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Casi cae al ver el resultado en la última prueba.
Estaba claro, estaba embarazada.

Quackity y Roier comenzaron a tocar la puerta del baño al escuchar los sollozos de Samantha, hasta que unos segundos después ella los dejo pasar. Pudieron verla sentada en el baño, cubriendo su rostro mientras en su mano tenía la prueba.
Quackity vio las demás, sorprendido.

-D-dios- Murmuró, corriendo a abrazar a Sammy. -. Lamento no estar aquí antes...- Dio la última a Roier, viendo el mismo resultado que en todas las anteriores.

Samantha estaba más que destrozada. No podía consigo misma, ¿cómo cuidaría a un niño?, y, abortar era complicado, y darlo en adopción la haría sentir como mala madre.
Eran demasiados sentimientos. Siempre quiso un hijo, pero, no ahora, no era su mejor momento, no estaba preparada para cuidar de un ser humano que no podría valerse por si mismo en años.

-¿Lo abortaras?

-¡Roier!

-¿Qué?

-¡No puedes solo preguntar eso!... Está mal hacerlo, podría pensar que necesita una respuesta ahora cuando no es así. Sam, ve a recostarte, más tarde iremos al hospital para verificarlo, ¿si?, aún hay posibilidad de que no estés embarazada.- Acarició su cabello, viendo a Samantha asentir en un esfuerzo de estar más tranquila.
Se levanto y fue hasta su cama, y ambos salieron a la sala de estar.

-¿Qué haremos, Alex?, no puede ni con ella misma, ¿cómo planeas que cuide de un niño?

-Lo cuidarás tu igual, entonces.

-¿¡Estás loco!?, ¡no soy el padre!, ¿por qué debería hacerme cargo?

-Entonces yo me haré cargo de ese puesto.

Roier lo pensó un momento. Alexis no podía, el no debería.
Y un recuerdo le pasó, la vez que ____ les reveló su embarazo. Trató de olvidar eso y miro al de gorro.

-Ni de chiste. Yo lo haré.- Vio la sonrisa victoriosa de su amigo. -Pero, solo porque serías un padre horrible. No creas que por algo más.-

[🌟.]

-¿Una cita con Wilbur, hm?- El rubio entrecerro los ojos, viendo como Valeria casi se ahoga con su café. ____ se moría de vergüenza, apenas le confiaba a Tommy su secreto y ya lo había gritado en su comida con el y Valeria.

-¿Cómo que cita?, ¡oh, ¿y no me dijiste?!- Fingió estar indignada, pero veía la felicidad que sentía por el brillo en sus ojos. -Da igual... ¡Que bueno por ti!- La abrazó con una gran sonrisa. -¿Cuándo es que la tendrán?-

-Mañana por la noche.- Soltó una risita nerviosa. -A las 9 de la noche, en su casa. Pero, amigos, nada más, así que no se hagan ilusiones.-

-Mientes, se como te pones cuando estás con él.- Dijo Tommy, riendose de ella en su cara. No le molestaba, pero, tampoco era un tema que le gustaba hablar, apenas superaba su antiguo matrimonio y seguía con la pérdida de su hijo, así que Wilbur decía que la esperaría lo que la tendría que esperar. -Sé que tendrán algo.-

Se había vuelto incómodo, así que se invento una excusa y regresó a su hogar.
Pidió un taxi y a los 25 minutos ya estaba allí.
Entró y se tiró al sofá, pensando en cancelar aquella cita o no.
Quería a Wilbur, no tenía dudas de eso, pero, dudaba en que forma lo quería.

Era estresante, porque todos siempre querían respuestas inmediatas y ella simplemente tardaba en escoger lo mejor. Y a veces decidía mal por complacer a la gente o al contrario, buscar lo mejor para su salud mental.

Todo empeoraba por su posible anemia. Desde hace varios días, noto la gran pérdida de peso que sufrió, la falta de apetito, cansancio, mareos y se llegó a desmayar estando sola algunas veces.
Jamás se lastimó de gravedad, por ahora.
Pero tenía miedo de tener una recaída y colver a su hábito de autolesionarse, no comer y dormir todo el día, como cuando pasó una etapa fuerte de depresión en el pasado.

Levanto el brazo de su camisa, su antebrazo pálido y lleno de cicatrices, unas más grandes que las otras, algunas más blancas que su piel y otras no tan profundas.
Recuerda como se odiaba cada que se veía al espejo mientras sus piernas y brazos sangraban, y seguía odiabdose por aquello.
Se sentía horriblemente mal.
Se quitó los lentes, estaba llorando y apenas lo notaba.
Se secó los ojos, o al menos lo intento. Necesitaba de Roier y Samantha, ellos siempre la ayudaban cuando estaba así, pero, ya no podía solo llamarlos para que fueran con ella.
Cada quien en distintos países, pero ella recordaba perfectamente cuando los tres vivían en la misma casa.

Se recostó en el suelo, hace tiempo no se hacía nada, y ahora, que se sentía jodidamente vacía, quizá su única salida sería hacerla sentir algo de nuevo.
Dolor, mareos, algo para sentirse viva, lo que sea.

Tomo su bolso y salió de su departamento nuevamente para irse a la papelería más cercana, la cuál estaba a 5 minutos caminando.
Llegó y compró sacapuntas.
Luego, fue a una farmacia y compró navajas para afeitar y vendas, alcohol tenía en casa.

Volvió a la comodidad de su habitación, y desinfecto todo. Estaba claro que le daría un segundo uso.
Desarmo los sacapuntas, obteniendo 5 pequeñas navajas y las puso en alcohol un rato, las secó e hizo lo mismo con las navajas de afeitar.
Ahora solo era ella, nadie tendría que reclamarle, era como ser libre.

Y así se la pasó casi una hora, pensando, deteniendo el sangrado y volviendolo a provocar.
Ya no importaba demasiado.
Se durmió sin vendarse y dejando todo en su mesa de noche.
Igual, nadie corría riesgos más que ella.

𝐒𝐚𝐥𝐯𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 #2 (Roier & Riversgg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora