𝐒𝐚𝐥𝐯𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 #2 (Roier & Riversgg)

03.

¿Los amaba?, claro que los amaba. Pero no amaba su cuerpo.
Luego del embarazo, sumando sus problemas alimenticios que dejó solo para que Sebastian naciera bien (cosa que no resultó como esperaba), ahora estaba más que destrozada. Mirarse al espejo era algo que odiaba.

Samantha y Roier le repetían que ella era perfecta. Pero, sentía que era una mentira.
Sentía que le mentían de la forma más descarada y estúpida posible.

Se sentía la razón por la que decían "nadie es perfecto", ella no era perfecta.

El piso frío del baño estaba en la parte trasera de sus muslos y trasero, desnuda mientras lloraba. Odiaba cada parte de si. Y más se odiaba por haber sido la culpable de la muerte de su hijo.
Si estuviera mejor, quizá su hijo hubiera estado más fuerte, y hubiera podido sobrevivir.

Su. Maldita. Culpa.

La navaja estaba lejos de ella. No quería hacer algo tonto, pero su mente no le permitía pensar mucho.
Samy y Ro se enojarian con ella, quizá no enojarse, pero si decepcionarse. No quería eso. Quería que estuvieran bien y no se preocuparan por ella.

Mordio su labio con fuerza. No queria caer en la tentación. Pero cedió; no había mucho que hacer.

Desinfecto la cuchilla pequeña, y la paso lenta y dolorosamente por su ante brazo. Esto ya no dolia. Ya no hacía mucho, más que distraerla de lo que pasaba por su mente. Una gota de sangre recorrió su piel, manchandola en el camino hasta que cayó en el blanco y frío suelo.
La paso otra vez, siendo más torturosa consigo misma.

Una más. Samantha comenzó a preguntarse en porque tardaba tanto, hasta que escucho agua salir de la regadera. ___ era de tardarse mientras se duchaba. Así que no se preocupo. Lo raro es que salio vestida. Una sudadera de la misma Samy, una rosada que Sam jamás usaba, pero ___ amaba.

—¿Y Roier?— La voz dulce sonó en la habitación. Samantha reconoció el quiebre en ella.

—Salió a la ciudad para comprar algo de comer. Llega un una hora más o menos, eso sí no comienza a nevar.— Hizo una señal con sus brazos para abrazarla. —¿Estás bien, cielo?, tu voz...— Habló tranquilamente al ya tener a ___ en sus brazos. —Sabes que puedes decirme.—

No podía ocultarlo. No quería tener que afrontar aquello sola.

—L-lo siento Samy...— Murmuró con su vosecita derrumbándose. Comenzó a llorar como nunca, abrazando el cuello de la rubia más alta. —Perdóname. No debí hacerlo, p-pero me sentía culpable, y mal, y extraño a Sebas...L-lo extraño muchísimo.— Sollozo contra el cuello de Samantha.

Las manos de la más alta se dirigieron a su cintura, bajo la camisa y sudadera, acariciando su piel caliente por la temperatura del agua.

—¿Qué sucede, amor?, ¿perdón por que?, no hiciste nada

Bajo el brazo del cuello de su esposa, dejando que ella lo mirara. Samantha entendió de inmediato, y con total cuidado alzo el brazo de tela, viendo las heridas algo hinchadas. Beso la frente de la más baja, y quito los lentes que llevaba. Acarició su mejilla mientras sentía las lágrimas caer por su rostro.

—Ire por vendas y alcohol. Quédate aquí, cielo.— La abrazo de nuevo, y camino hasta fuera de la habitación, donde se echo a llorar luego de cerrar la puerta.

Samantha extrañaba a su hijo de igual forma. Lo amo, amaba, y amaría. Recordó por un momento la foto que le tomó con una cámara instantánea, corrió hasta su mochila, y la encontró allí.

Busco alcohol, vendas y fue a la habitación con las cosas y foto en sus manos.

—¿Qué es eso?

—Un regalo.— Sonrió, extendiendo su brazo para darle aquel obsequio. —Le tome una foto cuando estuve a solas con él. La recordé y pensé que te gustaría.—

___ cubrió sus labios temblorosos con una mano, mientras con la otra presionaba la fotografía contra su pecho. Comenzó a llorar de nuevo.

—Oh, Samy...Gracias, enserió, gracias.— Se levanto a abrazarla. —Te amo muchísimo.— Dejo un beso suave y rápido en sus labios, y dejó que Sam vendara las cortadas.

—¡Ro llego!— ___ Se separo de su beso con Samy, y se levanto de sus piernas, corriendo hacia la puerta para recibir a su otro esposo. —¡Hola!—

Roier noto las vendas. Sabía que Samy había hecho lo que tenía que hacer, así que mejor no pregunto. ___ solía sobrepasar mucho, y no quería que se hiciera más daño.

—Traje la cena. Ve al comedor y nosotros vamos después. — ___ Asintió y corrió hacia el comedor, dejando solos a Roier y Samantha. —¿Se corto?—

—Limpie las heridas y las vende...Ro, ella está mal. Necesita de nosotros ahora más que nunca. Se que te molesta eso, pero, antes de que discutamos por algo así, sal, cálmate y piensa lo que dirás, y regresas. Hazme el favor y no lo jodas.— Samantha no era de hablar seriamente, pero, ahora no quería más problemas. 

Su matrimonio se iría a la mierda con una discusión más.

Últimamente, ___ era demasiado sentimental, Roier gritaba y decía cosas sin pensar, y Samantha era mediadora de los conflictos, cosa que le dolia, porque escuchaba a ambos y nadie la escuchaba a ella.

Roier se guardo loq ue iba a decir, mordio sus labios con poca fuerza y asintió, saliendo de casa.

—Gracias.

—No digas gracias. Es lo que debo hacer...Osvaldo me dijo como te sentías.

—Maldito chismoso.— Rio entre dientes. —¿Qué te dijo, hm?—

—Solo...Perdón por acerté sentir mal con las peleas que tengo con ____. Se que no tienes porque soportar nuestras actitudes, y emnso cargar con todo.

—Ro, cielo, me duele más verlos peleados. Lo resolveremos. Los tres juntos, ¿si?

Asintió de nuevo, y salió de casa.