Capítulo 9

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-Apartamento 167.-

–Eros.

Llegué a la casa y lo primero que hice fue dejar las llaves y mi teléfono sobre la mesa. Siendo sincero, me costó dejarla sola. Es decir, sé que no está completamente sola, su hermano estaba con ella. Sin embargo, perder a alguien muy importante que te acompañó toda una vida, es.. difícil..

— ¿Eros? Que bueno que llegaste, mira las noticias.. —

Azael señaló al televisor. Hice una mueca al ver a los oficiales de policía y aquella casa.

— Dicen que la policía encontró el cuerpo de una chica. Se dice que tenía los órganos esparcidos por-

Interrumpí a Kaiser..

— Ya..! No sigas.. —

Me tiré en el sillón y cerré los ojos, sujetando el puente de mi nariz.

— ¿Y a ti qué te pasa? —

Suspiré pesadamente.

— La policía no encontró el cuerpo.. fuimos nosotros.. —

— ¿Disculpa? Dijiste.. ¿Fuimos? —

— ¿Fuimos quién..? Eros, por favor, dinos de que estás hablando. —

Gruñí ante la insistencia de Kaiser y la mirada atenta de Azael.

Les conté todo lo que pasó, no me olvidé de ningún detalle. Mis hermanos me miraron fijamente, con una mueca de horror y sorpresa. Me quedé en silencio y fijé mi vista al televisor.

Sin embargo, mi mente estaba en otro lado. Todavía podía sentir la calidez de Blair. No sabía en qué momento tomé el impulso de abrazarla al verla de ese modo. Se me había formado un nudo en la garganta cuando ella no pudo contener las lágrimas. Sinceramente no lo sé.. Ahora tengo la necesidad de buscarla y hablar con ella.

— Eros, ¿Nos estás escuchando? —

Fruncí una ceja y los miré.

— La verdad es que no. —

Kaiser rodó los ojos y suspiró.

— Tenemos que ir al bar.. —

Hice una mueca. Era la tercera vez en la semana que volvíamos al bar. Suspiré y me levanté con pereza.

— Bien, bien.. vayamos y hagamos lo que tengamos que hacer.. —

———

Estando en el bar, golpeamos la puerta y enseguida nos recibieron como de costumbre. Caminamos por un pasillo poco iluminado y doblamos, dando con una puerta. Kaiser tomó el pestillo y abrió la puerta.

— Al fin regresaron.. Siempre se tardan.. ¿Me imagino qué tienen una buena excusa, verdad? —

Hice una mueca y me acerqué.

— Ya estamos aquí, ¿Qué es lo qué quieres? —

Dije sin ganas de hablar. Realmente quería irme cada vez que pisaba este lugar.

— Bien.. en ese caso.. Hoy tienen que participar en una de las carreras clandestinas.. —

— Eso es fácil. —

— No exactamente. Deberán tomar el lugar de los participantes. Pero nadie debe verlos o reconocerlos. —

Que idiotez..

— Ya saben lo que pasará si eso llega a pasar.. —

— Por eso no debe preocuparse, nosotros sabemos lo que tenemos que hacer. —

Entre sombras y Corazones || Libro 1||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora