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✧•°• ¡Qué arda el Cielo! °•°✧
– parte 2 –


  

  

  

  

   

  

   

 
   

  

 

POV OMNISCIENTE
 

—¡¡¡¡LUCIFEEEEEEER…...!!!!—

El escuchar la voz de su amada, entre llantos, llamándolo; era peor que si le arrancaran la piel a tiras. Y dolía más, estaba seguro.

Pero no podían solo volver al Infierno.

Conocía a su Padre, ¡y mucho! Y sabía perfectamente que él no los dejaría marchar sin represalias, no. Haría hasta lo imposible por acabar con el nephalem que Litz llevaba en su interior.

Por eso, debía acabar con él. Aquí y ahora.

Sujetó con fuerzas la lanza en sus manos: la lanza del destino. La única arma capaz de acabar con un ser tan poderoso como su Padre, según decían. Y esperaba fuera cierto.

Visualizó a Alastor en la distancia, con su gigantesco tamaño, haciendo frente a su Padre con sus tentáculos.

Decidió aprovechar la distracción que generaba el pecador para lanzarse contra Dios, por la espalda, queriendo acabar con él de un golpe certero.

Pero uno de los ojos de su Padre notó su presencia y, con un rápido movimiento, su ataque se vio evadido sin problemas, recibiendo solo una rasgadura en su capa.

Y Lucifer acabó estrellándose contra uno de los blancas edificaciones del lugar, dejando una fina capa de humo y escombros a su paso.

—¡Mierda…!— se quejó Lucifer, molesto, incorporándose.

—¿Qué haces, Lucero? No puedes matarme con esa vieja lanza.— espetó Dios, con profundo desdén.

Lucifer sonrió, arrogante.

—¿Por qué esquivaste el ataque entonces, Padre?— acusó.

Un rápido vistazo a su espalda alertó a Dios de un nuevo ataque, ésta vez, por parte del pelirrojo: uno de sus tentáculos pretendía apresarlo.

Pero no hizo reparo alguno en esquivarlo. Apenas los tentáculos se cerraron a su alrededor, una ráfaga de viento desgarró aquel oscuro apéndice, como un huracán de espadas afiladas; dejando solo un muñón ensangrentado que se desplomó sobre el suelo.

Creen que pueden vencerme. Pero no pueden estar más equivocados.— sonrió Dios, meneando su índice de un lado a otro, negándolo.

—¡Ja! No te creas muy pode....ro....—

Lucifer dejó su frase a la mitad cuando no pudo alzar la mano para mostrar su dedo medio. Algo retenía sus brazos con fuerza, como hilos que se ceñían a sus muñecas.

Su Padre usaba sus poderes sobre él, no había duda.

Miró a Alastor, frunciendo el ceño, extrañado. El pelirrojo parecía haber detenido todos sus movimientos, pues permanecía con la mirada perdida en algún punto del cielo, ausente de lo que sucedía a su alrededor. Incluso su escalofriante sonrisa parecía haber desaparecido al tener sus labios entreabiertos.

Rotos |Lucifer Morningstar × Fem! Reader|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora