𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑉𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑐𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜

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   Me levanté de la cama, hice todo como en los viejos tiempos... Suspiré cuando llegue y me esperaban en la puerta.

-Rosse Elizabeth Zarreth... Que novedoso verte. - decía mi jefe.

-Señor. Buen día, le agradezco la segunda oportunidad. - murmure.

-Bueno, necesitaba nuevo personal y debes agradecer a tu novio, el vino a pedir disculpas por ti en aquel momento.

-Si... Gracias señor. - asentí.

-Pasa. - dijo y me dejó entrar al restaurante, Luis me sonrió de inmediato.

    Había pasado una semana, gracias a Dios necesitaban nuevo personal y habían renovado la paga, Igor se encargó en aquel momento de dejar mi vida en orden para que no parezca que desaparecí de la nada. Estaba agradecida por eso. Era un gran alivio.

  Cuando iba hacia Luis, Barbara paró en frente mío.

-Rosse. ¿Cómo estás?. - dijo simpáticamente.

   Me sorprendí y parpadee.

-Tarde Bárbara. Rosse ya sabe el tipo de persona que eres. - decía burlona Luis y paso por su lado.

   Luis me abrazó mientras susurraba.

-Me alegra que hayas vuelto. - me apretó fuerte.

-Gracias amiga. - dije sonriendo.

    Luego de eso, todo se volvio monotonía, solo que me decían que bueno que volví, pero todo seguía igual... Me sentía como si nyo me hubiera ido, como si solo hubiera estado dormida un tiempo. Y así, pasaron las semanas, salía de vez en cuando con los chicos pero siempre me sentía observada.

   Los días pasaban como agua, y hoy cuando ví la fecha caí en cuenta de que hacía un mes de que no sabía nada de él... El ruido de mi teléfono me sacó de mis pensamientos.

-Hola ma. - dije normal.

-Hola cariño. ¿Cómo estás?

    Mamá me llamaba todos los domingos religiosamente. Y su primer pregunta era siempre la misma, ¿Como estaba?. Nunca hablamos de Igor, ni de lo que pasó. No hablaba con nadie de eso, era un capítulo de mi vida que quería olvidar.

-¿Cuando vendrás?.

-Mmm, no lo sé. - murmuré

-Siempre dices eso Rosse. ¿Has sabido algo de...

-No. Nada.

-Si llegas a saber no dudes en decirme Rosse. Puedes hablar conmigo de lo que quieras.

-Gracias...

-Debo irme. Te llamo el próximo domingo.

-Si. Adiós.

   Suspiré y corté. Me fuí a vestirme, iría al parque a dar una vuelta. Salí sonriendo mirando las nubes, camine con cuidado hasta que llegue. Sonreí y me senté en un banco mirando el hermoso crepúsculo que se hacía frente a mi. Los colores, los tonos, las nubes, el Sol... Todo era una hermosa obra de arte, del mejor artista, sonreí mientras le agradecía a Dios por mi vida. En ese instante me sentía en paz. Me sentía bien. Nada me faltaba, me sentía plena.

   Pero luego de unos minutos y cuando empezó a oscurecer, me levanté y camine rápido a mi departamento, tenía ropa para mañana y estaba mojada. Cuando cruce una esquina paré en secó. Sentía que alguien me miraba, me giré rápidamente y lo ví. Abrí mi boca y el se quedó parado mirandome cansado, sus ojeras lo delataron. Enojada, crucé la calle.

-¡Tú!. ¿Me has estado vigilando?.

   Cuando estuve al frente le pegue en el pecho, pero me dolió más a mi que a él.

¿Quién eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora