1.05

1.8K 240 13
                                    

—¿Crees que le guste a Mal?—Tom mordió su labio inferior algo preocupado mientras le mostraba la foto en su celular a Evie, quien no tardó en tomarlo y soltar un grito agudo, aunque no tan fuerte para alarmar a la pelimorada, quien terminaba de cambiarse en el baño de la habitación de las chicas.

—¡Eres tan romántico, Thomas!—Chilló la peliazul en un susurro—. ¡Le encantará!

Luego de lo ocurrido en el partido de Tourney, la noticia de que el hijo de Aurora iría a la coronación con la hija de Maléfica no había tardado en recorrer cada pasillo de la preparatoria, generando divididos comentarios entre todos, aunque a Tom no le importaba el pensamiento de nadie, aunque una parte de él, que parecía estar reprimida pero manifestándose en su interior, deseaba saber qué era lo que pensaba Ben al respecto.

Ese fin de semana, había decidido invitar a Mal a una cita, y como nunca había tenido una novia, prefirió consultar con Evie algo que a Mal pudiera gustarle, o tan solo algo romántico, porque Thomas era realmente un fracaso en el romanticismo. Lo único que había podido hacer, y bastante decente, había sido planear un viaje al Lago Encantado, donde ya había preparado todo para un picnic junto a este.

Thomas escondió rápidamente su celular cuando la puerta del baño se abrió, dejando ver a Mal con un vestido morado y unas botas negras en sus pies, sin dejar de lado su característico estilo que le hacía ver como una chica ruda e inalcanzable. El chico soltó un suspiro enamorado, acercándose a ella y tomando su mano, en donde dejó un beso en el dorso de esta.

—Estás preciosa, como siempre, Mal—Sonrió el chico, alejándose un poco para tomar su mano de forma correcta, notando que las mejillas de la chica estaban un poco sonrojadas por sus palabras y acciones—. Vamos, no tenemos tiempo que perder.

La pareja se despidió de Evie antes de salir, caminando hacia las afueras del edificio donde se encontraban las habitaciones, hasta llegar al estacionamiento de la preparatoria.

—¿Dónde iremos?—Preguntó la pelimorada—. ¿Tenemos permitido salir fuera de los terrenos de la escuela?

—No, pero no pasará nada si nadie se entera—Tom se encogió de hombros, extendiéndole un casco de motocicleta y colocándose el suyo segundos después—. ¿Has viajado en motocicleta alguna vez?—La chica negó—. Entonces, me complace ser tu chofer esta tarde, preciosa.

Tom subió a la motocicleta, sintiendo como Mal rodeaba su torso con sus brazos cuando estuvo detrás de él, comenzando a conducir hacia el Lago Encantado.

El viaje no fue muy largo, tardando unos diez minutos en llegar, dejando la moto estacionada a un costado. Tuvieron que caminar un par de minutos, cruzando un largo puente mientras intercambiaban un par de palabras. Mal le confesó que su segundo nombre era Igna, mientras que Tom tuvo que soportar las burlas de la chica cuando esta se enteró que su segundo nombre era Phillip, ya que "Parecía nombre de mascota" según ella.

El chico sintió su corazón latir acelerado cuando Mal quedó sorprendida por el picnic que había preparado a orillas del lago, soltando una risita cuando ella corrió hacia el lugar.

—¡La comida no desaparecerá, Mal Igna!—Exclamó burlón, comenzando a quitarse la ropa para quedar solo en su traje de baño.

El día estaba soleado, hacía algo de calor y tenía el lago a su disposición. ¿Qué podría salir mal?

Tom no tardó en zambullirse en las aguas, sintiendo una repentina corriente de frío por el cambio de temperatura, y al mismo tiempo, sintió que su cabeza dolía por unos segundos. Al salir a la superficie por unos segundos, sintió su vista nublada. Fue como si algo se desbloqueara dentro de sí, como si una parte de él que estaba inhibida volviera a salir a la luz, dándose cuenta de todo lo que había hecho durante esos últimos días.

Y sintió una punzada en su pecho, porque se había dado cuenta que todo ese tiempo había estado bajo un hechizo, pero eso no era lo que más le dolía, sino que le dolía que los chicos de la Isla de los Perdidos, a quienes ya consideraba amigos, le habían traicionado de esa manera.

Una parte de él pensó en hacerle saber al Hada Madrina lo que estaba sucediendo, pero era claro que todo terminaría mal, y quizás, podría arruinarle la vida a esos cuatro chicos, así que, simplemente, fingió que todo estaba igual que hace cinco minutos, saliendo del lago y sentándose junto a Mal y uniendo sus labios en su primer beso con la chica.

—Te amo, Mal—Murmuró Tom, luego de separarse de sus labios—. ¿Pero tú me amas a mi?

Todo era una farsa, porque su corazón solo latía por Ben, su mejor amigo, pero sacrificaría sus propios sentimientos para saber qué era lo que había llevado a Mal a hechizarle cuando le había mostrado sus más puros sentimientos de amistad.

[...]

Ya caída la noche, Thomas se despidió de Mal luego de haberla dejado en su habitación, comenzando a caminar a la suya en silencio, con la cabeza hecha un desastre ante todos los descubrimientos que había hecho en tan solo unas horas.

Al entrar a su habitación, dejó caer su mochila a un costado de la puerta, esquivando al chico que se mantenía a unos metros de él, con los brazos cruzados mientras le miraba con cierta molestia.

—¿Qué haces aquí?—Cuestionó Tom, sin siquiera mirar a Ben—. Al menos deberías avisar si entrarás a mi habitación cuando no estoy.

—Yo creí que estarías aquí, porque no puedes salir de los terrenos de la preparatoria sin permiso del Hada Madrina—Respondió Ben, con un tono molesto de voz—. Oí decir a Jay que tendrías una cita con Mal. ¿Estabas con ella?

—¿Dónde más podría haber estado?—Tom soltó en un tono burlón.

El chico comenzó a quitarse la ropa para colocarse el pijama, pero, cuando apenas se había quitado la camiseta, sintió como Ben le tomaba por la muñeca, haciendo que ambos se mirasen fijamente.

—¿Realmente te gusta ella?

Thomas se sintió confundido al mirar los ojos color miel de Ben, y no respondió a su pregunta al estar en medio de un dilema en su cabeza. Apretó un poco sus puños, porque cuando volvió al presente, Ben había tomado su otra muñeca, dejándole inmovilizado, aunque tampoco el cuerpo de Tom parecía querer luchar, pero todo se fue al diablo cuando los impulsos fueron mayores, y fue él quien tomó el rostro de Ben para pegar sus labios a los del chico en un ansioso y deseoso beso, aceptando el destino que fuera a llegar por hacer lo que su corazón demandaba, pero solo sintió una cálida sensación en su pecho cuando su mejor amigo se limitó a seguir el beso, llevándolo a un ritmo más lento, que simplemente, volvieran a hacer que Thomas estuviera a los pies del Príncipe Benjamin.

MY FAVORITE THINGS ━━ descendientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora