CAPÍTULO 35

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CHRISTOPHER

—Christopher —aparece el doctor interrumpiendo el incómodo silencio y ganándose mi atención—, tu prometida muere por verte.

—¿Cómo la vio, doctor? —Pregunta Isabel, mientras Alfred aprovecha para acercarse a escuchar que le decían de su hija.

—Está bien, la herida le sigue cicatrizando perfectamente, en este momento se ve débil por la cantidad de sedante y horas que duro inconsciente, pero estará bien

—Doctor —me dirijo a él—, como sabrá lo que pasó no fue un accidente, hay problema si le preguntamos qué es lo que recuerda del disparo.

—Pueden hacerlo, pero sin presionarla a recordar, solo lo que ella pueda contar y si se empieza a ver alteración, dejar el tema, queremos mantenerla estable y no haya complicaciones a causa del estrés. Si no les importa, me gustaría estar presente, en esa plática, por cualquier detalle que se presente.

—No hay problema. —Respondo.

—Entonces, adelante, solo tú y nada más que un par de minutos, más tarde estará ya en cuarto y tendrá el horario de visitas normal para los demás.

—Gracias, doctor. —Respondimos casi todos al unísono.

Seguí los pasos del doctor que me guía de nuevo hasta la habitación donde yace Sophia, sin embargo, antes de entrar a la habitación, tomo mi teléfono y enciendo la aplicación de grabar para no olvidar ningún detalle y entregar esta charla a los encargados del caso.

—Cariño —digo una vez que cierro la puerta—, ¿te sientes mejor? —Pregunto antes de acercarme y unir una vez más mis labios con los suyos.

—Ahora si estoy mucho, mucho mejor. —Contesta con una sonrisa cansada, en respuesta le sonrío de vuelta de la misma manera, porque físicamente me siento agotado, pero no podría estar en otro lugar.

—Me alegra —paso una mano por su cabello—, no sabes cómo deseo estar ya en nuestra casa, acurrucados en la cama. —Tomo su mano, le llevo a mi boca y empuñando los ojos dejo un beso en su dorso.

—Yo igual, odio los hospitales. —Me responde refunfuñando.

—Sophie —digo tras soltar un suspiro—, no quiero molestarte con esto, cariño, pero es necesario, —me giro y a mi espalda, a un lado de la puerta, veo al doctor y este me da un asentimiento con la cabeza— ¿Crees que puedas contarme, que es lo que recuerdas o si lograste ver quien te hizo esto?

—Desde que desperté, he tratado de recordar, pero es imposible —su semblante luce confundido—, no logré ver nada, solo recuerdo estar hablando con mi padre y de la nada ¡PUM! Un dolor espantoso. Lo que si estoy segura, es que venía de en frente —extiende su brazo y lo acerca a su rostro—, no puedo decirte a ciencia cierta si de arriba del edificio o abajo, pero sí que fue de frente. —La veo llevar sus dedos a las sienes y masajear el área.

—De acuerdo, con eso es suficiente, no te alteres —pido mientras tomo una de sus manos y comienzo a frotarla entre las mías para que se distraiga—. Estoy seguro de que ya esto ayudará mucho, ¿sí?

—Lo que sucede es que no me importa demasiado quién me hizo daño, más bien lo que no abandona mi cabeza, es lo que me dijo mi papá, que mi madre había aparecido, por eso fue a buscarme, eso me estaba contando antes de que sucediera lo que me tiene aquí.

—Ya tendrás tiempo de hablar con él —expreso con una mueca—, muy a mi pesar, no se ha despegado del hospital y está pendiente de ti. Cuando estés mejor hablarás con él, ¿te parece?

—Promete que lo harás quedarse hasta que hable conmigo —me pide con un tono de súplica—, promételo.

—Te lo prometo cariño. —Respondo después de soltar un suspiro y es que no hay nada que pueda negarle, no me importa si estoy de acuerdo o no, a mí no me corresponde decidir por ella.

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⏰ Última actualización: May 15 ⏰

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