JHONATHAN

Capítulo 19. Devolver algo de todo lo dado.

Ava.

Cuando todos se retiraron, e ingresé a mi casa, no podía dejar de llorar, el pensar en todo lo que mis padres habían hecho por mí. El saber que aunque no estuvieran de alguna manera me estaban cuidando fue maravilloso saber que, aún, seguían aquí para mí.

Ahora comprendía por qué el pueblo quería que siguiera tapando mi cabello, ellos también tenían miedo.

No podía creer la emboscada que mis padres habían hecho en el bosque para que no pudieran llegar hasta mí.

Que todas esas personas hubieran venido a cuidarme y defenderme, ensanchó mi corazón de tal manera que se salía del pecho. Mis padres estaban aquí en mi casa, allí en el bosque y en el corazón de cada persona del pueblo, siempre conmigo, siempre presentes. Mis padres.

Pasara lo que pasara, jamás iba a irme de aquí. Es el lugar más seguro de éste mundo para mí. Estoy en deuda de por vida con cada familia de éste sitio, aunque ellos no lo vean así.

Una vez que ingresamos, Andre comenzó a conversar sobre su proyecto y me pareció fantástico.

Por supuesto que no iba a negarme. Sé en carne propia, por lo que esos pequeños allá afuera pueden estar pasando. Si bien, tuve la suerte de huir, con el pasar del tiempo y al ser adulta, me fui dando cuenta de todo.

No se puede negar el inmenso corazón que Andrea tiene y la gran mujer que es. Espero que el pueblo esté de acuerdo en traer a esos niños aquí.

Esa misma tarde, la familia Ferrari se pusieron manos a la obra junto con el pueblo para reconstruir al falso camino directo que llevaba a mi casa y arreglaron mi puerta.

Cuando finalizaron se despidieron de nosotros avisándonos que estarían en comunicación con el médico.

Si el pueblo daba una respuesta positiva, el mes que viene Andrea vendría con Alexia para empezar a organizar el proyecto, si era negativa, vendrían a visitarnos en un tiempo más prolongado, ya que de ahora en más, ella se abocaría a la caza de esa gente de igual manera y le tomaría mucho tiempo.

Nos pidió que siempre que quisiéramos comunicarnos, lo hiciéramos por cobrar desde los teléfonos del aeropuerto, ya sea a ella, a Jhoan, a Máximo o inclusive Alexia.

Les dije de comprar un teléfono móvil, pero se negaron, dijeron que a su vuelta, ellos nos traerían uno a cada uno después de que pasaran por las manos de Walter primero para impedir cualquier tipo de rastreo o para que los únicos que pudieran rastrearlos fueran ellos y asentimos.

Nuevamente, como el día anterior, los acompañamos al final del bosque y volvimos a despedirnos con un fuerte abrazo.

Regresamos a nuestra casa y destruidos por el día que tuvimos, nos dejamos llevar por la inconsciencia, apenas apoyamos la cabeza en la almohada.

Al otro día, el intenso olor a café me despierta. Voy hasta la cocina y observo a Jhonathan terminar de preparar la mesa para el desayuno. Lo abrazo por la espalda y él se da vuelta correspondiendo entre besos el abrazo.

— Entonces... ¿Cuándo nos casaremos? - me pregunta.

— No lo sé, no lo había pensado – manifiesto. — Sin embargo, después de lo que ayer pasó, me gustaría que el pueblo entero estuviera invitado – Jhonathan asiente. — Y me gustaría que fuera el médico quien me entregara – y él, vuelve a asentir argumentando que tendríamos que encontrar un amplio lugar.

Ese día, fuimos al pueblo, nos surtimos de todo lo que nos podría hacer falta durante el mes, y nos encerramos en casa saliendo sólo para cazar o pescar. Necesitábamos tiempo de calidad a solas.

No llegamos a finalizar el mes que llaman a la puerta.

Al abrirla, es Andrea quien trae a una niña de la mano y junto a otra chica de baja estatura pero que aparenta aproximadamente mi edad cargando a un bebé.

Inmediatamente, los hago entrar, hace muchísimo frío fuera.

Andre me presenta a Alexia, quien me da un muy fuerte y sincero abrazo. A Sofy, un calco de mi suegra en diminuto y quien se me abalanza para que la alce. Y a Jhonathan bebé, quien no aparenta para nada el tiempo de edad que tiene, ya que es bastante largo. Aparentemente, va a ser alto como su padre, pero con los rasgos de su madre.

Mientras preparo el almuerzo, Jhonathan llega con la pesca de hoy y al ver a su familia suelta todo y va a abrazarlos. Sofy, bajó de mí y se pegó a su tío durante toda la tarde.

Andre me comentó, que el pueblo había dado una respuesta afirmativa a su proyecto y que habían llegado para comenzar, así que si bien ese día lo utilizaron para descansar, en los siguientes se ocuparon pura y exclusivamente al agrandamiento de la escuela, a planificar la casa hogar y el hospital. También comenzaron a registrar a la gente que quisiera capacitarse para los diferentes puestos en los que tanto Andrea como Alexia podrían ayudar y también para quienes quisieran estudiar afuera lo que aquí no pudiese enseñarse, ya que se calculaba que los niños o no tendrían educación o la que tendrían sería escasa así que la mayoría comenzaría nivelaciones en escuela primaria para luego poderlos reinsertar en los respectivos grados y años una vez nivelados.

Por otro lado, se comenzaban a buscar docentes de artes y deportes, así como personas que quisieran trabajar en la al cuidado de los niños en la casa-hogar, ya que absolutamente todos, debían prepararse con profesionales idóneos para poder manejar de manera adecuada, la psiquis de esos niños tan sufridos.