es la persona más hermosa que conocí en toda mi vida después de Jhonayhan y mis padres.

Es una mujer muy hermosa sin importar su edad, comprendo por qué Jhoan se enamoró de ella, apenas la vio. Sencilla por demás, tremendamente agradable y cariñosa. Me agradeció, creo. Un millón de veces el haber cuidado de su hijo, hasta quiso darme dinero, el cual, obviamente, no acepté. No lo había hecho esperando nada a cambio, o más bien sí, lo que esperaba a cambio era que se recuperara para seguir con su vida y sin querer, él, se había adueñado de la mía.

Quedé ansiosa por conocer al resto, ya que Andrea, me había contado muchísimas cosas sobre su hijo mayor, su nuera y sus nietos, quien antes de irse le dijo a Jhonathan algo de dejarlo sin descendencia.

Llegamos a casa, cociné con Jhonathan abrazado a mi espalda sin despegarse de mí ni un segundo. Éstas dos semanas, él había dormido en el sofá, mis suegros en la habitación de mis pares y yo en la que antiguamente era la mía.

No quería dormir con él con mis suegros aquí, me daba muchísima vergüenza que me besara frente a ellos, así que dormir juntos me parecía un horror sin contar que en mi cama apenas y entraba yo.

Mientras cenábamos, no podíamos dejar de mirarnos, estaba tan feliz de que él estuviera aquí.

En un momento, se levantó, fue hasta la radio y comenzó a buscar con el dial entre las emisoras hasta que dejó una donde pasaba música romántica. Tomó mi mano, me llevó hasta él, la pasó por detrás de su cuello, me abrazó y comenzó lentamente a balancearse conmigo poniendo su rostro en mi cuello.

— Gracias por volver – le dije al oído.

— Fue una tortura cada segundo que estuve apartado de ti. Se me hacía difícil hasta respirar. Soñé contigo todos los días. Hasta estoy seguro, de que una mañana viniste a buscarme, a recordarme, por si me había olvidado de que estabas esperándome aquí, que, ya, había sido suficiente.

Creo que te amo desde el día que desperté. Sabía que algo me pasaba contigo, pero estaba tan confundido con todo de que ni siquiera sabía cual era ese sentimiento con invadía todo mi cuerpo cada vez que te veía, no lo sabía bien hasta que me besaste. Hasta que te abracé queriendo meterte dentro de mí pecho para llevarte conmigo y supe que mi lugar es contigo.

Que todo lo que tengo, que todo lo que soy, no vale nada y no lo necesito para ser feliz.

En éste lugar, en éste momento, si lo soy – finaliza.

— Te extrañé tanto – admití entre lágrimas, tras las cual, él tomó mi rostro, acarició mis labios con los suyos y comenzó un hermoso beso al cual acompañé sin dudar.

Mientras me besa lleva sus brazos a mi espalda, me abraza fuerte contra su pecho para después empezar besar mi cuello con desesperación y yo simplemente lo dejo.

Que haga de mí, lo que quiera, yo también quiero ésto.

Me sube hasta él y llevando su mano a mi cabeza toma parte de mi rostro, oreja y nuca para volver a llevar mi boca contra la suya de manera desesperada.

Suavemente, va desabrochando cada botón de mi camisa y con delicadeza mete sus manos dentro de ella deteniéndose y exhalando de manera excesiva con sorpresa – ¿no llevas brasier? - niego.

— No me gustan – respondo a lo que estampa mi espalda contra la pared, me sigue besando y comienza a todo mi cuerpo y a desvestirme al igual que yo a él, sin deja de besarnos ni un segundo.

Sin ropa ya, me lleva entre besos y caricias hasta mi habitación donde me acuesta con la espalda sobre la cama. Agitado, detiene el beso y el momento, me observa a los ojos apoyando la palma de su mano en mi mejilla, evitando que deje de observarlo – Te amo tanto, Ava. Eres el ser humano más hermoso que conocí en la vida. Nunca más lejos de ti, amor. Nunca más – finaliza volviendo a besarme sin detenerse, recorriendo con su boca y sus manos todo mi cuerpo, desde la cabeza hasta los pies.

Sus palabras rondan mi cabeza como cada gota de placer infinito que me da cuando su boca con mucha delicadeza ataca mi centro.

Una intensa oleada de placer comienza a invadirme haciendo que empiece a agitarme y a entrecortar mi respiración.

Jhonathan vuelve a mi boca y comienza a introducirse lentamente aumentando el ritmo y la intensidad de sus embestidas en cada beso hasta que no doy más – te amo con el alma, Ava – suelta en oído y es el detonador de la explosión de placer recorrer todo mi cuerpo haciéndome gemir en un potente y liberador orgasmo al cual Jhonathan acompaña soltando el suyo con la misma intensidad detrás del cual, ambos quedamos abrazados y exhaustos.

Pasa un brazo por debajo de mi cabeza y otro por mi cintura, me abraza con fuerza, sin dejar de besarme y me voltea hasta dejarme abrazada sobre él.

— Te amo, Jhonathan – le digo acariciando todo su rostro.

— Te amo, mi colorada – responde acomodándome nuevamente a un lado y metiendo su cabeza debajo de mi cuello, sin soltarme mientras acaricio su cabello, sintiendo su respiración cada vez más lenta, más pausada hasta que se queda relajado y dormido.

Todavía no puedo creer que lo tengo aquí, conmigo, entre mis brazos. Esperé tanto éste momento, que todavía no sé si estoy soñando. Mentiría si dijera que nunca pensé en como sería estar con él, pero fue mucho mejor de lo que esperaba.

El aura de pasión que nos envolvió fue embriagante y dentro de ella estábamos nosotros dos, transmitiéndonos todo el amor que sentíamos por el otro y conectándonos desde lo más profundo de nuestro ser.

Dentro de esa aura que todavía permanecía entre los dos, me dejé llevar por el sueño abrazada a él.

No sé a qué hora de la madrugada unos golpes a la puerta nos despiertan.

JHONATHANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora