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✧•°• El club de los perdedores °•°✧
– parte 1 –


  
 

 

   

  
  

 

 
  

 

 

Apreté los ojos, rehusándome a abrirlos cuando unas suaves caricias comenzaron a subir por mis brazos, acompañadas por unos dulces besos en mis hombros. Honestamente, si el objetivo de Lucifer era dejarme inválida, a este paso, lo iba a conseguir.

–Deja de fingir, cariño. Sé que estás despierta.— susurró Lucifer de manera suave y algo ronca, haciendo suspirar con deseo.

–Estoy exhausta…— me quejé, escuchándolo reír.

–Creí que no eras de cristal.—

Abrí los ojos, viendo el hermoso rostro de Lucifer a corta distancia del mío; y fruncí el ceño, haciendo una mueca.

–No soy de cristal. Pero tampoco tengo la capacidad de reponerme tan rápido como tú.— me quejé.

–Entonces deja que te mime para hacerte sentir mejor~♡.—

Rodé los ojos cuando sus manos se colaron por la sabana hasta mi intimidad. Y mis ojos repararon en el pequeño despertador en forma de patito que había sobre la mesa de noche; y de un brinco, me incorporé sobre la cama, haciendo caer a Lucifer por el brusco movimiento.

–¡¡¿ES JUEVES…?!!— chillé, alarmada.

–¿Qué más da?—

–¡¿"Qué más da"?!— repetí, levantándome de la cama –entre quejidos– para comenzar a buscar mi ropa. —¡Que tendría que haber vuelto al hotel el lunes!— expliqué.

–Oh…—

Con las prisas ni siquiera me molesté en colocarme bien la ropa ¿o acaso a mi suéter le había desaparecido el agujero de la cabeza?

Lucifer comenzó a reír, haciéndome girar a verlo, confundida.

–Ay, manzanita ¿qué intentas hacer?— sonrió, abrazándome por la espalda. —No creo que mis pantalones te luzcan bien de sombrero.— agregó.

–¿Qué…?—

Miré la prenda en mis manos y me sonrojé al ver que, efectivamente, se trataba de su pantalón. Me cubrí el rostro, avergonzada, escuchando a Lucifer reírse divertido.

–Vístete con calma y yo te llevaré al hotel ¿te parece?— sugirió.

Asentí, vistiéndome ante su atenta mirada que solo lograba excitarme; aunque traté de ignorarlo. Pero cuando me incliné para tomar mi suéter del suelo, sentí a Lucifer pegado a mi espalda, restregando su despierta entrepierna contra mi trasero.

–L-Luci… voy a llegar tarde.—

–Tranquila, manzanita. Solo necesito diez minutos.—

…. Ay, no.

    
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–Maldito seas, Lucifer..— me quejé, a cada paso que daba.

Por suerte, Lucifer me había transportado al hotel con sus poderes; porque con el tremendo dolor de caderas que me había dejado, me habría sido imposible caminar desde el Castillo Morningstar hasta acá.

Rotos |Lucifer Morningstar × Fem! Reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora