2.04

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Thomas y Mal volvieron a la guarida luego de reunir algunas cosas de comer para unos días, dispuestos a descansar un poco y a relajarse. Aunque Tom realmente no podía relajarse al cien por ciento por obvias razones.

Mal decidió terminar un graffiti en una de las paredes de aquella guarida, mientras que Tom trataba de conciliar el sueño para dormir aunque sea una hora.

—¿Quién era ese tal Harry?—Preguntó Thomas, mirando el techo de la guarida—. ¿Uma no esa chica a la que le llamabas camarón?

—Harry Hook es el hijo del Capitán Garfio, ya sabes, enemigo de Peter Pan—Respondió Mal, dejando lo que hacía por unos segundos para responder—. Es uno de los perritos guardianes de Uma, la hija de Úrsula. Y sí, Uma es la camarón de las historias que alguna vez te conté.

Mal siguió con su trabajo, y Tom volvió a dejar su mente vagar dentro de sus pensamientos, aunque se alarmó al sentir pasos provenir desde la entrada de la guarida. El chico abandonó la improvisada cama que había armado con uno de los sofás del lugar, comenzando a caminar a pasos cautelosos hacia las escaleras.

Sintió una avalancha de emociones llegar a él cuando se encontró de frente con Ben, vestido totalmente diferente a lo que siempre usaba. Tom pudo suponer que Evie le ayudó con ese cambio de look, pero era lo menos que importaba en ese momento.

—¿Qué haces aquí?—Tom quiso mostrarse firme, pero sus palabras trémulas le delataron su verdadero estado.

El chico retrocedió unos pasos cuando Ben intentó acercarse, apretando sus puños con cierta molestia que comenzaba a surgir.

—Tom... Yo... Yo lamento mucho lo que pasó—Murmuró Ben, deteniendo sus pasos, y mirando con atención al pelinegro—. Todo ha sido culpa mía... Por favor, vuelve conmigo.

Thomas miró lo que Ben le extendía, dándose cuenta que no se trataba nada más ni nada menos que el anillo que Ben le había regalado cuando comenzaron a salir, el que había dejado junto al papel con una breve despedida en su habitación.

—Estás muy equivocado si crees que volveré contigo a la isla considerando tu pobre discurso—Respondió Tom—. Y si llego a tomar la decisión de volver a Auradon en algún momento, no volveré contigo, Ben. No luego de darme cuenta que nunca fui importante para ti, y que solo te interesas por ti mismo.

—Yo... Yo diré la verdad, Tom—La voz de Ben se alzó un poco, y Thomas supo que aquella máscara de aparente tranquilidad en el chico ya no existía—. Yo le diré la verdad a todos sobre nuestra relación y de cuánto te amo.

—No sé si retirar sus palabras hagan algún cambio, Ben—Thomas negó, soltando un suspiro—. ¿Acaso no viste todo el odio que recibí? Yo... No creo soportar seguir en un lugar donde todos me apuntan con el dedo por ser yo mismo, donde están todos contra mi.

—¡Todo estará bien si vuelves conmigo!—Ben tomó la muñeca de Thomas, dejando en su mano aquel anillo—. Yo te amo, Thomas. ¿Acaso tu no me amas a mi?

Thomas apretó sus ojos cuando desvió su mirada por unos segundos, aunque volvió a verle fijo.

—Sí te amo, Ben—Las expresiones del mencionado se relajaron—, pero me amo más a mi, y necesito descansar de todo eso.

El chico volvió a dejar el anillo en la mano de Ben, y decidió tomar distancia, dándole la espalda, porque sabría que no soportaría verle llorar e irse, porque era más probable que fuera detrás de él.

—Ya se ha ido—Habló Mal por primera vez luego de la aparición de Ben, sintiendo como la chica le atraía en un abrazo sincero—. Todo estará bien, Tommy. Ya verás que sí.

El chico frunció su ceño al oír la voz de Evie resonar en la guarida, percatándose que provenía de una especie de comunicador.

—¡M! ¡Mal, soy Evie!—Se oyó la voz de la chica peliazul—. ¡Por favor, tenemos que volver! ¡Déjame hablar contigo un segundo y con Tom!

—¡No te quiero aquí!—Gritó Mal contra el comunicador, dejando hasta allí el intercambio de palabras.

Thomas sabía que Mal estaba decepcionada de Evie luego de minimizar la forma en que se había sentido el último tiempo en Auradon, luego de tener que fingir ser una chica de Auradon ser parte del consejo real de Ben.

[...]

Thomas pasó repetidas veces sus manos por su rostro, deteniendo sus pasos para mirar nuevamente a los tres hijos de villanos que habían aparecido en aquella guarida, tratando de asimilar las palabras que habían dicho.

—Supongo que tiene algo de sentido que hayan accedido a traerlo—Comenzó Tom—, Ben puede ser demasiado insistente cuando se lo propone.

—De todas maneras, si no lo hubieran traído aquí, esto no estaría pasando—Añadió Mal—. ¿En qué demonios pensaban?

—Él igual iba a venir, con o sin nosotros—Respondió Evie—. Solo quisimos protegerlo. Ben realmente quería venir por Tom y por ti, Mal.

—¡Y lo estropeamos totalmente!—Exclamó Carlos, algo alterado.

—¡Bien! ¡Bien!—Jay trató de controlar la situación—. ¿Ahora qué vamos a hacer?

—Ustedes no harán nada, y se quedarán aquí con Tom—Respondió Mal, acercándose a los chicos—. Este es un problema entre Uma y yo. Ella está mal de la cabeza, y ahora tendré que ir a rescatar a Ben.

—Uma también pidió que fuera Tom—Añadió Carlos, deteniendo a Mal—, y ya es bastante peligroso que tengan que ir los dos solos, considerando que está Harry y sus piratas resguardándola. Vas a necesitarnos.

—¡¿Qué?!—Mal soltó una maldición por lo bajo—. Seguro el idiota de Harry fue quien le dio la idea a Uma de tener que llevar a Tom, pero, aún así, debemos ir solos.

—Tiene razón, Evie—Carlos interrumpió las quejas de la peliazul, dejándose caer en uno de los sofás—. No iré a ningún lado entonces.

—Estaremos aquí cuando regresen—Añadió Jay.

Thomas y Mal caminaron fuera de la guarida, dispuestos a ir y enfrentar a Uma y su séquito.

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