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La llegada del Día de la Familia indicaban que la coronación de Ben estaba a tan solo 24 horas de comenzar.

Los últimos días habían sido un sube y baja de emociones, porque tenía que fingir frente a Mal y los chicos de la Isla que seguía bajo el hechizo de amor, y al mismo tiempo, tenía que fingir que Ben era simplemente su mejor amigo, viéndole feliz con Audrey como si fueran la pareja perfecta.

Bueno, no podía sentirse mal al ver a su hermana con Ben mientras él fingía ser feliz con Mal. Estaban a mano por ese lado, pero aún no se acostumbraba a que Ben se apareciera en su habitación cada noche para hablar de cualquier cosa que no sean sus sentimientos, conversaciones que siempre terminaban en los dos besándose hasta que caían rendidos por el sueño y cansancio del día. Era un ciclo que no parecía tener fin, y Thomas no sabía cuánto tiempo más soportaría jugar a ese juego del amante a escondidas.

Thomas caminó por los jardines de la preparatoria en busca de sus padres, aunque solamente logró ver a su abuela, la madre de su madre. Supuso que, como siempre, sus padres se encontraban bastante ocupados con las tareas de su reino que no tuvieron tiempo de asistir, restándole importancia antes de decidirse a buscar a Mal y a los chicos para enseñarles a jugar cricket.

—Reina Bella, su vestido es precioso—Tom saludó a la madre de Ben cuando la encontró intercambiando palabras con Evie, sonriéndole con cordialidad—. El tuyo también, Evie.

—Hace mucho tiempo no te veía en traje, Thomas—Respondió la mujer—, aún recuerdo cuando corrías por los pasillos del castillo junto a Ben con sus pequeños trajes embarrados cuando tenían 6 años. Cada día estás más grande.

—Me está avergonzando, Reina Bella—Tom soltó una risita—. ¿Han visto a Mal?

—¡Tú!—Se oyó un grito que llamó la atención de todos. Tom no tardó en darse cuenta del paradero de Mal, maldiciendo a sus adentros al ver que se había topado con su abuela—. ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¿Cómo estás tan joven?

—Reina Leah, está todo bien—Ben fue el primero en acercarse, y le agradeció en su interior por ello. Tom no tardó en colocarse junto a Mal, tomando su mano—. Maléfica todavía está en la Isla. Ella es su hija, Mal, es novia de Tom. ¿Recuerda mi proclamación para darles una oportunidad a la nueva generación?

—¿Lo estás diciendo en serio, Ben?—Cuestionó la Reina Leah, horrorizada cuando vio a su nieto tomar la mano de la chica—. ¿Has perdido la cabeza, Thomas? Por culpa de su madre, tu madre fue criada por hadas, ¿No lo recuerdas? Sus primeros pasos, sus primeras palabras... ¡Por culpa de su madre no estuve con mi hija! No confíen en ella...

—Lo lamento tanto...

Mal quiso disculparse, pero Chad se colocó en el camino.

—Aléjate de ella—Exclamó el chico.

—No te metas en esto, Chad—Tom frunció su ceño—. Ahora se ha convertido en un tema a discusión con MI familia.

—Tom tiene razón, Chad—Ben le apoyó.

—No seas crédulo, Ben—Chad rio desganado—. Los criaron sus padres. ¿Qué le enseña un villano a su hijo? ¿Bondad? ¿Juego limpio? Claro que no. Él disfruta lastimar—Apuntó a Jay, para luego apuntar a Evie—. Y a ella solo le importa el dinero.

—¿Acaso eres tú mejor persona por ser hijo de Cenicienta y haber nacido en el lado bueno del mundo?—Tom empujó a Chad, porque ya todo se había vuelto un poco más personal cuando comenzó a insultar a sus amigos—. Eres un narcisista y un cabeza hueca que ama aprovecharse de la gente inocente. Aunque, lastimosamente, no eres superior a nadie, y el título de tus padres no te hace ser alguien que deba ser santificado cuando eres un mismísimo demonio. Ellos no tienen la culpa de los errores de sus padres, pero parece ser un hecho que tu cerebro del tamaño de un maní no puede procesar y que el de todos ustedes no parece comprender tampoco.

—Espejito, espejito en mi mano—Comenzó Evie, acercándose a ellos—. Dime quién es el mayor gusano.

El espejo de Evie dejó ver a Chad, lo que provocó que el chico reaccionara mal, empujando a la peliazul, y por consecuencia, generando que Jay saltara a defender a su amiga. Todo fue de mal en peor cuando Evie lanzó una especie de perfume en el rostro de Chad y este cayó desmayando, provocando que todas las chicas comenzaran a gritar, siendo Audrey la primera en saltar a ayudarlo. 

—¡No me arrepiento de haber terminado contigo, Ben!—Chilló Audrey—. ¡Llevarás a Auradon a su fin!

Tom tuvo que ver como sus amigos se iban de allí luego del espectáculo, viendo como Chad finalmente reaccionaba, siendo guiado fuera de allí por Lonnie y Audrey. El chico se giró a ver a Ben, quien parecía desecho luego de intercambiar unas palabras con sus padres.

—Dicen que es mi culpa...—Murmuró el pelirrubio cuando Tom se acercó.

—No lo es, Ben—Negó Tom, acariciando su hombro para entregarle consuelo—. Ellos son los culpables por tener una mente cerrada. No te arrepientas de tus decisiones.

—Pero, tu abuela...

—Mi abuela no logra diferenciar las cosas—Tom suspiró—. Ella ya no tiene las facultades de Reina. Un Rey piensa de manera crítica y no se deja llevar por las emociones. Ella no puede darse cuenta que los chicos de la Isla no son causantes de los crímenes de sus padres, ellos ni siquiera existían. No podemos encasillarlos en algo que no han hecho. Y eso te hace ser un perfecto candidato para ser Rey, porque sabes ver más allá de lo que todos ven. Y eso me hace estar cada día más enamorado de ti.

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