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✧•°• Corazones rotos °•°✧


Ya sé que esto es el infierno y que, en teoría, es un castigo eterno para aquellos pecadores que la cagaron en vida. Pero ¿qué pasa con aquellos que, como yo, nacieron aquí?, ¿acaso también debemos sufrir en este lugar sin poder salvarnos ni siquiera del exterminio anual? Al cielo parecía darle igual si eras o no un pecador... Para ellos, si estabas en el infierno, debías morir.

Suspiré con molestia, recogiendo las botellas vacías que había sobre las mesas del pequeño bar que llevaba. Tras el último exterminio hace unos meses, había perdido bastantes clientes y, en realidad, solo abría por mera costumbre.

A veces pensaba en aceptar la propuesta de Blitzø -un viejo amigo que recién abrió una pequeña empresa- y unirme a ellos. Aunque siempre descartaba la idea. ¿Yo?, ¿matando personas? No, esos días habían quedado atrás. Ahora prefería una vida tranquila.

-Disculpa, ya es hora de cerrar.- informé, tocando el hombro del pequeño demonio de mejillas rojas que estaba sentado en la barra.

-No quierooo~.- cantareó, dejando caer la mitad de su cuerpo sobre la barra.

Me limito a sentarme junto a él, observando con asombro la pila de botellas vacías que hay a su alrededor. ¿Cómo es que un cuerpo tan pequeño aguanta tanto alcohol?

-... ¿Alguna vez te enamoraste de alguien y estuviste dispuesto a dejarlo todo por esa persona?- me pregunta.

A mi mente viene la imagen de ese maldito demonio sonriente. Y de forma inconsciente, llevo mi mano hacia mi pecho, justo donde debería latir mi corazón.

-Yo... la amo muchísimo...- sollozó él, con la voz rota. -... ¡Tuvimos una hija! Y yo... creí que éramos felices.... *snif*... De verdad lo pensé....- siguió. -¿Por qué nos abandonó entonces?-

Sus ojos, tan rojos como la sangre, se fijan en mí, acumulando pequeñas lágrimas que amenazan con salir y mojar sus adorables mejillitas rojas.

-... no lo sé....- confieso, entristecida.

Algo dentro de mí se partió al verlo cubrirse el rostro ante mi respuesta, tratando de ocultar el mar de lágrimas ahora que lo empapa. Y sin dudarlo, lo abracé, cubriendo su cuerpo en mis brazos de manera protectora.

Él se aferró a mis brazos, como un niño pequeño, pidiéndome que no lo dejara. Así que, comencé a tararear una melodía, mientras acariciaba su suave cabellera rubia.

Y así estuvimos por un laaaargo rato. Al menos hasta que su llanto se fue y, en su lugar, unos ligeros ronquidos llegaron a mis oídos.

Lo separé, despacio, para mirar su rostro durmiente. Debía admitir que era bastante atractivo, incluso tras haber llorado tanto.

-¡Agh!- grité al caer en cuenta de que, dormido, no podría irse a su casa. -Me cago en Dios...-

Como pude, cargué el cuerpo de aquel demonio y lo llevé a la parte de arriba del bar, en la cual estaba mi habitación. Sobra decir que subir las escaleras con él fue un martirio, ya que no dejaba de quejarse y moverse, provocando que casi nos caigamos.

Una vez que logré subirlo, lo recosté sobre la cama, y sus brazos me atrajeron hacia su cuerpo, dejándome aprisionada contra su pecho. Traté de liberarme en varias ocasiones, pero -pese a su diminuto tamaño- tenía bastante fuerza.

Y al cabo de un rato, me resigné.

Me quedé pegada a él, escuchando como llamaba en sueños a una tal Lilith.... Sonrojándome salvajemente cuando sus manos se pasearon por mi cuerpo, apretando descaradamente mi trasero.

¿En qué diablos me había metido?




•°•°•°•
No sé cómo diablos me convencieron de escribir esta historia, pero ahí está.

La historia inicia durante los 7 años previos al piloto y a la serie, específicamente durante el primer año de la desaparición de Lilith y Alastor. Así que, los primeros capítulos son escenarios ficticios a modo de introducción.

También les informo que la portada y las ilustraciones fueron hechas por mí ®️

Sin más que agregar, espero la disfruten 🍎✨

Rotos |Lucifer Morningstar × Fem! Reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora